La Hna. Fuencisla Sanz, natural de Segovia, nos envía esta hermosa experiencia con los niños, niñas y adolescentes de la Infancia Misionera
Hace unas semanas hemos disfrutado en Potosí con
la presencia de miles de niños, niñas y adolescentes, pertenecientes a grupos
de la Infancia y adolescencia misionera, provenientes de todas las provincias
de Potosí.
No les esperábamos en Hoteles de cinco
estrellas…, sino en nuestras parroquias, donde hemos hecho todo lo posible por
darles mucho cariño y las comodidades que hemos podido, dentro de nuestras
limitaciones.
Los ambientes donde se llevan a cabo las catequesis, se
convirtieron en dormitorios, el salón en comedor, decorado con mucho cariño con
flores, abejitas misioneras, (la mascota de este Congreso), y los colores de
los cinco continentes, bien visibles en las telas que adornaban el fondo del salón.
Todas las parroquias de Potosí albergaban
igualmente a un buen número de niños y les daban lo mejor que tenían.
La gente se ha volcado prestándonos cocinas,
ollas, bañadores para que se laven la cara, turriles para almacenar agua limpia,
colchones, mantas y, sobre todo, su tiempo para ayudar a cocinar, mañana tarde
y noche durante esos cuatro días. En nuestra parroquia hemos alojado a 92 niños, pero a la hora de comer
llegaban a 140, pues se unían los niños
de los grupos parroquiales de la ciudad.
Nadie se ha quejado de incomodidad. La
alegría y el entusiasmo superaban las limitaciones con que nos topábamos. Este
entusiasmo se sentía, sobre todo, cuando se trataba de los actos masivos, como
el acto de inauguración, la caminata misionera, los juegos y dinámicas en el
Boulevard, el acto cultural, el acto de clausura… Han sido muchas las
experiencias bonitas que hemos tenido estos días, tan esperados y que se han pasado tan rápidamente.
Como Potosí tiene calles muy empinadas, era
todo un espectáculo ver subir o bajar tantos niños y niñas con sus pañoletas y
sus mochilas de colores a la espalda, cantando y gritando todo el tiempo sus
cantitos, como: “de los niños del mundo…¡siempre amigos!”, “Con Jesús y María…
¡misioneros toda la vida… ¡ Parecía que sus pulmones y su alegría no se agotaban. Sería muy largo
de contar todo lo vivido, pero lo importante es que todos estos niños se han
llevado una imborrable experiencia de que es bonito testimoniar nuestra fe ante
los demás. Pedimos al Dueño de la mies que haga fructificar esta semillita en
los corazones de todos estos niños, niñas
y adolescentes.
Hna.
Fuencisla Sanz (Jesuitina)
Potosí.
Bolivia