El Papa ya lo había anunciado y lo ha cumplido: ha
publicado una exhortación apostólica sobre el anuncio del evangelio en el mundo
actual. Ya el título recuerda a la gran exhortación de Pablo VI la Evangelii nuntiandi sobre
la evangelización. Pretende proponer el modelo misionero como inspirador de toda
la labor evangelizadora de la
Iglesia y de los discípulos de Cristo para que sean
misioneros.
El acto simbólico de entrega tuvo lugar el pasado
domingo en la celebración de la misa de Cristo Rey de clausura del Año de la fe.
Ante una gran multitud, con la presencia por primera vez en un acto público de
las reliquias del apóstol Pedro, al final de la celebración, el Obispo de Roma
entregó simbólicamente su exhortación apostólica Evangelii gaudium a 36
representantes del pueblo de Dios provenientes de 18 diversos
países.
Al inicio de la exhortación apostólica el Papa
dice: “quiero dirigirme a los fieles cristianos para invitarlos a una nueva
etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha
de la Iglesia
en los próximos años”. Ciertamente el Papa ve la clave de la evangelización en
la alegría que viene de la fe en el Evangelio. De hecho el capítulo primero se
llama “La alegría que se renueva y se comunica” y el segundo “La dulce y
confortadora alegría de evangelizar”, un deseo expresado por Pablo Vi en
la Evangelii
Nuntiandi (n. 75) y que el papa Francisco ha repetido ya desde
antes de su elección.
El Papa también hace referencia
a dos grandes constantes de su magisterio. La primera es la necesidad de una
fuerte espiritualidad que sea motor de la tarea evangelizadora: “Si bien esta
misión nos reclama una entrega generosa, sería un error entenderla como una
heroica tarea personal, ya que la obra es ante todo de Él, más allá de lo que
podamos descubrir y entender. Jesús es «el primero y el más grande
evangelizador». En cualquier forma de evangelización el primado es siempre de
Dios, que quiso llamarnos a colaborar con Él e impulsarnos con la fuerza de su
Espíritu” (n. 12). Y la segunda (abriendo el tercer capítulo, “La nueva
evangelización para la transmisión de la fe”) la primacía de la misión ad
gentes: “Juan Pablo II nos invitó a reconocer que «es necesario mantener viva la
solicitud por el anuncio» a los que están alejados de Cristo, «porque ésta es la
tarea primordial de la Iglesia » (RMi 34), para desde ahí
entender toda la labor evangelizadora de la Iglesia : “la salida misionera es el
paradigma de toda obra de la Iglesia ”.
Por eso el Papa dice que ha renunciado a hacer un
gran documento que trate detenidamente totas las cuestiones de la evangelización
porque, dice, “tampoco creo que deba esperarse del magisterio papal una palabra
definitiva o completa sobre todas las cuestiones que afectan a la Iglesia y al mundo”. El
Papa apela al discernimiento de los respectivos obispos respecto de “de todas
las problemáticas que se plantean en sus territorios” y una “saludable
descentralización” (n. 16). Por eso opta ( n. 17) por “proponer algunas líneas
que puedan alentar y orientar en toda la Iglesia una nueva etapa
evangelizadora, llena de fervor y dinamismo. Dentro de ese marco, y en base a la
doctrina de la
Constitución dogmática Lumen gentium, decidí, entre otros
temas, detenerme largamente en las siguientes
cuestiones:
a) La reforma de
la Iglesia en salida
misionera.
b) Las tentaciones de los agentes
pastorales.
c) La Iglesia entendida como la totalidad
del Pueblo de Dios que evangeliza.
d) La homilía y su
preparación.
e) La inclusión social de los
pobres.
f) La paz y el diálogo
social.
g) Las motivaciones espirituales para la tarea
misionera.
Además el papa Francisco reconoce que se ha
extendido en estos temas no con la intención de ofrecer un tratado “sino sólo
para mostrar la importante incidencia práctica de esos asuntos en la tarea
actual de la Iglesia.
Todos ellos ayudan a perfilar un determinado estilo
evangelizador que invito a asumir en cualquier actividad que se realice” (n.
18).
La exhortación promete ser muy fecunda para
despertar en los cristianos el celo por la misión y para fecundizar la actividad
evangelizadora de la
Iglesia. Un digno colofón del Año de la fe, para que nuestra fe
sea misionera.
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Juan Martínez
Obras
Misionales Pontificias España