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5 de enero de 2016

6 DE ENERO DÍA DE LA EPIFANIA: "DÍA DE LOS CATEQUISTAS NATIVOS"

Catequistas, portadores de la misericordia

EL CARTEL y LEMA

En República Dominicana hay muchas zonas rurales y montañosas de difícil acceso. En ellas sobreviven, a merced de las inclemencias del tiempo, pobres campesinos. En el Suroeste, en la Sierra del Bahoruco, son inmigrantes haitianos los que trabajan en estas montañas. 

Los misioneros del IEME han establecido algunas comunidades donde ejercen su labor misionera catequistas de origen haitiano. En esta Campaña traemos a nuestra memoria a uno de ellos de la parroquia Ntra. Sra. de la Altagracia de Paraíso, diócesis de Barahona.

El nombre de nuestro catequista es Philippe Exalus. Su nombre lo olvidaremos después de leído, pues no forma parte de los 13.000 misioneros españoles de los que nos enorgullecemos en el Domund, ni están en ningún fichero y para los que hacemos grandes acopios de medios. Para los misioneros/as que trabajamos en las zonas rurales sabemos, sin embargo, que el trabajo de Philippe, como el de tantos otros líderes de comunidades es inestimable, por no decir imprescindible.  

Salvo en las comunidades que interactúan,  pocos sabrán su nombre, su familia, sus hijos, su trabajo. Sin alcanzar niveles académicos que acrediten su labor, ellos son los que alimentan con la Palabra a la comunidad, los que sostienen la fe de los jóvenes, el sueño apagado del anciano/a,  los que educan niños y niñas y su futuro, los que forman en las necesidades más básicas en salud a las madres, los que dan esperanza, alivian el dolor y llevan en sus entrañas la MISERICORDIA por  el gusto de ser parte del pueblo. 

DÍA DE LA CELEBRACIÓN

Cada año, en el 6 de enero, la Solemnidad de Epifanía, nos abre al año misionero, es la primera gran fiesta misionera: Cristo, luz de las gentes, es la Manifestación del Señor al mundo.

El Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME) tiene encomendado animar el sentido misionero de la Solemnidad y en orientar nuestra mirada en los misioneros de a pie, de campo, los catequistas y líderes de comunidades.

La Celebración de la Eucaristía, retransmitida por TVE2 desde la Parroquia de la Virgen de la Providencia y San Cayetano de Madrid (Ferrer del Río,18) a las 10,30 así como la retransmisión de la misa por RNE5 a las 8,00 da a esta Solemnidad una proyección más universal y cósmica.

CATEQUISTAS,  PORTADORES DE MISERICORDIA

Dios es como una gran montaña de misericordia. La misericordia es de Dios y la practica Dios incansablemente con nosotros todos los días: Todos los días nos quiere, todos los días nos perdona, todos los días nos levanta de nuestra postración. Su misericordia es grande, su misericordia es inagotable, su misericordia es para siempre… Los salmos de la Biblia nos enseñan a gritar y a cantar que así es Dios. Y Jesucristo,  en su persona y en su actuación, es la transparencia de esa misericordia de Dios. Por él conocemos que creer en Dios no es saber que Dios existe, sino experimentar que Dios es todo misericordia. Y así, cuando decimos que Dios es todopoderoso, no estamos diciendo que él puede hacer a su capricho lo que quiere, sino que su bondad y su misericordia no hay quien las pueda derribar, porque él es y será siempre bueno y misericordioso. 

En el mundo hay mucha gente sin misericordia: abusan, acaparan, desprecian, matan, se aprovechan de los que son menos y pueden menos. Y las guerras y la corrupción y las desigualdades y la violencia… reflejan que esa gente sin misericordia crea redes consistentes y permanentes con las que asfixian a los otros. Pero Dios no se queda indiferente ante esa maldad.

Dios no acapara para sí su misericordia sino que nos da a nosotros su Espíritu para que tengamos un corazón como el suyo que busca la bondad, la justicia y la defensa de los que son abusados y abandonados. Por eso hay también por todas partes muchas personas que rebosan misericordia. Esas personas caminan con Dios y hacen brillar cada día el bien a su alrededor. Y las comunidades de la Iglesia tejen también redes consistentes de esfuerzos de unos y de otros para que no se apague la llama de la misericordia de Dios. La bondad de Dios no ha desaparecido ni desaparecerá de la tierra, porque el Espíritu de Dios la recrea permanentemente.

En las aldeas y poblados de los lugares donde se forman ahora nuevas comunidades cristianas, están los catequistas que reúnen al conjunto de su comunidad para escuchar la palabra, para orar juntos y para atender con la aportación de todos a los enfermos y necesitados de esas comunidades. Los catequistas son hombres y mujeres del lugar escogidos para ser puestos al frente de su comunidad y hacer de guías y de orientadores entre sus hermanos. En las situaciones de conflictos violentos tan frecuentes en esos ámbitos, los catequistas son los líderes que ayudan a perseverar a sus hermanos, y muchos de ellos han sellado con su propia sangre la firmeza y la fidelidad en el bien de su comunidad.

Donde no hay buenos catequistas las comunidades se desintegran y sus miembros terminan dispersándose o vinculándose a otras confesiones. Donde hay buenos catequistas, la comunidad permanece unida porque ellos son los garantes en esa comunidad de que el Evangelio sigue allí siendo proclamado y hecho vida. Donde hay buenos catequistas las comunidades se desarrollan bien y aumenta el número de los cristianos en la misma.

Las iglesias en misión saben que tienen que cuidar la preparación de sus catequistas en jornadas y talleres de formación porque los catequistas son los animadores de la fe de sus hermanos; y saben que tienen que acompañarles, apoyarles y velar por su crecimiento espiritual porque en sus vidas se han de reflejar el  amor y la misericordia de Dios de la que ellos son portadores.

Los misioneros sacerdotes caminan de un lugar a otro, de un poblado a otro, pero saben que en esas comunidades quedan los catequistas al frente de sus hermanos. Que no falte el catequista al frente de cada comunidad en los lugares de misión. Esta Campaña de Epifanía va encaminada a dar nuestro apoyo a esas comunidades nacientes y busca  garantizarles la formación y la atención de sus catequistas.

 “La historia más grande jamás contada”

Así se titulaba aquella película sobre Jesús de Nazaret que solíamos ver durante la Semana Santa. Y me gustó el título porque con el tiempo me he persuadido de que la vida de Jesús de Nazaret es realmente la historia más grande jamás contada. Y que tiene que seguir siendo conocida y contada para que todos puedan disfrutarla y enriquecerse con ella, todos. Él mismo Jesús dejó dicho que tenía que ser contada “hasta los confines de la tierra”. Este es el convencimiento que mueve a los misioneros a llegar hasta los horizontes más remotos: esta historia tiene que ser sabida, es algo que tiene que llegar a todos, desde Zambia hasta Alaska, desde Australia al norte de Rusia. Es la perla escondida de un valor incalculable que espera ser descubierta.

El Instituto Español de Misiones Extranjeras, IEME, quiere ser un instrumento, un medio, que facilite a los sacerdotes españoles el llevar a cabo el mandato de Jesús de “id por todo el mundo”. Desde el año 1919 muchos sacerdotes y hermanos han hecho realidad su sueño de poder llegar a las aldeas más lejanas de la selva de África, a los rincones más escondidos de los grandes suburbios de América Latina, al corazón de las ajetreadas ciudades de Asia siendo portadores de esta gran noticia: Dios está entre nosotros. Con pasión y con alegría han salido “de su tierra y de su patria”, como Abraham, hacia las tierras lejanas que el Señor les ha ido indicando. Se han sabido en todo momento acompañados por Dios, pues no han marchado a buscar tesoros o provecho personal, sino solamente que Jesús y su mensaje sean mostrados a todos los pueblos de la tierra. Esto es lo que celebramos en este día de la Solemnidad de Epifanía: el niño Dios se da a conocer a todos los hombres de todas las razas y de todas las lenguas (representados en esos “magos venidos de Oriente”) y está entre nosotros.

Esta “Campaña de Epifanía” organizada dese el Instituto Español de Misiones Extranjeras está dedicada a la promoción del mismo Instituto y a la formación de los catequistas nativos. Ellos son los mejores propagadores, los más cualificados mensajeros para dar a conocer y hacer creíble en su cultura que la enseñanza de Jesús de Nazaret será la que nos conduzca al verdadero desarrollo, a la genuina liberación y al auténtico progreso.  A pie y en bicicleta no escatiman esfuerzos ni distancias para que sus coetáneos y sus vecinos puedan también beneficiarse de los que ellos ya han conocido: Dios está entre nosotros, es más, Dios está con nosotros. No son las fuerzas del mal,  ni la superioridad de los espíritus,  ni los secretos poderes de los chamanes quienes dirigen nuestras vidas. Es, ante todo, la confianza en la fuerza de Dios; confianza que supera todos nuestros temores y nuestros miedos.

A ellos, a los catequistas nativos, queremos apoyar en esta campaña a fin de que continúen siendo “portadores de la misericordia” de Dios a todos los pueblos.


 Fuente: IEME