En
el país más poblado de África se está perpetrando una auténtica limpieza étnica
STEFAN HEUNIS / AFP |
En
un comunicado de prensa publicado el pasado 29 de junio —el día de la fiesta de
los apóstoles y mártires san Pedro y san Pablo—, los obispos católicos de
Nigeria pidieron una vez más al presidente Muhammadu Buhari que se hiciera a un
lado si no podía garantizar la paz y la estabilidad en el país, que con más de
190 millones de habitantes [1] es el más poblado de toda África.
En
el texto, que fue firmado por el presidente de la Conferencia Episcopal
Católica de Nigeria (CBCN) y por el secretario de la organización, el
reverendísimo Augustine Akubeze, arzobispo de la Ciudad de Benín, y el
reverendo Camillus Umoh, obispo de Ikot Ekpene, respectivamente, la Iglesia le
pide al presidente que “salve a este país de más dolor y de más caos, anarquía
y ruina evitables”.
Los
obispos también señalan el hecho de que su último llamamiento, “como todos los
anteriores, ha sido completamente ignorado por aquellos cuya responsabilidad
principal es proteger la vida y la propiedad de los nigerianos”.
De
hecho, el pasado 26 de abril, en un comunicado de prensa titulado
“¿Cuándo terminará esta barbarie?”, la CBCN ya había sugerido que Buhari
presentara su dimisión si no podía controlar la situación. “Si el presidente no
puede mantener a salvo a nuestro país, entonces automáticamente pierde la
confianza de los ciudadanos”, dijeron los obispos.
Los pastores fulani
Lo
que hace que la CBCN cuestione a la máxima autoridad del país —Buhari buscará
la reelección en las elecciones presidenciales del próximo año— es la renuencia
del líder a actuar para poner fin a la violencia contra la comunidad cristiana
de Nigeria por parte de los pastores fulani, un grupo étnico nómada
mayoritariamente islámico (también conocido como fula, peul o fulbe), la
mayoría de los cuales son pastores de vacas, ovejas…
Los
fulani han sido protagonistas en los últimos años de numerosos ataques contra
cristianos y/o poblaciones sedentarias, especialmente desde que las autoridades
del estado de Benue, en el este de Nigeria, introdujeron el pasado mes de
septiembre una ley contra el pastoreo a cielo abierto, que tiene por objeto
proteger los campos y cultivos destruidos cuando pasan los rebaños. Para los
fulani, sin embargo, la ley amenaza su estilo de vida tradicional y su
principal fuente de sustento.
El
estado de Benue, también conocido como la “cesta de alimentos”, se ubica en lo
que se conoce como el “cinturón medio” en el centro de Nigeria, que separa el
norte, principalmente musulmán, de la mayoría cristiana del sur.
El
conflicto que enfrenta a los fulani con la población sedentaria “es ahora más
mortífero que la insurgencia yihadista de Boko Haram que ha asolado el noreste
de Nigeria y se está convirtiendo en un tema clave para las próximas elecciones
presidenciales de 2019”, según la edición nigeriana del periódico The Guardian.
Una larga lista de ataques
La
lista de ataques (y, en algunos casos, represalias) por parte de miembros de la
etnia fulani contra las comunidades cristianas se ha ampliado. Según
información de la Stefanos Foundation (una organización que ayuda a
cristianos perseguidos en Nigeria y en el resto del mundo), una serie de ataques
el sábado 23 y el domingo 24 de junio de 2018, han resultado en al menos 233
muertes y más de 11.000 personas desplazadas en el estado central de Plateau,
que durante años ha sido escenario de sangrientos enfrentamientos étnicos o
religiosos. Según el sitio FirstAfrica News,
“más de 40 aldeas han quedado completamente desiertas en el área de gobierno
local de Barkin Ladi y Riyom como resultado de los continuos ataques”.
Un
atentado durante la madrugada del pasado 24 de abril contra una iglesia
católica en la aldea de Mbalom, en el estado de Benue, ha provocado el terror
en la población; al menos 18 personas, entre ellas dos sacerdotes, Joseph Gor y
Felix Tyolaha, fueron asesinadas. Los casi 30 atacantes también arrasaron más
de 60 casas.
“Como
seres humanos, estamos abrumados por el dolor, y muchos de nosotros no nos
recuperaremos de la conmoción durante mucho tiempo”, explicó el cardenal John
Olorunfemi Onaiyekan, arzobispo de Abuja, cuyas palabras, pronunciadas durante
la homilía del funeral celebrado el pasado 22 de mayo en Ayati (Benue), fueron
citadas por la agencia Fides.
“Ahora
no es momento de contar el número de muertos, pero asesinar a personas en sus
iglesias o mezquitas es una ofensa contra Dios”, dijo el cardenal. Onaiyekan ha
exhortado a sus conciudadanos a unirse contra la anarquía y a no politizar los
acontecimientos, según se recoge en el sitio Today.ng.
Según
información de Amnistía Internacional, entre el 1 de enero y el 27 de junio de
2018, la violencia ha causado al menos 1.823 muertes en Nigeria, más del doble
que en 2017 (894 víctimas). “Estamos seriamente preocupados por la creciente
avalancha de asesinatos en todo el país, especialmente por los enfrentamientos
comunales entre agricultores y pastores y los ataques de bandidos en al menos
17 Estados”, ha declarado el director de Amnistía Internacional Nigeria, Osai
Ojigho.
Limpieza étnico-religiosa
Detrás
de los ataques en el sur del estado de Kaduna, en el noroeste de Nigeria, se
esconde una “agenda islámica para expulsar a las comunidades cristianas
indígenas de Kaduna del Sur, para asegurar que los musulmanes hausa-fulani
ocupen la zona y dominen todas las cuestiones religiosas, políticas y
socioeconómicas”, según un estudio publicado por la organización misionera
cristiana Puertas Abiertas.
El
informe denuncia la “impunidad generalizada” de los autores de estos crímenes.
“Hasta la fecha, los pastores musulmanes hausa-fulani nunca han sido
arrestados, procesados o castigados en Kaduna del Sur, y las víctimas no han
sido adecuadamente indemnizadas”, observa Puertas Abiertas.
Además,
continúa el estudio, “el Gobierno no ha logrado mantener la participación y el
diálogo intercomunitarios como un proceso necesario para lograr la paz y la
estabilidad. Si el Gobierno sigue siendo parcial, es muy probable que el
conflicto continúe y que los cristianos se vean obligados a abandonar la zona y
reubicarse; un ejemplo de ‘limpieza religiosa’ (es decir, limpieza étnica
basada en la afiliación religiosa)”.
Aunque
no descarta otros motivos, como la degradación del medio ambiente y el cambio
climático —suficientemente ilustrados por la agonía del lago Chad, cuya superficie
ha disminuido drásticamente (un 90 por ciento en menos de medio siglo) [2]—, en
un estudio anterior, Puertas Abiertas ya había propuesto la tesis de una
persecución planificada contra los cristianos en el estado de Benue.
Genocidio
El
hecho de que pueda haber una estrategia o un plan detrás de la violencia
inspira a algunas personas a usar el término “genocidio”. Lo que está
ocurriendo en el estado de Plateau y en otros estados de Nigeria es “puro
genocidio”, escribe el diario The Christian Post, informando sobre un
comunicado de prensa publicado el 29 de junio por los líderes de varias
denominaciones de la Asociación Cristiana de Nigeria (CAN) en el estado de
Plateau.
“Rechazamos
la narrativa de que los ataques a las comunidades cristianas en todo el país
son ‘desacuerdos entre campesinos y pastores’”, dice la declaración, que habla
de “falsa propaganda” y “engaño” por parte del Gobierno. “No hay duda de que el
único propósito de estos ataques es la limpieza étnica, la ocupación de tierras
y la expulsión forzosa de los indígenas cristianos de su tierra ancestral y de
su patrimonio”, continúa el documento, denunciando a su vez la impunidad de que
gozan los pastores fulani.
De
hecho, mientras un tribunal del estado de Adamawa condenaba a muerte a cinco
jóvenes cristianos por haber atacado a tres pastores, uno de los cuales fue
asesinado, hasta ahora no se ha perturbado con ninguna medida parecida a los
pastores armados —algunos incluso con fusiles de asalto AK-47, también
conocidos como Kalashnikovs—.
En
un mensaje de Twitter, el antiguo ministro de Aviación, Femi Fani-Kayode,
expresó su incredulidad ante la sentencia y preguntó si “Nigeria es un Estado
de apartheid donde los pastores están por encima de la ley”. Según
el Daily Post, Fani-Kayode también comentó que “ningún pastor fulani ha
sido reprendido o encarcelado por la muerte de más de 5.300 cristianos en
2018”.
Aunque
Buhari y su vicepresidente, Yemi Osinbajo, visitaron el estado de Plateau
después de los recientes ataques, la cuestión sigue siendo si el presidente,
que es de etnia fulani, está dispuesto a ir más allá de lo que la declaración
de los líderes denominacionales de la CAN define como pura “cosmética”.
Sin
duda, Nigeria se encuentra en un momento crucial. “Por favor, no cometan el
mismo error que se cometió con el genocidio de Ruanda. Ocurrió delante de
nuestras narices, pero nadie lo detuvo. Y sabemos bien cómo terminó aquello”,
manifestó el obispo de Gboko en el estado de Benue, Mons. William Amove Avenya,
a Ayuda a la Iglesia Necesitada.“Estamos
convencidos de que lo que está ocurriendo es una limpieza étnica contra los
cristianos”, afirmó.
1]
Para tener una mejor perspectiva: con más de 190 millones de habitantes, la
población de Nigeria es más de la mitad de la de los Estados Unidos de América
(que tiene una población de aproximadamente 325 millones de personas). Desde
una perspectiva europea, la población nigeriana supera a la de Alemania (82’2
millones), Italia (60’6 millones) y España (46’6 millones) juntas. Toda la
Unión Europea tiene algo más de 500 millones de habitantes.
2]
Ver https://www.bbc.com/news/world-africa-43500314
Paul
de Maeyer
Fuente:
Aleteia