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21 de junio de 2021

SACERDOTE DENUNCIA SECUESTRO DE “CIENTOS” DE NIÑOS POR YIHADISTAS EN MOZAMBIQUE

El sacerdote explicó que “los terroristas utilizan a los niños para entrenarlos y adherirlos a sus filas, mientras que a las niñas las violan y las convierten en sus esposas. A algunas, cuando ya no les interesan, las echan”

Habitantes de Mozambique, Cabo Delgado.
Fuente: Dominio público

El P. Kwiriwi Fonseca denunció que los terroristas yihadistas no solo causan la muerte y desplazamiento de miles de personas en Mozambique, sino también secuestran cientos de niños para forzar a tomar las armas a los varones y casar y violar a las niñas.

El P. Fonseca sirve como sacerdote en Pemba, capital de la provincia Cabo Delgado (Mozambique). Además, es el responsable diocesano de las comunicaciones. La región de Cabo Delgado sufre la presión de grupos armados ligados al Estado Islámico (ISIS) desde el año 2017.

El sacerdote dijo a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) que tras los ataques terroristas en Cabo Delgado en 2017, los yihadistas han dejado más de 2.500 muertos y más de 750 mil desplazados, y continúan secuestrando a un gran número de personas, sobre todo menores de edad.

La fundación pontificia señaló que si bien “no hay estadísticas oficiales al respecto”, el P. Fonseca afirmó que “si contamos todos los pueblos donde ha habido secuestros”, “podemos hablar de cientos” de personas secuestradas.

El sacerdote explicó que “los terroristas utilizan a los niños para entrenarlos y adherirlos a sus filas, mientras que a las niñas las violan y las convierten en sus esposas. A algunas, cuando ya no les interesan, las echan”.

El P. Fonseca “mantiene contacto con decenas de víctimas desplazadas por la violencia terrorista y está en permanente comunicación con otros sacerdotes y religiosas de la provincia de Cabo Delgado”, indicó ACN.

Señaló que una de las víctimas que lo alertó de esta dramática realidad fue la hermana Eliane da Costa, religiosa brasileña de la Congregación de San José de Chambéry, que fue raptada cuando los terroristas tomaron la ciudad de Mocímboa da Praia, en agosto de 2020. Los yihadistas también raptaron a otra religiosa de su congregación, la hermana Inés Ramos, y a decenas de personas.

“La hermana Eliane pasó 24 días entre los terroristas, en el monte, y me pidió: ‘Padre Fonseca, no se olvide de las personas raptadas, sobre todo de los niños y adolescentes que son entrenados para ser terroristas’”, relató el sacerdote.

El sacerdote dijo que otra de las víctimas con la que también mantiene contacto es la señora Mina, una mujer que presenció el asesinato de su esposo y su hermano, y sufre por el secuestro de sus tres hijos menores de edad a manos de los terroristas.

El ataque ocurrió en Mucojo, un puesto administrativo costero del distrito de Macomia. El sacerdote relató que cinco terroristas de Al-Shabaab aparecieron en Mucojo y al encontrar a Mina y su familia, anunciaron que raptarían a sus hijos de 14, 12 y 10 años.

El sacerdote dijo que luego “ataron al marido y al hermano e insistieron en que la mujer se fuera porque iban a matarlos”, pero como “ella se negó”, presenció el homicidio junto a su hija de entonces 2 o 3 años. “Hoy día, esta niña continúa asustada e insiste en que vuelvan a la aldea para ver a su padre. Ella presenció toda la escena”, agregó.

ACN señaló que para el P. Fonseca no hay duda de “que estos chicos están siendo sometidos a procesos de radicalización para ser incorporados a las filas terroristas”.

“Creo que la radicalización es el objetivo. Estamos hablando de jóvenes y niños que dejaron sus casas el año pasado o el anterior. Es un largo tiempo en contacto con el mal y uno acaba asimilando el mal. La interacción con ellos puede convertirlos en el peor tipo de terroristas”, dijo.

Finalmente, señaló que “si se intensifica esta guerra y socios internacionales, otros gobiernos y países pretenden ayudar a Mozambique a eliminar a los terroristas […] también podrían morir muchos inocentes”.

Por Cynthia Pérez 

Fuente: ACI Prensa

30 de marzo de 2021

AYUDA A LA IGLESIA NECESITADA: LA OPINIÓN PÚBLICA MUNDIAL IGNORA LOS HORRORES QUE SE PRODUCEN EN MOZAMBIQUE

País desbordado por el terrorismo yihadista desde el 2017

Dominio público
«Casi todas las semanas llegan a Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) nuevas informaciones sobre los horrores que se están produciendo en Mozambique. A la opinión pública mundial le pasan prácticamente inadvertidas las catástrofes humanitarias que, una tras otra, se suceden allí», declara Ulrich Kny, el responsable de proyectos para este país del sureste africano de la fundación católica.

Mientras que el terror yihadista sigue avanzando cada vez más en esta región fronteriza con Tanzania, con lo que aumenta la miseria de los refugiados, el país está siendo actualmente asolado por la pandemia del Covid-19. «Aunque la primera oleada fue relativamente leve, desde enero el número de personas contagiadas se ha disparado. El fuerte aumento del número de muertes es preocupante», afirma el responsable de proyectos en ACN. Además, siguen propagándose las infecciones de cólera, como consecuencia de las desastrosas condiciones higiénicas reinantes en los campos de refugiados, donde no hay acceso al agua potable.

Más de 600.000 desplazados

Kny relata una conversación que mantuvo con la religiosa Aparecida Ramos Queiroz, responsable de coordinación de los proyectos de ayuda en la diócesis de Pemba, en el norte de Mozambique. Cientos de miles de refugiados procedentes del norte del país han encontrado refugio en la capital de la provincia de Cabo Delgado y en las comunidades aledañas. Según las cifras de la ONU, casi 670.000 personas se encontraban desplazadas a finales de 2020.

Nueve de los diecisiete distritos de la provincia de Cabo Delgado han sufrido ya ataques. La violencia afecta a toda la sociedad, no solo a los cristianos, según explica sor Aparecida: «Se ataca tanto a las instituciones musulmanas como a las cristianas. Los cristianos no somos el principal objetivo de los insurgentes».

Sin embargo, la Iglesia también sufre intensamente las consecuencias de la violencia, según expone la religiosa: varias iglesias han sido completamente destruidas, seis de las 23 parroquias de la diócesis de Pemba han quedado abandonadas porque la situación es demasiado insegura y la mayoría de los fieles han huido. Sin embargo, en una de las parroquias abandonadas, una religiosa y un joven vicario parroquial se ocupan de las personas que son demasiado pobres incluso para huir.

Sacerdotes y religiosos atienden a los refugiados

«Entre tanto, el gobierno ha comenzado a reubicar a los refugiados desde Pemba a otros lugares de la región. Muchos se alojan en casas particulares, otros en nuevos asentamientos de refugiados», según describe Ulrich Kny la situación. La mayoría de los sacerdotes y religiosas de las regiones en conflicto han huido con sus fieles, dijo. «Ahora intentan continuar la atención pastoral entre los refugiados desde las parroquias donde han sido alojados, están siendo apoyados en la medida de sus posibilidades por los colaboradores de la Iglesia sobre el terreno».

Debido a que, a pesar de la ayuda internacional, hay una gran escasez de alimentos y muchas personas pasan hambre, ACN ha otorgado a la iglesia local una ayuda de emergencia de 160.000 euros. «Gracias a esta ayuda están distribuyendo alimentos a los refugiados a través de sacerdotes y religiosas», informa Kny. Otro proyecto está dedicado al apoyo psicosocial de los refugiados, la mayoría de los cuales están gravemente traumatizados tras el inimaginable sufrimiento causado por el terror y la huida. Mientras tanto, más de 120 agentes de pastoral y voluntarios han recibido formación psicológica en Pemba.

Además de los proyectos de emergencia, ACN financia en Mozambique ayudas para el sustento de sacerdotes y religiosos, para la formación de seminaristas y para apoyar la labor de la Iglesia en los medios de comunicación.

El responsable de proyectos explica que: «La Iglesia en Mozambique es un ancla de esperanza y caridad en un mar de sufrimiento y violencia. Por eso el país es una prioridad para nosotros. Toda ayuda alivia el sufrimiento de las personas maltratadas y desarraigadas».

Fuente: ACN/InfoCatólica