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10 de mayo de 2015

EL SUEÑO DE VENCER AL ÉBOLA QUE EL HERMANO MIGUEL PAJARES NO PUDO VER CUMPLIDO

Liberia, el país al que el religioso se entregó para combatir la enfermedad, hoy es declarado libre del virus

«No sé ni lo que digo, perdóname». Cuando el gobierno español confirmó la noticia de la repatriación del primer religioso español infectado con el virus del ébola, Miguel Pajares, el religioso apenas podía hablar. Estaba aislado en el hospital San José de Monrovia (Liberia) junto con otros religiosos que, como él, habían dado positivo en la prueba al virus como Chantal Mutwamene, George Combey o el director del centro y el primero en contraer el virus, Patrick Nshamdze.


Pertenecían a la Orden de San Juan de Dios y estaban allí para ayudar a los demás, a tantos liberianos que, como a ellos, el letal virus les arrebató la vida.

Antes de que el ébola se hiciera importante o que, por lo menos, los medios pusieran los ojos en el brote, Pajares ya pedía ayuda para detener al monstruo que estaba aún agazapado desde el hospital en el que trabajaba desde que llegó al país, en 2007.

Siete años después, con voz entrecortada, y que demostraba su débil estado por el avance del virus en su cuerpo, reconoció a ABC alegrarse de su repatriación. Pajares sabía que poco más podía hacer debido a su delicado estado de salud. Detrás dejaba años de entrega y sacrificio.

«Me necesitan allí»


«Eres muy mayor, las misiones son para gente más joven», recuerda que siempre le decía a Miguel su hermano Feliciano. «Si es que me necesitan allí, que hay mucho que hacer», respondía el sacerdote. Pajares llegó al continente africano por primera vez en los años 60. Estuvo en América, en Irlanda del Norte cuando la guerra, luego en Ghana y los últimos siete años en Liberia. «Él solo quería ayudar a los demás, a los más necesitados, su vida no le importaba nada», aseguró Feliciano a ABC cuando se conoció la triste noticia de la muerte del religioso.

Hoy, Liberia, el país que ha perdido el mayor número de personas por el brote (por encima de Sierra Leona y Guinea Conakry) ha sido declarado libre de ébola por la Organización Mundial de la Salud. «Se puede declarar el fin de un brote de ébola en un país una vez transcurridos 42 días sin que se haya detectado ningún caso nuevo. El plazo de 42 días representa el doble del periodo máximo de incubación de la enfermedad (21 días). Este periodo de 42 días comienza el último día en que una persona del país tuvo contacto con un caso confirmado o probable de ébola», señala la OMS.

Casi un milagro


La noticia parece casi un milagro después del horror vivido en el país en el que 4.716 personas perdieron la vida desde el inicio del brote (11.007 en total y 26.648 casos confirmados junto con los otros dos países afectados) según los últimos datos de la OMS publicados ayer. Que se haya declarado libre de ébola no supone que haya que bajar la guardia. «No podemos uitar el pie del acelerador hasta que hasta que los tres países alcancen esta cifra de 42 días sin nuevos casos», advierte María Teresa Cacciapuoti, coordina de proyectos de Médicos sin Fronteras en Liberia.

Pero no deja de ser una noticia alentadora. El país al que Pajares se entregó, y donde cotrajo la enfermedad contra la que luchó y que acabó con su vida, hoy le dice adiós al virus. ¿Qué hubiera dicho Miguel Pajares? Se trata del sueño que no pudo ver cumplido, o quién sabe, quizás sí.

Al llegar a Liberia se puso manos a la obra para reabrir el hospital San José. «Como consecuencia de la guerra había quedado destrozado y la Orden se propuso abrirlo para lo cual la colaboración de Miguel fue fundamental», aseguró a ABC cuando se produjo la triste noticia de su fallecimiento el agregado a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios por carta de hermandad, Juan Reig. Pajares lo consiguió. El hospital se puso en marcha y solo cerró sus puertas cuando contrajo el virus el director del centro, Patrick Nshamdze. Allí quedaron todos los hermanos encerrados luchando contra la enfermedad por la que veían sufrir a sus pacientes o más bien, hermanos.

Reabierto el hospital


Pero la Orden consiguió sacar adelante el centro por el que Pajares tanto había peleado. Reabrió su servicio de pediatría el pasado 2 de febrero y el de maternidad el 24 de noviembre.

Miguel Pajares dejó tras de sí un inmenso legado y no es exagerado decir que esta noticia de hoy, se le debe, en parte, también a su trabajo

Fuente. ABC