Arian Maka es un joven
albanés al que la amistad y cercanía de los misioneros le ha cambiado la vida
Ahora se siente valioso para la
Iglesia y con otros jóvenes anuncia el Evangelio a los niños en la parroquia de
San Alfonso, en Kamëz, Albania.
“Mi
nombre es Arian Maka tengo 19 años y soy estudiante de finanzas en la
Universidad de Tirana. Trabajo con mi padre en un negocio de metalurgia. Vivo
en Kamëz con mi familia, nuestra casa es bastante grande pero mi barrio es bastante humilde,
las calles no están asfaltadas, pero
la gente del vecindario es muy dulce y respetable.
Muchos de mis vecinos viven de lo que reciben de sus
familiares en el extranjero, de hecho, también mis hermanos mayores están en el
extranjero trabajando y forjándose un futuro. Este es uno de los dramas del país,
todos los jóvenes sueñan con salir de Albania para labrarse un futuro.
Cuando
era pequeño solía ser monaguillo en la iglesia, mi familia es católica de toda
la vida, como el 10% de la población albanesa, en especial los que vienen del
norte del país. Cuando empecé a crecer solo venía a Misa, no tenía más contacto
con la comunidad eclesial, estuve muchos años en esta dinámica. No participaba
de los grupos porque nadie me invitaba, ni me acogía.
Cuando
llegó aquí la comunidad de misioneros
Redentoristas ellos se dieron cuenta de que yo estaba
siempre en Misa, así que se acercaron y me
invitaron a participar de las actividades porque veían que
tenía interés en las cosas de la iglesia.
En ese momento empecé a participar en diferentes actividades
y los misioneros me
hicieron sentir que era valioso para los grupos de jóvenes de nuestra Iglesia. Empecé
a tener cada vez más interés y participar en todas las actividades
pastorales. Empecé a vivir la espiritualidad, venía por lo que vivía aquí, y
eso fue cambiando mi vida.
El
verano pasado los misioneros me ofrecieron ir a Granada, a una misión
internacional de jóvenes redentoristas de todo el mundo; allí tuve un encuentro muy especial con Cristo en
la catedral de Granada que
cambió mi vida. Desde entonces me
he involucrado de forma muy activa en el grupo ‘Chiro’ de
la parroquia de San Alfonso de Kamëz donde
junto a otros jóvenes trasmitimos la fe a los niños mediante
juegos y dinámicas.
Mi
relación personal de amistad y cercanía con un misionero, me ha hecho
comprender mejor la cercanía de Jesucristo con sus discípulos, y me ha hecho
sentir más libre acercarme al sacramento de la Reconciliación”.
Arian Maka, Albania
Fuente: Obras Misionales Pontificias