Mientras la nación se
esfuerza para digerir la oscura fase de los khmer rojos, procede el proceso
diocesano para proclamar a los mártires del régimen de Pol Pot
A 41 años del genocidio de más de
2 millones de camboyanos, el tiempo oscuro de los khmer rojos podría quedar
sepultado en la memoria colectiva. «Pero construir un futuro para la nación y
trabajar por el bien común significa reconciliarse con valentía y serenidad con
el propio pasado», subrayó a Vatican Insider Gustavo Adrián Benítez, sacerdote
argentino del PIME, misionero en Camboya en el vicariato de Phnom Penh.
Benítez
recuerda «el enfoque constructivo de la Iglesia camboyana, que mira hacia el
futuro con esperanza» y que ofrece a la sociedad un aporte importante, a pesar
de ser una exigua minoría de 23 mil fieles en una población de alrededor de 15
millones de habitantes.