Tras la solemnidad del Nacimiento del Señor, la liturgia de la
Iglesia fija su mirada en la íntima unión de María, José y el Niño; y los
presenta como un icono viviente y modélico para todas las familias del mundo y
de la historia. Ellos son la primera familia misionera.
Unidad en
el amor. El vínculo sobre el que se construye la familia
cristiana es el amor. Primeramente el amor de los esposos y, como fruto
de este amor, la acogida y el amor a los hijos. Sólo desde el amor
gratuito y desinteresado podremos buscar la unidad en todo. Lo señala
Pablo en la Carta a los Colosenses que hoy leemos en la 2' lectura: «el amor es
el ceñidor de la unidad». Cuando en muchas de nuestras familias predomina la
desunión, ¿no tendríamos que preguntarnos cómo andamos de amor gratuito?
Unidad en
la fe. María y José quieren fundamentar su familia en la fe,
porque su vida personal también se apoya en la fe. Antes del nacimiento
de Jesús, han manifestado ya su absoluta confianza en Dios. Y al acoger a
su Hijo saben que han de presentarlo a Dios y lo llevan al templo. Nos lo
relata el pasaje evangélico. Su hijo sólo se entiende desde Dios.