P. EMILIO CALVO CON JÓVENES DE GOKWE. ZIMBABWE |
Hola a todos. Sabemos que el verano bien aprovechado
da para mucho y que las oportunidades que se te presentan hay que aprovecharlas
porque nunca sabes si volverás a tenerlas. Durante este verano, del 30 de Julio
al 14 de Agosto, he tenido la suerte de viajar a Zimbabwe, país africano. (Paseo por la zona rural de Zimbabwe)
Lo he
hecho con dos compañeros sacerdotes: Isaac Benito, cura de San Cristóbal de
Segovia, y Francisco Jimeno, cura de Coca. La invitación para ir a Zimbabwe me
la hizo Isaac, que estuvo de misionero en Zimbabwe unos 23 años.
La experiencia vivida allí ha sido enriquecedora a
todos los niveles. Nada más llegar fuimos recibidos en el aeropuerto por D.
Ángel Floro, natural de Albacete y obispo de la Diócesis de Gokwe, que nos
acompañó durante la primera semana. De su mano pudimos participar en la entrega
de premios al estudio en un colegio que tiene la Diócesis para más de 500
niños. La alegría, la simpatía, el silencio y el aguante “al sol” de esos niños
me marcó gratamente. ¡Qué felices son con pocas cosas! En esos días visitamos
varias misiones y a varios misioneros. Conocimos la gran tarea pastoral que se
realiza allí en medio de la selva y de la pobreza. Destacar las escuelas y
hospitales que tiene nuestra Iglesia Católica, financiados muchos de ellos por
Manos Unidas, y que da servicio a gente de todas las religiones.
PP. Emilio e Isaac con niñas de la Infancia Misionera de Gokwe |
Acompañados por Isaac, que hablaba la lengua nativa
“Shona”, visitamos las comunidades rurales fundadas por él, celebramos con
ellos la Eucaristía en varias ocasiones. Por cierto, fueron eucaristías de más de dos horas, pero
que se hacían amenas debido a la participación de la gente, la música y el
baile. Eucaristías a las que participaban gente de todas las edades,
especialmente niños y jóvenes. Allí la gente no tenía prisa para ir a tomar el
vermut. El Domingo es el día del Señor y día para compartirlo con la gente.
Muchos recorrían más de 5 o 6 kilómetros andando para participar en la misa.
Se veía que era una Iglesia joven en la que se daba
mucha importancia a la formación cristiana (conocer y vivir la fe) y a la
responsabilidad de los seglares y laicos. Cabe decir que cada comunidad sólo
tenía Eucaristía cada mes y medio o dos meses, por eso la importancia de los
seglares para dirigir la comunidad y celebrar la Palabra el domingo.
La segunda semana la pasamos en otra Diócesis:
Hwange. Allí nos acogió y acompañó el misionero segoviano Jesús María del
Barrio. Al que agradecemos su buena acogida. Era una zona más seca y más pobre.
Fue una semana para visitar misiones y misioneros y disfrutar de la hermosa naturaleza
de ese país: el lago Kariba, los animales salvajes del Parque nacional, los
cocodrilos, los bahobas, las cataratas Victoria, etc... Si un obispo nos
recibió, otro obispo nos despidió. Es el caso de D. Alberto Serrano, obispo de
Hwange y natural de Zaragoza que nos alojó en su casa y nos llevó en su coche
al aeropuerto.
Muchas más cosas se podrían contar: las visitas a
los poblados y a las familias, al barrio de pescadores, etc... Las dejaremos
para otra oportunidad. Cuando uno visita o vive en estos lugares da mucho más
valor a las cosas y a las personas. Con pocas y malas carreteras, sin agua
potable, con cortes de electricidad, comiendo sólo una vez al día, recorriendo
kilómetros para ir al colegio, etc....a pesar de eso la gente era feliz.
Agradecer a todos los misioneros y a la gente de esas comunidades la buena
acogida que nos dieron durante esos días. Que Dios les bendiga.
Un saludo.
Emilio
Calvo Callejo (Sacerdote de la Upa Cuéllar)