El
Papa Francisco en su intención misionera para el mes de mayo nos pide
disponibilidad a la misión
"Para que la intercesión de María ayude a los cristianos que viven en contextos secularizados a hacerse disponibles para anunciar a Jesús"
El
Papa Francisco pide a los cristianos que recen por esta intención
misionera durante el mes de mayo. El
pasado domingo, en el rezo del Regina coeli, el Papa Francisco, basándose en el
Evangelio dominical recordaba cómo los
apóstoles,
que vieron con los propios ojos al Cristo resucitado,
no podían callar su extraordinaria experiencia.
Y cómo “cada
bautizado está llamado a dar testimonio, con las palabras y con la vida, que
Jesús ha resucitado, que Jesús está vivo y presente en medio de
nosotros”.
Y se preguntaba qué es ser testigo. “El testigo es uno que ha visto, que recuerda y cuenta. Ver, recordar y contar son los tres verbos que describen la identidad y la misión. El testigo es uno que ha visto, con ojo objetivo, ha visto una realidad, pero no con ojo indiferente; ha visto y se ha dejado involucrar por el acontecimiento. Por eso recuerda, no sólo porque sabe reconstruir de modo preciso los hechos sucedidos, sino también porque esos hechos le han hablado y él ha captado el sentido profundo. Entonces el testigo cuenta, no de manera fría y distante sino como uno que se ha dejado cuestionar y desde aquel día ha cambiado de vida. El testigo es uno que ha cambiado de vida”.
“El
contenido del testimonio cristiano”, aclaraba el Papa, “no es una teoría, no es
una ideología o un complejo sistema de preceptos y prohibiciones o un moralismo,
sino que es un mensaje de salvación, un acontecimiento concreto, es más, una
Persona: es Cristo resucitado, viviente y único Salvador de todos. Él puede
ser testimoniado por quienes han tenido una experiencia personal de Él, en la
oración y en la Iglesia, a través de un camino que tiene su fundamento en el
Bautismo, su alimento en la Eucaristía, su sello en la Confirmación, su continua
conversión en la Penitencia. Gracias a este camino, siempre guiado por la
Palabra de Dios, cada cristiano puede transformarse en testigo de Jesús
resucitado. Y su testimonio es mucho más creíble cuando más transparenta un modo
de vivir evangélico, gozoso, valiente, humilde, pacífico, misericordioso. En
cambio, si el cristiano se deja llevar por las comodidades, las vanidades, el
egoísmo, si se convierte en sordo y ciego ante la petición de «resurrección» de
tantos hermanos, ¿cómo podrá comunicar a Jesús vivo, como podrá comunicar la
potencia liberadora de Jesús vivo y su ternura
infinita?”.
Concluía
pidiendo “que María, nuestra Madre, nos sostenga con su intercesión para que
podamos convertirnos, con nuestros límites, pero con la gracia de la fe, en
testigos del Señor resucitado, llevando a las personas que nos encontramos los
dones pascuales de la alegría y de la paz”.
OMPress,
mayo 2015