En este mes de marzo nos hemos
reunido en el Convento de San Juan de Dios de las Monjas Franciscanas de la
Tercera Orden regular para rezar por los misioneros y así nos acogían a todos
los que participamos en la oración:
"Estamos entrando ya en
la última semana de la Cuaresma, este tiempo litúrgico tan lleno de sentido
para poder dar un giro a nuestras vidas y volvernos más hacia el amor
misericordioso de Dios.
Debemos ser realistas, ver lo negativo, los
problemas y las desgracias que aquejan a nuestro mundo, pero no podemos adoptar
una postura derrotista sino más bien alegrarnos por la posibilidad que tenemos
de cambiar lo malo que hay en nosotros y en el mundo y de disfrutar de los
maravillosos ejemplos de amor y fraternidad que también se dan.
Todavía estamos a tiempo
para mirar en nuestro interior y escuchar la voz de! Señor, para vivir más
coherentemente y con más santidad nuestra vida, si vivimos conectados con Dios,
también vivimos conectados a los demás, sirviendo con amor, alegría y entrega,
sea en la actividad, sea en la oración como vamos a hacer ahora.
Compartamos la alegría de
vivir nuestra fe y alabemos al Señor con todas la fuerzas, porque esa es
nuestra vocación aquí en la tierra y nuestro destino en el cielo."
BREVE HISTORIA DEL CONVENTO DE
SAN JUAN DE
DIOS MONJAS FRANCISCANAS DE LA
TERCERA ORDEN REGULAR (T.O.R.)
El Convento de San Juan de
Dios de Monjas Franciscanas de la Tercera Orden Regular de Penitencia (T.O.R.),
llamadas cariñosamente "Juaninas", fue hospital en el año 1594
fundado por Diego López, acomodado sastre segoviano, y estuvo a cargo de 4
hermanos de la naciente Orden de San Juan de Dios, venidos de Madrid; también
Diego López ingresó en la Orden y se dedicó en cuerpo y alma a los pobres y
menesterosos, sus restos están enterrados en la capilla del convento; lo
regentaron hasta el año 1837, año de la desamortización de Juan Álvarez
Mendizábal.
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En 1604 el Papa san Pío V
les mandó recluir y guardar clausura, siendo comisario para efectuar el
encerramiento Fr. Francisco de Seguera, franciscano descalzo de Segovia. A la
Superiora o Ministra se le dio el título de abadesa y a las demás de monjas,
así el Beaterío se convierte en el Convento de Santa Isabel de la Villa de El
Espinar.
En los siglos XVII y XVIII
sobre todo, en que lo religioso impregnaba el vivir de las gentes, el Convento
de Santa Isabel prosperó mucho espiritualmente y material. Según cuenta Domingo
Rodríguez de Arce en Historia del Espinar: “Había en él gente de gran virtud y
muy principal. También esbelta iglesia, un bonito altar plateresco con
Sacramento y otros tres altares y coros, órgano y oratorio, celdas y huerta y
hacienda con que pagar al Vicario y a las criadas”.
En el siglo XIX las cosas
cambian:
1808: la Guerra de la
Independencia las obliga a abandonar el convento y regresando a él en 1817.
1835: la desamortización las
despoja de toda hacienda pasando grandes penurias.
1868: por orden del Gobierno
el día 24 de diciembre tuvieron que abandonar el convento con muchas lágrimas,
dicen las crónicas, e instalarse en el convento de San Antonio el Real de
Segovia.
1875: se trasladaron a lo
que fue hospital de Convalecientes San Joaquín y Santa Ana.
1888: el 3 de mayo se
instalan definitivamente en lo que fue hospital de San Juan de Dios, actual
convento, donde llevamos 120 años.
Este es nuestra andadura, cuatro siglos de
gozos y esperanzas, de dolor y angustia, vividos con espíritu evangélico al
estilo de San Francisco de Asís nuestro fundador y de Santa Isabel de Hungría
nuestra Patrona; en vida fraterna, de penitencia y alegría, de oración y acción
de gracias,
retiradas del mundo sentimos muy presentes las necesidades de todos nuestros
hermanos y hermanas, intercediendo diariamente por ellos.
En la actualidad nos dedicamos a lavar, planchar y
reparar principalmente ropa de iglesia, y trabajos de artesanía por encargo.
Formamos la Comunidad nueve hermanas.