El aragonés José Luis Mumbiela, presidente de la Conferencia Episcopal de Kazajistán
Mons. José Luis Mumbila |
Natural
de Monzón (Huesca), formado en el seminario de Lérida, llegó en 1998 a
Kazajistán como sacerdote misionero y hace poco ha cumplido 10 años como obispo de Almaty. De
hecho, es el presidente de
la Conferencia Episcopal del país kazajo, que es el 9º más grande del mundo, casi tan grande como
toda Europa occidental.
Y
su experiencia es que la mayor dificultad para la evangelización en Asia
Central no son ni los idiomas, ni las distancias, ni el Islam, ni la corrupción
ni el poso postsoviético. Es, simplemente, la falta de sacerdotes misioneros.
"En
los últimos 10 años en mi diócesis hemos
creado 4 parroquias nuevas, ahora estamos comprando el terreno de la
última. Hemos recibido más apoyos. Tenemos dos misioneros españoles más en
Almaty. Y tenemos nuevas comunidades de religiosas, una de Corea y otra de
Misioneras de la Consolata", explica.
"Yo
digo a los curas: 'necesitamos fuego, no ayudas del Vaticano'. Pero la realidad es que los
medios materiales sí son necesarios. Este año hemos creado 2 parroquias y
media. Si tuviera más curas, haría otra en una ciudad de 62.000
habitantes donde hay católicos. Y no puedo porque no tengo curas".
Una iglesia de deportados, zarandeada
por la historia
Los donativos del Domund y los de
Obras Misionales Pontificias mantienen buena parte de la joven iglesia kazaja.
Aunque hubo diócesis en el territorio ya en el siglo XIII, los avatares de la
historia y luego la persecución comunista arrasaron con casi todo. La Iglesia aquí tiene 50
años, aunque opera con libertad sólo desde hace unos 30 años.
La
inmensa mayoría de los católicos son descendientes de polacos, alemanes o lituanos deportados
por los soviéticos. Muchos han dejado el país y han emigrado a Rusia,
Polonia o Alemania.
La lengua principal para
evangelizar es el ruso. "Al principio costaba hacer la misa en ruso.
Para muchos cristianos de etnia alemana o polaca era la lengua del enemigo, de quienes les habían
deportado y maltratado. Algunas abuelas se quejaban".
Ni siquiera hay una
Biblia plenamente católica en ruso. "Las lecturas de la misa en ruso se
hicieron tomaron de base una Biblia rusa para ortodoxos de la diáspora, que
usaba un lenguaje más moderno, llamada 'traducción sinodal'. Después de unos
retoques, es la base de los textos que usamos los católicos en ruso".
El difícil paso a la lengua kazaja
Más
difícil es llegar a la
población de etnia y lengua kazaja, que es la mayoría. Aunque también
hay mucha población mestiza de rusos, polacos, uzbekos, uigures, kazajos... y
entre ellos se dan conversos al catolicismo. "El secretario de nuestra curia, el que mueve los visados,
tiene 4 nacionalidades según su documentación: uigur, kazajo, ruso y ucraniano. Aquí
hay mucha gente así", señala el obispo de Almaty.
"Hace
tres años regalamos al Papa, en la visita ad limina, el primer devocionario en lengua
kazaja, una novedad absoluta. No hay Biblia en kazajo. Sí hemos
traducido el ordinario de la misa al kazajo", añade.
A
los sacerdotes del país, misioneros o nativos de cultura rusohablante, les costaba dar pasos para adoptar el
kazajo en la liturgia. "En realidad, empecé yo", explica el obispo
aragonés. "Empecé a hacer la misa en kazajo yo, en mi capilla,
pensando 'ya verás como los demás se animan', y así fue. Hoy hay misa diaria en kazajo en
Astaná, la capital. Pero para hacer la misa dominical, con más gente,
necesitaremos más fieles kazajos", detalla.
Gran crecimiento de Cáritas desde las
parroquias
Mientras
tanto, la joven iglesia ha ido ampliando su servicio a la sociedad. "Ha crecido mucho Caritas
Kazajstán, sobre todo al trabajar con las parroquias como base. Tenemos
un apostolado con niños
Down -casi todos de familias no católicas-, recogemos ropa con una
colaboración que tenemos establecida con las tiendas de Zara, aportamos
alimentos, medicinas y ayuda a través de Cáritas parroquial, mantenemos una casa de
acogida para 45 niños y un par de comedores sociales...", va repasando
el obispo misionero. Buena parte de eso se mantiene con los donativos del
Domund.
También
están contentos con la recuperación
de algunas figuras del país, como el beato Ladislao Bukowinski, que
pudiendo haberse vuelto a Polonia decidió quedarse en el país, para acompañar a
los cristianos en campos de trabajo y deportados
"La
Iglesia de minorías, de silencio, bajo la persecución soviética, se mantuvo
viva en condiciones difíciles. Su
testimonio, ver la fe de los mártires, fue importante para mí, un curica que
llegaba de Aragón", señala.
Otra
novedad de la que está satisfecho es el Centro Mediático Católico, un servicio
que dirige un sacerdote que difunde en ruso toda la actividad católica del
país, con vídeos, noticias, formación... "De hecho, durante la pandemia
este servicio ha crecido con un gran impulso". Da visibilidad a una
iglesia que es muy pequeña en un país muy grande.
Un Islam en crecimiento: el Gobierno lo vigila
Algo
que ha visto crecer en los últimos 10 años es la fuerza del Islam. Hace diez
años, muchos eran meramente musulmanes "culturales", poco fervorosos.
"Pero ahora hay clero
musulmán kazajo mucho más estructurado, con más capacidad de llegar a la gente,
con muchos medios y con la tradición a su favor", advierte
Mumbiela. "Hay muchas más personas que en convicciones y formas de vestir
se declaran musulmanes devotos, también entre jóvenes".
El Gobierno vigila muy
de cerca a cualquiera que lleve "barba y pantalones cortos
bombachos", que
son los signos de creciente islamización. "La seguridad gubernamental los
tiene fichados y hasta les avisa: 'que sepa usted que le tenemos fichado y
vigilado'. El Estado quiere evitar el radicalismo islámico y busca controlar al
máximo a los líderes musulmanes y su formación", detalla.
Kazajstán
es un país enorme, con muchos vecinos, algunos muy poderosos. Por tradición,
dialoga con todos y trata de quedar bien con todos. Pero últimamente muchos miran con atención a
Turquía, un país que busca ampliar su influencia entre los pueblos de
lenguas turcoides. Hay quien habla de Turán, una especie de sueño panturco en Asia central.
Corrupción en todos los niveles
Como
en otros países post-soviéticos y bastante autoritarios, la corrupción y los
sobornos están implantados por toda la sociedad. "Hay corrupción en todas partes; en la educación, la medicina, el
funcionariado... Está en cualquier ámbito, pero no todos lo hacen. El
Gobierno lanza mucha propaganda anticorrupción y a veces pillan y multan a los
corruptos. También en la Iglesia predicamos y advertimos contra ello. Pero
luego, en el día a día, sobre el terreno, las cosas se ven de otra forma. Por
ejemplo, con la pandemia prohibieron abrir las iglesias y otros centros. Pero
puedes abrir la puerta de atrás, los que vigilan hacen la vista gorda..."
La
Iglesia en Kazajstán es pobre y nueva, pero tiene algunas cosas a su favor: sacerdotes que rezan y se llevan
fraternalmente entre ellos, y un seminario con vocaciones.
"En
Kazajstán, ¡los curas
rezan!", dice el obispo con una especie de escándalo fingido y
divertido. "Sobre todo, el Rosario y la adoración eucarística son muy
comunes. Allí somos muy
tradicionales en eso. Y las relaciones entre sacerdotes en todo el país son
buenas, fraternas. En mi diócesis quedamos cada mes: un día pastoral,
otro espiritual. Aprovechan para confesarse, para rezar juntos, para
charlar..."
El Seminario de Karagandá es
especial: es el único de toda Asia Central, y forma sacerdotes que puedan
servir a los 5 "estanes" (Kazajstán, Uzbekistán, Kirguizistán,
Tayikistán y Turkmenistán). También hay algunos estudiantes de otros países:
"de Georgia, tuvimos de Armenia, tenemos alguno ruso que nos envió su
obispo, han estudiado allí religiosos camilos..." Se financia con la obra
de San Pedro Apóstol, de Obras Misionales Pontificias.
El
cristiano tiene el reto de cumplir lo que Jesús pidió: "amaos como yo os he
amado". "Sólo los cristianos podemos dar ese amor de Cristo, que
no es una devoción o modo de rezar. El Papa Francisco, en Fratelli Tutti habla del
ejemplo del buen samaritano. Muchos
católicos deportados en los años 40 llegaron a Kazajstán sin nada, y habrían
muerto si kazajos pobres no les hubieran abierto sus casas, aunque
eran extranjeros, de culturas muy distintas. Esa acogida es la misericordia que
queremos reconocer", detalla Mumbiela.
"Llevo
ya diez años de obispo y me alegra ver como arraigan semillas en buena tierra,
en tierra que estaba sin labrar, ver testimonios de gente que ni siquiera venía
de raíces cristianas. Viene gente a pedir el bautizo sin que les hayamos hecho
especiales actividades de llamada. Allí hay gente joven en la fe, pero con
ganas de vivirla con fuerza, viendo a la Iglesia como una familia, y aceptarla
como algo propio y cercano", explica el obispo.
Se puede ayudar a los cristianos de Asia
Central y de las misiones desde la web del Domund aquí
Intervención del obispo
Mumbiela explicando como el Domund ayuda a las iglesias jóvenes misioneras,
como la de Kazajistán
Fuente: ReL