El 6 de enero, día de la Epifanía, se celebra la Jornada de Catequistas Nativos bajo
el lema "Catequistas nativos, testigos de la fe y la
caridad"
Catequistas nativos: En cada lugar ha
de ser anunciado el Evangelio, de modo que allí quede constituida la comunidad
de seguidores de Jesucristo, con organización eclesial propia y líderes propios,
capaces de caminar ellos solos tras las huellas de su
Maestro.
Testigos de la fe y la caridad: Esos
líderes nativos han de convertirse en anunciadores del Evangelio por la firmeza
de su fe y por la bondad de su corazón. Palabra y
testimonio.
Con fuerza y empuje las nuevas comunidades se van
multiplicando y consolidando. Los catequistas y delegados de la palabra
congregan a esas comunidades, les ayudan a conocer más y más la palabra de Dios,
les animan a orar y a vivir ese Evangelio. Y “la semilla crece sin saber
cómo”.
Este año, con el lema de «Catequistas
nativos, testigos de la fe y de la caridad» quiere subrayar la dimensión
creyente y fiel de estos y estas catequistas, que muchas veces y en medio de
situaciones duras y difíciles, han mantenido una fe responsable y alentadora de
sus comunidades. Puestos al servicio de la comunidad velan por ella y sus
necesidades y están siempre con una disponibilidad enorme. Aman a
la Iglesia , la
defienden y la realizan en el espacio en el que viven. Son una verdadera
estrella de la fe y la caridad. Recordarlos en este día para orar, para rezar y
para ayudarles, nos es debido si es que somos
agradecidos.
El papel de los
catequistas nativos en los países de Misión
Los catequistas nativos o también llamados líderes
de comunidades, a veces también llamados delegados o delegadas de
la
Palabra.
En muchos rincones se hace inaccesible para el
misionero extranjero llegar a lugares o ambientes específicos si no hay alguien
de la tierra, conocedor de la cultura, la lengua y el territorio, la realidad
concreta.
En muchos lugares son traductores de
la Palabra que
se predica, amigos o compañeros de fatigas y alegrías de los misioneros, pero
también son la familia primera que se tiene. Los catequistas nativos son una
necesidad para que la
Palabra de Dios cuaje en el terreno en el que se ha
sembrado.
No podemos cruzarnos de brazos. Esta es la misión.
Y nosotros estamos aquí para apoyarla y respaldarla. Porque ese es el encargo
recibido del Maestro.
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