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20 de octubre de 2016

OCTUBRE MISIONERO: DEJAD QUE DIOS DIBUJE VUESTRO FUTURO

Dejad que sea Dios el que haga vuestros planes. Dejad que sea Dios quien sueñe con vosotros. Dejad que sea Dios quien dibuje vuestro futuro diciendo sí en este presente

“Sal de tu tierra” Esta frase me ha ido acompañando a lo largo de toda mi vida. Estar en salida esuna actitud fundamental de todo cristiano, de todo aquel que quiera ser discípulo de Cristo. 

Me acuerdo aun cuando dejaba mi diócesis de Girona para ir a prepararme a Madrid y a Paris. Cuantas veces lo medite con Abraham. “Joan, es el momento de despojarte de todo. De dejar tus conocidos, tu gente, tu familia, todo lo que has hecho y… empezar de nuevo”. 

Así me fui Togo ¡Madre mía. Que cambio supuso para mí! Otras lenguas, otras culturas, otras religiones… Allí deje a Dios llenar mi vida.

Y ahora, ocho años después, me encuentro con la paradoja que ya no dejo ninguna tierra. Girona es mi casa. El Togo es mi casa. Salí para dejarlo todo y lo gané todo. Gracias Señor por haberme llamado. Gracias Señor por haberme enviado.

A los jóvenes, a todos vosotros, que a lo mejor estáis dudando, que a lo mejor tenéis algún miedo, os diría, con toda sencillez: Vale la pena. No tengáis miedo. Es verdad que vamos haciendo nuestros planes. Es verdad que vamos soñando nuestras vidas. Es verdad que vamos dibujando nuestro futuro. Pero yo os digo. Dejadlo. Dejad que sea Dios el que haga vuestros planes. Dejad que sea Dios quien sueñe con vosotros. Dejad que sea Dios quien dibuje vuestro futuro diciendo sí en este presente. En esta vida que es la vuestra.

Esta vida que solo tiene sentido cuando se da. Salid. Salid de vuestras tierras, de vuestras tierras de éxitos, de vuestras tierras de trabajos bien remunerados, de vuestras tierras de vanidades, de vuestras tierras de un mundo que os dicta lo que está bien y mal. Salid. Sed libres. Y dejaos guiar. Y Dios que no ha abandonado jamás a uno de sus hijos os llenará de su amor y hará de vosotros ‘Sus testigos’ en el mundo entero. Un mundo que está sediento de Dios. Un mundo que necesita salir. 

Joan Soler, 
Misionero en Togo

Fuente: OMP