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4 de febrero de 2013

CARTA DESDE BOLIVIA DE LA HNA. FUENCISLA

Hna. Mª. Fuencisla Sanz

Hemos recibido de nuestra misionera segoviana Hna. Mª Fuencisla Sanz  esta carta tan interesante donde nos cuenta toda su rica experiencia en distintos lugares de misión. Te animamos a que leas su testimonio misionero.

Os contaré algo de mi experiencia misionera. Yo, como veis por mi nombre, soy una segoviana, nacida en Segovia y educada en el colegio de las Hijas de Jesús. Allí las hermanas me inculcaron el amor a las misiones y aprendí cómo viven millones de niños en el mundo.

 Muchos viven en guerra otros pasan mucha hambre e incluso mueren, muchos millones no conocen a Dios, no han oído nunca hablar de Jesús ni de su Madre la Virgen. Yo daba gracias a Dios y me sentía muy afortunada de tener unos padres y educadores que me enseñaban sobre Dios y que todos somos hermanos, aunque vivan muy lejos, sean de otra raza u otra religión. Cuando terminé mis estudios a los 18 años, entré en la Congregación de las Hijas de Jesús y a los 24 me enviaron a Filipinas. 


Aprendí el inglés y parte del Tagalog y fui muy feliz enseñando a los niños a conocer y a amar a Jesús. Veía mucha pobreza a mi alrededor y me di cuenta de que la mejor manera de salir de la pobreza era dando una buena educación cristiana a aquellos niños y jóvenes, pues luego se convertían en buenos profesionales, útiles a sus familias y a la sociedad.

Cuando tenía 42 años, mis superioras me enviaron a Bolivia. Un país también muy pobre. Aquí trabajamos con la Institución de Fe y Alegría, lo cual nos permite recibir en nuestros colegios a los niños y niñas más pobres. Ya llevo 24 años dando clases a los niños y jóvenes. Cinco de esos años los he pasado en un lugar que se llama Isoso, cerca de Paraguay.

Es una zona donde viven los guaraníes. Allí la carretera es de tierra y cuando llueve mucho se hacen unos pozos que no permite pasar las movilidades y hay que esperar a que deje de llover y se seque. Solo entra el autobús tres veces por semana. El agua llega a la comunidad con un motor que se estropea con frecuencia. Hace mucho calor y el agua es muy importante para todo. Sólo hay un teléfono para todo el pueblo y no llega la televisión ni hay cobertura para móviles. No hay electricidad. Pero hemos vivido felices y una se convence de que se puede vivir feliz sin tantas cosas.

Los niños del Isoso son niños felices dando patadas a una lata, haciendo volar cometas o columpiándose en la rama de un árbol. Allí tenemos un colegio de Fe y Alegría de donde ya han salido 15 promociones de bachilleres que después siguen estudiando en Universidad, en la Normal o en algún Instituto. En el colegio ya tenemos algunos profesores que han sido nuestros alumnos.

Este año me han destinado a la ciudad de Potosí que está a 4.070 metros sobre el nivel del mar. Fue un gran cambio para mí, pues de pasar muchos años en lugares llanos y de mucho calor, he venido a un lugar de mucha altura y de mucho frío. Pero aquí también está Jesús y me acompaña cuando voy y vengo del colegio por unas calles que son cuestas muy empinadas y no se puede correr, porque el corazón late a mucha velocidad y hay que caminar muy despacito, cuando es subida.

Es como una aventura cada día y cuando llego al colegio y veo a los niños y niñas que se me acercan a saludarme y a abrazarme, se me olvida todo lo que he caminado. Es muy divertido escuchar preguntas como estas: ¿Por qué eres tan blanca? ¿Por qué tienes tu pelo blanco? Algo muy bonito que tenemos en este colegio es la integración de otros niños con capacidades diferentes. En 4º de Primaria tenemos cuatro niños sordomudos. En 5º hay una niña que escribe con mucha dificultad, pero lo que no puede escribir pregunta si puede dibujarlo y hace unos dibujos muy expresivos en los que dice todo lo que piensa. Es muy educadita y encantadora.

 En otros cursos hay niños con retraso mental 
 y hacen lo que pueden y sus compañeros han aprendido a quererlos y a ayudarlos y no se ríen nunca de ellos, pues sus profesoras les han explicado lo importante que es estar sanos y cómo tienen que dar gracias a Dios por lo que han recibido. Bueno, esta es una partecita de mi experiencia. Pido a Dios que escuchen a Dios en su corazón pues, quién sabe... tal vez Jesús esté queriendo llamar a algunos de vosotros también a ser misioneros de vanguardia. Ya lo sois al rezar por nosotros, pero también hacen falta misioneros que salgan a otros lugares lejanos para compartir su fe con los que no han oído hablar de Jesús. Yo también rezo por vosotros. Un abrazo fuerte. Ma. Fuencisla Sanz.