Si la misión de la Iglesia, continuación de la de Cristo, tiene que llegar a todo hombre y a todo el hombre, se entiende que las empresas misioneras tiendan a atender al hombre en el más amplio abanico de sus necesidades
Aparentemente
hacen lo mismo que los agentes de desarrollo, los cooperantes, los asistentes
sociales o los integrantes de tantas ONGs.
Pero desde la motivación creyente en Dios, quieren atender al ser humano
en el amplio abanico de sus necesidades.
El ser humano es menesteroso por
naturaleza y tiene necesidades básicas [alimentación, techo, vestido, sanidad,
educación], pero también fundamentales [sentido de la vida, de la muerte, del
dolor, necesidad de libertad, inquietud religiosa].
Yendo al
encuentro de todo hombre, quieren atender a todo el hombre, en la totalidad de
sus necesidades. Por lo tanto los misioneros, de forma mancomunada y de manera
holística, van mejorando campos, casas y corazones; atendiendo a la
agricultura, la cultura y el culto; construyendo granjas, escuelas e iglesias.
Vistas desde fuera y consideradas de manera
superficial, muchas
de las actividades de los misioneros son juzgadas como idénticas a las
que realizan
otros cooperantes o voluntarios sociales. En la materialidad de las mismas así lo parecen, pero lo que
distingue a los misioneros no es tanto lo que hacen cuanto lo que les mueve e impulsa, la motivación. Los misioneros son
creyentes, cuya
motivación más fuerte es religiosa y de profundo calado cristiano. Un misionero
es un creyente que, desde que se hizo consciente de la declaración de amor
recibida
de parte de Dios,
su
vida se convirtió en un intento apasionado
por
responder a la misma y hacer que otros
puedan tener la misma experiencia.
La tarea principal del misionero es saciar el hambre más
profunda que se agarra al corazón del hombre. ¿Tiene sentido hablar de Dios al
que carece de todo? Demos vuelta a la pregunta: ¿Tiene sentido hablar de Dios
al que tiene todo y no carece de nada? ¿Por qué hay que robar a los pobres la
Buena Nueva del amor de Dios? ¿Por qué añadir a su terrible pobreza, ésta otra? La
vida de las misiones prueba que los misioneros evangelizan y promocionan al ser humano a la
par y sin conflicto de preferencias.
Si la misión de la Iglesia, continuación de la de Cristo,
tiene que llegar a todo hombre y a todo
el hombre, se entiende que las empresas misioneras tiendan a atender al
hombre en el más amplio abanico de sus necesidades. Evangelización y Desarrollo
han dejado de estar enfrentados, porque el Desarrollo es parte integrante de la
Evangelización. Así los misioneros hoy están sacando adelante todo tipo de iniciativas
al servicio de las necesidades primarias y fundamentales del ser humano. Y lo
hacen atendiendo a la par y de forma mancomunada y de manera
holística tanto
a unas como a las otras.
Y esta convicción, que hoy la consideramos como de agua
remansada, después de haber sufrido un aluvión de aguas bravas, no es algo
nuevo en la vida de la Iglesia. San Benito y su obra (480-547) nacen cuando se
desmorona el Imperio Romano. En medio de aquella desintegración cultural y
social los monasterios benedictinos, extendidos por Europa entera, se
convirtieron en islotes de integración de los más variados grupos humanos.
Aquellas ciudades de Dios atendían las necesidades primordiales de la gente: agricultura,
cultura y culto. Y así la granja, la escuela y el
templo fueron
los tres pilares desde donde se construyó y evangelizó Europa.
P. Lino Herrero Prieto CMM
Misionero de Mariannhill