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9 de agosto de 2016

CHINA - SANTA SEDE; HABLA TONG PARA “EVITAR INCOMPRENSIONES”

El cardenal arzobispo de Hong Kong publicó un artículo sobre el diálogo sino-vaticano, en el que afirmó que el país asiático «ahora está dispuesto» a llegar a un acuerdo para el nombramiento de obispo, y reflexiona sobre lo que este acuerdo debería y no debería contener

En los últimos meses los medios de comunicación han hecho elucubraciones sobre un posible acuerdo histórico entre China y la Santa Sede en relación con la cuestión crucial del nombramiento de los obispos. Esto provocó reacciones diferentes dentro y fuera de la China continental.

El cardenal John Tong, obispo de Hong Kong, reflexionó a fondo al respecto en un artículo publicado ayer en chino, inglés e italiano. Y en el texto comenta también las cuestiones y las críticas que ha desencadenado el diálogo sino-vaticano, exponiendo su interpretación de toda la situación.

El artículo comienza recordando que a partir de la «fundación de la nueva China en 1949», cuando los comunistas (aunque no utilizó este término) llegaron al poder y expulsaron al representante pontificio en 1951, «la unidad entre la Iglesia católica en China y la Iglesia universal se fue haciendo cada vez más difícil».

Ahora las cosas están cambiando, escribió Tong, y «afortunadamente, después de haber trabajado muchos años en el problema, la Iglesia católica gradualmente se ganó la consideración del gobierno chino, que ahora está dispuesto a llegar a un acuerdo con la Santa Sede sobre la cuestión del nombramiento de los obispos en la Iglesia católica en China y en la búsqueda de un plan recíprocamente aceptable».

El cardenal de Hong Kong afirmó que el objetivo de este acuerdo es doble: «No afectar la unidad de la Iglesia católica ni los derechos esenciales del Pontífice Romano de nombrar a los obispos» y «no permitir que el derecho del Papa de nombrar a los obispos sea considerado una injerencia en los asuntos internos de China».

En el artículo también se reflexiona sobre las situaciones de los obispos ilegítimos (tanto de los que han pedido la reconciliación con el Papa como de los que no lo han hecho) y de los obispos “subterráneos” y su reconocimiento por parte de Pekín, sobre la situación de la Conferencia de los obispos en China (que no es reconocida por Roma, puesto que los obispos “subterráneos” están excluidos) y el destino de los que se encuentran encarcelados.

Tong también trata de responder a todos los que se preguntan si con un acuerdo como este el Papa y los funcionarios vaticanos «podrían ir contra los principios de la Iglesia» y contradecir lo que escribió Benedicto XVI en su «Carta a los católicos chinos» de 2007.

El cardenal afirma que está convencido de que «aunque los términos concretos del acuerdo recíproco no han sido publicados, consideramos que Papa Francisco, en calidad de protector de la unidad y de la comunión de la Iglesia universal, no aceptará un acuerdo que dañaría a la Iglesia católica en China y a la Iglesia universal».

En una entrevista con «America», que preguntaba por qué no se había referido a la Asociación patriótica china que ejerce el control por cuenta del gobierno de Pekín sobre la Iglesia católica en el continente, Tong afirmó que «el fundamento lógico y la perspectiva de la Asociación están implícitos en el artículo. En su carta de 2007, Papa Benedicto XVI tampoco mencionó la Asociación en el texto, pero se hacía referencia a ella explícitamente en la nota a pie número 36».

En este artículo, explicó el cardenal, se trata de ofrecer una respuesta, principalmente a todos los sacerdotes chinos, sobre cuatro preguntas, con el fin de «evitar incomprensiones»: ¿por qué la Santa Sede insiste persistentemente en el diálogo en lugar de afrontar al gobierno chino? ¿Qué significa la comunión entre Iglesias particulares y la Iglesia universal? ¿Con base en cuáles criterios deberían ser nombrados los obispos en las Iglesias locales de la China Continental? ¿Cuál es el papel de la llamada Conferencia de los obispos en la Iglesia católica en China? ¿Y cuál es la relación con cada una de las diócesis?

El cardenal, que cumplió 77 años el pasado 31 de julio, es el director del Centro de Estudios Holy Spirit de Hong Kong, puesto en el que se encuentra desde que el mismo centro de investigación católico fue fundado en 1980. También se ocupa de la diócesis china más grande del mundo, Hong Kong, encargo en el que permanecerá, puesto que cuando cumplió 75 años, en 2014, Papa Francisco le pidió que continuara por un periodo de tres años más.

Tong reveló que comenzó a escribir el artículo el pasado 24 de mayo, en la Jornada Mundial de Oración para la Iglesia en China, con el objetivo de ayudar a «promover el diálogo entre la Iglesia en China y la Iglesia universal y entre China y la Santa Sede». Dejó claro que el artículo en cuestión representa su «punto de vista» y que es el resultado de sus reflexiones tras 36 años de investigación sobre China y sobre las relaciones sino-vaticanas.

Al leer el artículo del cardenal Tong podría parecer que no solo está defendiendo el diálogo entre la Santa Sede y China, sino que está preparando también a los católicos (dentro y fuera) de China para un acuerdo que parece perfilarse en el horizonte. Y provocará, seguramente, muchas discusiones.

Este artículo fue publicado originalmente en la revista «America» y se propone aquí con su autorización.

O'CONNELL
CIUDAD DEL VATICANO



Fuente: Vatican Insider