Convivencia y formación
misionera en el II curso de verano de la Cátedra de Misionología en Segovia que hace
renacer la “Alegría del Evangelio”
El
director de Obras Misionales Pontificias en España, Anastasio Gil,
clausuraba ayer en Segovia el II Curso de Verano de la Cátedra de
Misionología, que ha reunido a 20 alumnos procedentes de diversas realidades
eclesiales y territoriales de España, además de otros lugares del mundo, como
Camerún y Panamá.
Una diversidad que ha contribuido en la reflexión sobre la
“Espiritualidad Misionera”, “Algunos retos actuales de la misión:
promoción de la justicia, ecumenismo y diálogo interreligioso”, “Teología de
la Misión”, “Animación Misionera” y la profundización en la Exhortación
Apostólica del Papa Francisco Evangelii Gaudium, temas sobre
los que han trabajado los alumnos durante los seis días de
formación.
Alumnos
que han querido reflejar con sus palabras lo que significa este curso para
ellos. Son ellos los que han compartido, participado y transmiten ahora en cada
una de sus delegaciones y realidades eclesiales la fuerza de un espíritu
misionero que en este segundo año se ha consolidado en Segovia, con la
seguridad, como afirma el Papa Francisco, que “Con Jesucristo siempre nace y
renace la alegría” (EG 1).
Mª
Carmen López,
de la Delegación de Misiones de Sigüenza – Guadalajara, y Mª Mar Martín,
de la Delegación de Misiones de Segovia, participan por segundo año en este
curso de formación. Ambas, en un diálogo, compartían sus sentimientos y
sensaciones en lo que significa una aportación especial para la formación
misionera. Ambas destacaban el cómo estar en Segovia contribuye decididamente a
entrar más y más en la dinámica misionera y hacerla presente en todas las
realidades pastorales. De ese modo, Mª Carmen López, afirmaba que “el año
pasado me enganchó bastante” y como “siempre estoy buscando formación misionera,
participar en este curso es encontrar una visión clara de cuestiones que son
importantes para el día a día en la misión”. En ese sentido, Mª Mar Martín
aseguraba que este curso sirve para “colaborar con la Delegación de Misiones,
con la parroquia y especialmente es un aporte personal”. Ambas, Mª Carmen y Mª
Mar, que no dudan en participar en el III Curso de Verano que se realizará el
próximo 2015, coincidían en sus palabras sobre la convivencia, como clave de
esta formación, que la consideran muy positiva, a lo que añadía Mª Mar, “esta
convivencia sirve y contribuye en el crecimiento como cristianos, como
hermanos”.
Cuestión
en la que también insistía José Ignacio Sotoca, que ha participado por
primera vez en este curso misionero. Una participación que además ha sido con su
familia, junto a su mujer Sara Valdepeñas y el hijo de ambos, Jesús. Una familia
misionera, una familia que destacaba, en esta formación, la importancia del
diálogo y la convivencia. Es, aseveraba José Ignacio, “muy importante el poder
dialogar y compartir lo que se vive cada día, que verdaderamente ha enriquecido
este encuentro”.
Josephine
Kisimba,
del Instituto Secular Cruzada Evangélica, procedente de Camerún, también ha
participado por primera vez en este Curso de Verano, cuando lleva apenas 5 meses
de labores pastorales en España. Ella destacaba que está “muy contenta con el
curso, porque ha sido muy interesante”, afirmando que “ahora con este curso y
con lo que he recibido en el encuentro con mis compañeros me va a ayudar cuando
regrese a mi país” porque “me ayudará también con las chicas con las que
trabajo”. Señalaba que ha encontrado muchos temas que le han servido para
profundizar en la Misionología, en especial lo relacionado con la Espiritualidad
Misionera, porque “la vida espiritual es muy importante para mi compromiso
misionero”.
Fray
José Ariel Cedeño OSA,
procedente de Panamá, en el mismo sentido, señalaba que “esta experiencia para
mí es novedosa”, que contribuye a la “misión que ya se abre desde Panamá a
España, porque ahora ya tenemos hermanos agustinos de mi país trabajando en esta
tierra”. Este curso, en esa línea, “contribuye a la expansión de la Misión.
Respecto al encuentro y convivencia de diferentes personas, carismas, destacaba
que es “verdaderamente una riqueza, que para nosotros, que somos nuevos, que nos
ayuda a descubrir el sentido de la misión”. Además, los “testimonios misioneros
nos han exhortado a nosotros a fortalecer más el ámbito de la misión, volviendo
a las raíces del primer amor y encuentro con
Jesucristo”.
Testimonios
que recordaban que la misión es una llamada a ver la realidad de un modo
diferente, a ser humilde. Una vida misionera en la que se aprende a adaptarse a
otros, porque siempre merece la pena entregarse por el Señor, ya que da mucho
más y en la misión siempre se ve más.
El
también panameño José Enrique Pinto insistía en la “dinámica del mismo
curso”, que ha facilitado el encuentro “con la realidad misionera”, a la vez que
destacaba el trabajo compartido sobre la animación misionera, que ayudaba a
descubrir otras miradas, otras formas de trabajar, otras formas de contribuir a
una vida misionera más plena.
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Es
el renacer la alegría, de la que en la clausura hablaba Anastasio Gil, de OMP,
es el esfuerzo formativo que han compartido estos discípulos misioneros, son
quienes ahora seguirán perseverando con alegría “cuando están con Él, cuando
hace su voluntad, cuando comparte la fe, la esperanza y la caridad
evangélica”.
Fernando
Redondo,
voluntario de la Delegación de Misiones de Toledo