• INFANCIA MISIONERA 2022


    ¡Comienza a preparar la jornada!
  • CONCURSO INFANCIA MISIONERA 2022


    Tú eres luz para el mundo
  • MEMORIA DE ACTIVIDADES 2020


    ¡Así fue 2020 en Obras Misionales Pontificias!
  • AYUDA A LAS MISIONES


    Colabora con los misioneros españoles

12 de marzo de 2013

ORACIÓN MENSUAL MISIONERA



En este mes de marzo nos hemos reunido en el Convento de San Juan de Dios de las Monjas Franciscanas de la Tercera Orden regular para rezar por los misioneros y así nos acogían a todos los que participamos en la oración:

"Estamos entrando ya en la última semana de la Cuaresma, este tiempo litúrgico tan lleno de sentido para poder dar un giro a nuestras vidas y volvernos más hacia el amor misericordioso de Dios.

Debemos ser realistas, ver lo negativo, los problemas y las desgracias que aquejan a nuestro mundo, pero no podemos adoptar una postura derrotista sino más bien alegrarnos por la posibilidad que tenemos de cambiar lo malo que hay en nosotros y en el mundo y de disfrutar de los maravillosos ejemplos de amor y fraternidad que también se dan.

Todavía estamos a tiempo para mirar en nuestro interior y escuchar la voz de! Señor, para vivir más coherentemente y con más santidad nuestra vida, si vivimos conectados con Dios, también vivimos conectados a los demás, sirviendo con amor, alegría y entrega, sea en la actividad, sea en la oración como vamos a hacer ahora.

Compartamos la alegría de vivir nuestra fe y alabemos al Señor con todas la fuerzas, porque esa es nuestra vocación aquí en la tierra y nuestro destino en el cielo."


BREVE  HISTORIA  DEL  CONVENTO  DE  SAN  JUAN  DE  DIOS MONJAS  FRANCISCANAS  DE  LA TERCERA ORDEN  REGULAR (T.O.R.)

El Convento de San Juan de Dios de Monjas Franciscanas de la Tercera Orden Regular de Penitencia (T.O.R.), llamadas cariñosamente "Juaninas", fue hospital en el año 1594 fundado por Diego López, aco­modado sastre segoviano, y estuvo a cargo de 4 hermanos de la nacien­te Orden de San Juan de Dios, venidos de Madrid; también Diego Ló­pez ingresó en la Orden y se dedicó en cuerpo y alma a los pobres y menesterosos, sus restos están enterrados en la capilla del convento; lo regentaron hasta el año 1837, año de la desamortización de Juan Álvarez Mendizábal.

Nuestros orígenes como comunidad y cronología se podrían resumir así: por el año 1575 en la Vi­lla del Espinar unas jóvenes se comprometieron a vivir juntas en unas casitas a modo de Beaterío de Terceras Franciscanas o Isabeles, e iban a oír Misa a la iglesia de San Eutropio en forma de comu­nidad y se sentaban debajo del pulpito y vivían muy religiosa y ejemplarmente.

En 1604 el Papa san Pío V les mandó recluir y guardar clausura, siendo comisario para efectuar el encerramiento Fr. Francisco de Seguera, fran­ciscano descalzo de Segovia. A la Superiora o Ministra se le dio el título de abadesa y a las de­más de monjas, así el Beaterío se convierte en el Convento de Santa Isabel de la Villa de El Espinar.

En los siglos XVII y XVIII sobre todo, en que lo religioso impregnaba el vivir de las gentes, el Convento de Santa Isabel prosperó mucho espiritualmente y material. Según cuenta Domingo Rodríguez de Arce en Historia del Espinar: “Había en él gente de gran virtud y muy principal. También esbelta iglesia, un bonito altar plateresco con Sacramento y otros tres altares y coros, órgano y oratorio, celdas y huerta y hacienda con que pagar al Vicario y a las criadas”.

En el siglo XIX las cosas cambian:

1808: la Guerra de la Independencia las obliga a abandonar el conven­to y regresando a él en 1817.

1835: la desamortización las despoja de toda hacienda pasando gran­des penurias.

1868: por orden del Gobierno el día 24 de diciembre tuvieron que abandonar el convento con muchas lágrimas, dicen las crónicas, e ins­talarse en el convento de San Antonio el Real de Segovia.

1875: se trasladaron a lo que fue hospital de Convalecientes San Joa­quín y Santa Ana.

1888: el 3 de mayo se instalan definitivamente en lo que fue hospital de San Juan de Dios, actual convento, donde llevamos 120 años.

 Este es nuestra andadura, cuatro siglos de gozos y esperanzas, de dolor y angustia, vividos con espíritu evangélico al estilo de San Francisco de Asís nuestro fundador y de Santa Isabel de Hungría nuestra Patrona; en vida fraterna, de penitencia y alegría, de oración y acción de gracias, retiradas del mun­do sentimos muy presentes las necesidades de todos nuestros hermanos y hermanas, in­tercediendo diariamente por ellos.

En la actualidad nos dedicamos a lavar, planchar y reparar principalmente ropa de iglesia, y trabajos de artesanía por encargo. Formamos la Comunidad nueve hermanas.