País desbordado por el terrorismo yihadista desde el 2017
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Mientras
que el terror yihadista sigue avanzando cada vez más en esta región fronteriza
con Tanzania, con lo que aumenta la miseria de los refugiados, el país está
siendo actualmente asolado por la pandemia del Covid-19. «Aunque
la primera oleada fue relativamente leve, desde enero el número de personas
contagiadas se ha disparado. El fuerte aumento del número de muertes es
preocupante», afirma el responsable de proyectos en ACN.
Además, siguen propagándose las infecciones de cólera, como consecuencia de las
desastrosas condiciones higiénicas reinantes en los campos de refugiados, donde
no hay acceso al agua potable.
Más de 600.000 desplazados
Kny
relata una conversación que mantuvo con la religiosa Aparecida Ramos Queiroz,
responsable de coordinación de los proyectos de ayuda en la diócesis de Pemba,
en el norte de Mozambique. Cientos de miles de refugiados procedentes del norte
del país han encontrado refugio en la capital de la provincia de Cabo Delgado y
en las comunidades aledañas. Según las cifras de la ONU, casi 670.000
personas se encontraban desplazadas a finales de 2020.
Nueve
de los diecisiete distritos de la provincia de Cabo Delgado han sufrido ya
ataques. La violencia afecta a toda la sociedad, no
solo a los cristianos, según explica sor Aparecida: «Se ataca tanto a las
instituciones musulmanas como a las cristianas. Los cristianos no somos el
principal objetivo de los insurgentes».
Sin
embargo, la Iglesia también sufre intensamente las consecuencias de
la violencia, según expone la religiosa: varias iglesias han sido completamente
destruidas, seis de las 23 parroquias de la diócesis de Pemba han
quedado abandonadas porque la situación es demasiado insegura y la mayoría de
los fieles han huido. Sin embargo, en una de las
parroquias abandonadas, una religiosa y un joven vicario parroquial se ocupan
de las personas que son demasiado pobres incluso para huir.
Sacerdotes y religiosos
atienden a los refugiados
«Entre
tanto, el gobierno ha comenzado a reubicar a los refugiados desde Pemba a otros
lugares de la región. Muchos se alojan en casas particulares,
otros en nuevos asentamientos de refugiados», según
describe Ulrich Kny la situación. La mayoría de los sacerdotes y religiosas de
las regiones en conflicto han huido con sus fieles, dijo. «Ahora
intentan continuar la atención pastoral entre los refugiados desde las
parroquias donde han sido alojados, están siendo apoyados
en la medida de sus posibilidades por los colaboradores de la Iglesia sobre el
terreno».
Debido
a que, a pesar de la ayuda internacional, hay una gran escasez de alimentos y
muchas personas pasan hambre, ACN ha otorgado a la iglesia local una ayuda de
emergencia de 160.000 euros. «Gracias a esta ayuda están distribuyendo
alimentos a los refugiados a través de sacerdotes y religiosas», informa
Kny. Otro proyecto está dedicado al apoyo psicosocial de los refugiados, la
mayoría de los cuales están gravemente traumatizados tras el inimaginable
sufrimiento causado por el terror y la huida. Mientras tanto, más de 120
agentes de pastoral y voluntarios han recibido formación psicológica en Pemba.
Además
de los proyectos de emergencia, ACN financia en Mozambique ayudas para el
sustento de sacerdotes y religiosos, para la formación de seminaristas y para
apoyar la labor de la Iglesia en los medios de comunicación.
El
responsable de proyectos explica que: «La Iglesia en Mozambique es un
ancla de esperanza y caridad en un mar de sufrimiento y violencia. Por
eso el país es una prioridad para nosotros. Toda ayuda alivia el sufrimiento de
las personas maltratadas y desarraigadas».
Fuente: ACN/InfoCatólica