Este domingo celebraremos el Día de Hispanoamérica, su
lema "Vayan sin miedo, para servir" nos hace recordar a los
misioneros españoles que un día salieron si miedo para anunciar el Evangelio y
servir al Señor en América
Los misioneros
españoles que trabajan en América conocen bien el riesgo que entraña
muchas veces el predicar el Evangelio. Muchos de ellos, sobre todo los que
trabajan en “pastorales especialmente difíciles”, han de sentirse más
de una y de dos veces como corderos en medio de lobos y son conscientes de que,
a menudo, se juegan la vida.
En América evangeliza hoy
el grueso de los misioneros salidos de nuestro país: 9.000 de un total de
13.000. La gran mayoría de ellos son religiosos y religiosas de distintas
órdenes y congregaciones, pero entre ellos hay también un puñado de sacerdotes
diocesanos. Exactamente, 267.
Se
trata de presbíteros que, pese a estar incardinados en alguna de nuestras
diócesis, un buen día decidieron responder a la llamada misionera y marcharon a
servir a alguna de aquellas diócesis, para lo cual se acogieron al servicio de
la OCSHA. Desde que la CEE la pusiera en marcha en 1949, más de
2.200 sacerdotes diocesanos han cruzado el charco con este
organismo de la Comisión Episcopal de Misiones.
Ahora
son, como ya se ha indicado, 267, y proceden, en su mayor parte, de las
diócesis de Toledo (31), Burgos (21), Valencia (14), Palencia (12), Madrid (11)
y Mérida-Badajoz y Sigüenza-Guadalajara (10 cada una). El pasado año fueron
tres los sacerdotes diocesanos que partieron para América Latina con la OCSHA.
Se trata de Jordi Gutiérrez Bassa, de la diócesis de Barcelona; Rodrigo
Hernández Moreno, de la de Madrid; y Juan Alonso Bonals, de Tortosa. Y fueron acogidos,
respectivamente, en las diócesis de San Juan Bautista de Calama (Chile), Santo
Domingo (República Dominicana) y Trujillo (Honduras).
Asimismo,
seis presbíteros de la OCSHA cambiaron su diócesis de destino en 2016. Por
países, los misioneros de la OCSHA trabajan sobre todo en Perú (78), Chile
(30), Venezuela (25), Ecuador (20), Brasil (18), Estados Unidos (18) y
Argentina (13).
Cada
dos años, en los pares, estos sacerdotes celebran un encuentro continental. En
los impares, como este, tienen lugar varios encuentros regionales. “Son citas
que duran en torno a una semana y en las que se pretende fomentar la
convivencia y la fraternidad entre ellos”, explica Anastasio Gil. “Así como los
religiosos tienen sus reuniones y están acompañados, arropados, los sacerdotes
diocesanos están un poco a la intemperie, algo que estos encuentros pretenden
ayudar a corregir. Muchas veces experimentan la soledad, y en ocasiones se
sienten olvidados desde aquí y extraños allá”, añade.
Anastasio
Gil invita a celebrar esta jornada misionera del Día de Hispanoamérica
porque “es una gracia divina para comprobar que, por la puerta abierta de
la Iglesia local, están llegando fieles y presbíteros de otras Iglesias para
ayudar y colaborar con las comunidades eclesiales en España, igualmente
necesitadas de ayuda. No es un simple intercambio de operarios: es la expresión
de la riqueza de la cooperación entre las Iglesias”.
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Fuente:
Revista Misioneros Tercer Milenio, febrero 2017