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17 de junio de 2015

DESDE CHILE NOS ESCRIBE EL MISIONERO SEGOVIANO P. PABLO DE JUAN

Te mando un afectuoso saludo desde Santiago de Chile. Me dio mucho gusto conocerte junto con mi hermano cuando fuimos al obispado. Te agradezco la labor callada pero fructuosa de dar a conocer la pastoral de los segovianos en diferentes partes del  mundo. Hace tiempo que tenía pensado escribirte para compartir brevemente mi actividad pastoral. Por mi parte te cuento un poco lo que hago.

Soy Legionario de Cristo desde los 13 años que entré al Seminario en Ontaneda (Santander). Este año cumplo 50 de edad y 19 de sacerdote. Soy feliz con mi vocación y nunca dejaré de agradecer a Dios este don maravilloso e inmerecido. He trabajado en España, Italia y México. Ahora en Chile desde hace casi 9 años. Somos 9 hermanos, todos segovianos. Uno  de ellos también sacerdote legionario que trabaja en Florencia. 

Mi labor sacerdotal tiene dos vertientes. Por un lado dirijo la pastoral de los jóvenes universitarios que pertenecen a nuestro Movimiento Regnum Christi. Son unos 150 jóvenes que participan regularmente en formación, retiros, orientación espiritual y sobre todo muchos apostolados con gente de escasos recursos.

Por otra parte llevo adelante algunas obras sociales católicas con estos universitarios. Por ejemplo damos clases de reforzamiento escolar en poblaciones vulnerables. Todas las semanas llevamos cenas calientes y compañía a vagabundos. Organizamos fiestas y pasatiempos a niños enfermos. Hacemos varias misiones evangelizadoras a lo largo del año. Etc. Etc.

Pero el apostolado más grande en el que colaboro como capellán, es la construcción de capillas en zonas rurales. En lugares recónditos a lo largo de este país (y digo largo con conocimiento de causa pues Chile es literalmente largo…) llegamos con los universitarios para levantar estas capillas. Son sencillas, pero hermosas y bien construidas. Los mismos jóvenes las han diseñado y ellos las construyen. Hemos hecho ya más de 90. Tienen una capacidad de unas 40 personas y están destinadas a parajes donde no hay iglesias y las comunidades celebran los sacramentos en casas o en sedes sociales. El nombre de este apostolado no sonará muy bien en España y lo entiendo. Se llama “Cruzada”. No tiene ninguna connotación agresiva ni mucho menos, pero sí conquistadora de almas y recuperación pacífica del catolicismo donde las sectas van ganando terreno. Junto con la construcción va la misión puerta a puerta, donde compartimos la fe de nuestros jóvenes con la gente de los pueblos. Nuestro mayor impacto es la alegría de vivir una fe plena y joven.

Estamos preparando la próxima construcción para el mes de julio. Si Dios quiere dejaremos 8 capillas un una zona rural a cinco horas al norte de Santiago. Se llama Combarbalá. Con 250 jóvenes, en su semana de vacaciones de invierno (aquí es hemisferio sur), dejaremos listas las capillas. Ahora estamos trabajando intensamente para recaudar los fondos. Los mismos universitarios organizan cenas benéficas, piden dinero en los semáforos, realizan actividades variadas para la consecución de los recursos necesarios. Mando alguna fotografía de la construcción del año pasado, a la vez que me atrevo a solicitar ayuda por si alguien quisiera cooperar. El valor de cada capilla es de unos 2.500 euros.

Cuento con las oraciones de tantos segovianos por los misioneros que lejos del acueducto, de Cándido y del alcázar, nos encontramos por todo el mundo aportando todo nuestro esfuerzo por hacer crecer el evangelio. Un abrazo de corazón.


Pablo de Juan, LC