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11 de mayo de 2015

PAPA FRANCISCO A OBISPOS DE MOZAMBIQUE: CUIDEN DE LAS FAMILIAS Y DEFIENDAN LA VIDA

"Lo que cuenta es estar impregnado por el amor de Cristo, dejarse conducir por el Espíritu e injertar la existencia misma del árbol de la vida, que es la Cruz del Señor”

El Papa Francisco recibió ayer en audiencia a los obispos de la Conferencia Episcopal de Mozambique, que concluyeron así su visita ad Limina.

En el discurso que entregó a los obispos, el Santo Padre hace un repaso por las necesidades espirituales del país y les pide ayudar a las familias, a los jóvenes, a la vida y acudir a las periferias existenciales.

Al tiempo que alentó a los obispos a mantener buenas relaciones con el gobierno del país, les pidió no escatimar esfuerzos “en el apoyo a la familia y la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural. En este sentido, recuerden sus propias opciones como discípulos de Cristo y la belleza de ser una madre acompañada del apoyo a la familia y la comunidad local”.

“La familia siempre se defendió como una fuente principal de la fraternidad, de respeto por los demás y de paz”, dice el Papa.

Sobre los desafíos a los que se enfrenta Mozambique, el Papa indicó que “exigen promover en mayor medida la cultura del encuentro. Las tensiones y los conflictos han socavado el tejido social, las familias destruidas y sobre todo el futuro de miles de jóvenes”.
“La manera más efectiva para contrarrestar la mentalidad de la arrogancia y la desigualdad y las divisiones sociales es invertir en el campo de la educación, que enseña a los jóvenes a pensar de manera crítica y ofrecen un camino de maduración en los valores”.

A continuación pidió que continúen apoyando a los jóvenes, “especialmente a través de la creación de espacios para la educación humana y profesional”.

“En este sentido, es apropiado sensibilizar al mundo”, así como “reavivar la pastoral en las universidades y escuelas, combinando la tarea educativa con la proclamación del Evangelio”.

Además, el Papa dijo que “somos un único pueblo, con una sola alma, convocados por el Señor que  nos ama y nos sustenta”.

El Señor se hace mendigo de amor y nos pregunta sobre la única cuestión verdaderamente esencial para alimentar a su rebaño, su Iglesia”.

Francisco afirmó que “Jesús es el Pastor supremo de la Iglesia y está en su nombre y por su mandato que nos preocupemos de mantener su rebaño con plena disponibilidad a la entrega total de nuestra vida”, por lo que están llamados a servir.

Les exhortó a ayudar a los sacerdotes y a “amar a nuestro prójimo”. “El tiempo que se pasa con ellos nunca se pierde” y entre las principales funciones del obispo está “el cuidado espiritual del presbiterio” sin olvidarse de “las necesidades humanas de todos los sacerdotes, sobre todo en los momentos más delicados e importantes de su ministerio y de su vida”, dijo.

“La fecundidad de nuestra misión, queridos hermanos en el sacerdocio, no está garantizada por el número de empleados o el prestigio de la institución, ni siquiera la cantidad de recursos disponibles. Lo que cuenta es estar impregnado por el amor de Cristo, dejarse conducir por el Espíritu e injertar la existencia misma del árbol de la vida, que es la Cruz del Señor”.

El Pontífice recordó el Año de la Vida Consagrada, que testimonia el servicio de los religiosos también en la ayuda a los pobres y necesitados. “Pienso en muchas escuelas de la comunidad, gestionados por diversas familias religiosas, así como en diversos centros de acogida, orfanatos, casas-familia donde viven y crecen tantos niños y los niños abandonados. Deseo remarcar ladedicación heroica de tantos médicos y enfermeras, monjas y sacerdotes”.

Francisco les pidió también tener en cuenta los distintos carismas de la diócesis y unir fuerzas para centrarse “en la realidad fundamental que es el encuentro con Cristo, en su misericordia, en su amor, y el amor de hermanos como Cristo nos amó”.

El Papa destacó que “su pastoreo impone la obligación de unir, armonizar y racionalizar las energías de la diócesis de la Iglesia” y pidió “un renovado impulso apostólico a las comunidades cristianas, imprímanles la dinámica misionera de salida para acompañar a la gente -como hizo Jesús con los discípulos de Emaús- despertar esperanza, ‘quemando’ sus corazones y elevando el deseo de volver a casa, a su familia, a la Iglesia habitada por  nuestras fuentes: la Sagrada Escritura, la catequesis, los sacramentos, la comunidad, la amistad con el Señor, María y los Apóstoles”.

En su mensaje, Francisco no perdió ocasión de recordarles que ellos mismos deben estar en comunión y les invitó a acudir al alejado, “incluso en las periferias de sus diócesis y a través de las ‘periferias existenciales’, donde hay sufrimiento, soledad y degradación humana”.

Un obispo que vive entre sus fieles tiene los oídos abiertos para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y la ‘voz de las ovejas’” y el Consejo Pastoral, el Consejo Presbiteral, el Consejo de Asuntos Económicos “también significan estar con el pueblo”.

El Papa les invitó a encontrarse con el otro y así multiplicar la capacidad de amar. “Los Pastores y fieles de Mozambique necesitan desarrollar aún más la cultura del encuentro. Jesús pide sólo una cosa: ir, buscar y encontrar a los necesitados”.

“¿Cómo no recordar aquí las víctimas de los desastres naturales? Los desastres no dejan de sembrar la destrucción, el sufrimiento y la muerte -como ahora, por desgracia, hemos sido testigos- aumentando el número de desplazados y refugiados. Estas personas necesitan que compartamos su dolor, sus ansiedades, sus problemas. Necesitan que les miremos con amor; ustedes deben ir a su encuentro, como hizo Jesús”, alentó.

Fuente: ACI/EWTN Noticias