“La muerte trágica del Beato
Pietro Claverie y de 18 compañeros mártires es una semilla sembrada en momentos
difíciles, fecundada por el sufrimiento que dará frutos de reconciliación y de
justicia”
Los
siete monjes trapenses del monasterio de Nuestra Señora del Atlas de Tibhirine,
secuestrados y asesinados por terroristas islámicos en Argelia en 1996, han
sido beatificados este sábado 8 de diciembre en Orán, Argelia, en una ceremonia
presidida por el Cardenal Giovanni Angelo Becciu, Prefecto de la Congregación
de las Causas de los Santos.
Junto
a ellos, también han sido proclamados beatos otros 12 mártires, entre ellos el
Obispo de Orán Mons. Pierre Claverie, asesinados por odio a la fe durante la
guerra civil que padeció Argelia en la década de 1990.
En
la homilía pronunciada en la catedral de esta histórica ciudad africana, el
Cardenal Becciu afirmó que, entre la multitud de mártires, “la Iglesia desea
llamar hoy por su nombre a estos 19 nuevos Beatos asesinados entre 1994 y 1996
en lugares y momentos diferentes, pero en el mismo contexto turbulento”.
“En
esta tierra, aquí en Argelia, han anunciado el amor incondicional del Señor
para los pobres y los marginados, testimoniando su pertenencia a Cristo y a la
Iglesia hasta el martirio”, señaló.
Originarios
de ocho institutos religiosos diferentes, “estos hermanos nuestros y estas
hermanas nuestras vivían en este país desarrollando diferentes misiones y
fueron fuertes y perseverantes en su servicio al Evangelio y a la población, a
pesar del clima amenazador de violencia y de opresión que les rodeaba”.
Al
leer sus biografías, “resulta impactante comprobar cómo todos ellos,
conscientes del riesgo que les asediaba, decidieron valientemente permanecer en
sus puestos hasta el fin. En ellos se desarrolló una fuerte espiritualidad
martirial erradicada en la perspectiva de sacrificarse y ofrecer la vida por
una sociedad reconciliada y de paz”.
“La
Iglesia, escribiendo sus nombres en el libro de los salvados y de los Beatos,
desea reconocer la ejemplaridad de sus vidas virtuosas, del heroísmo de la
muerte de estos extraordinarios trabajadores de paz y testimonios de
fraternidad”.
El
Cardenal insistió en que “la muerte trágica del Beato Pietro Claverie y de 18
compañeros mártires es una semilla sembrada en momentos difíciles, fecundada
por el sufrimiento que dará frutos de reconciliación y de justicia”.
“Esa
es nuestra misión de cristianos: sembrar cada día la semilla de la paz
evangélica para disfrutar los frutos de la justicia. Con esta beatificación
queremos decir a toda Argelia que la Iglesia sólo desea servir al pueblo
argelino testimoniando el amor hacia todos”.
En
su homilía, el Cardenal se remitió también al Libro del Apocalipsis para
explicar que las vestiduras blancas de la multitud de salvados descrita en la
visión de San Juan “simboliza el color de la luz divina y de la gloria pascual.
Pero el blanco de las ropas se obtiene sumergiéndolas en la sangre roja de
Cristo”.
De
esa manera, “el esplendor se consigue por medio del crisol del sufrimiento, de
la entrega de sí, de la Cruz”, en definitiva, “participando en la pasión y
muerte de Jesús, el rey de los mártires”.
El
Cardenal finalizó: “Estamos todos confortados en la certeza de que estos
hermanos y estas hermanas mártires, con su sacrificio, con su constante
intercesión y con su protección, harán crecer en esta tierra abundantes frutos
de bondad y de relación fraterna”.
Fuente:
ACI