La religiosa Teresa
Amayuelas asegura sentirse «orgullosa de ser una misionera española» por la
enorme solidaridad de los ciudadanos
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Foto: OMP |
Muchos de los 11.000
misioneros que España tiene repartidos por los lugares más recónditos del
planeta están en zonas donde se viven conflictos enquistados.
Es el caso de Teresa
Amayuelas, una religiosa concepcionista que fue obligada a salir de República Democrática
del Congo (RDC) en dos ocasiones. La primera fue en la década de los 90 por
orden de sus propias superioras después de que en este país africano comenzara
a vislumbrarse el inicio de una guerra civil.
«Cuando trabajas en la
misión lo que menos quieres es abandonar a la gente y sobre todo cuando hay
problemas graves, pero entendí que la obediencia a mis superiores era en ese
momento la mayor entrega y entonces le ofrecí a Dios este desgarro por el país
que dejaba», explicó la misionera, durante la presentación del Día Mundial de
las Misiones (Domund), que se celebró este domingo 20 de octubre.
La hermana Teresa regresó
años después a RDC para poner en marcha un centro de enseñanza sin saber que le
esperaba una experiencia trágica. Un día, mientras acompañaba a los niños al
colegio un hombre le agredió. «Me dio doce puñaladas y yo estaba bañada en
sangre. Los niños le tiraron piedras. En ese momento yo escuché a Jesús que me
decía: “No temas”.
De aquella experiencia me
quedó un gran agradecimiento porque me ayudó a entender qué es ser en verdad
misionero: compartir el sufrimiento de la gente en mi carne», explicó la
religiosa.
En esta ocasión la
misionera concepcionista no pudo regresar a RDC hasta que su agresor murió
muchos años después porque la había amenazado de muerte.
Ahora la hermana Teresa
trabaja en una ONG que las concepcionistas tienen en Madrid, lo que le permite
ver la otra cara de las misiones.«Me siento orgullosa de ser una misionera
española porque veo que mucha gente comparte y trabaja aquí con ahínco por
ayudar a los demás allí», señala.
Laura Daniele
Fuente: ABC / Alfa y Omega