"Me siento orgulloso
como Obispo de Segovia al saber que hay muchos misioneros de esta diócesis en
la vanguardia de la Iglesia dando testimonio del Evangelio de Cristo"
Queridos misioneros segovianos:
Ayer inicié mi ministerio episcopal en la diócesis de Segovia y,
charlando con el delegado diocesano de misiones, me sugirió que os escribiera
una carta para saludaros como obispo. Con mucho gusto lo hago, precisamente en
estos días de Navidad en que nuestros lazos se estrechan aún más gracias al
Enmanuel que viene a formar la familia de los hijos de Dios.
Me alegró mucho que una de las primeras personas que me felicitó
por mail con ocasión de mi nombramiento fuera un sacerdote de Segovia que está
de misionero en Chile. Fue como un signo de que la diócesis no es sólo un
territorio delimitado geográficamente sino una realidad que, por ser Iglesia de
Cristo, supera las fronteras y nos une a todos los cristianos de manera
misteriosa y real al mismo tiempo. En la felicitación de ese misionero quise
ver que, nuestra iglesia, aunque necesitada de sacerdotes, vive la vocación
misionera de manera generosa, gratuita, y, en último término, católica. Me siento orgulloso como Obispo de Segovia al
saber que hay muchos misioneros de esta diócesis en la vanguardia de la Iglesia
dando testimonio del Evangelio de Cristo y entregándose por los demás en la
misión ad gentes.
Quisiera animaros en vuestra tarea recordando aquello que nos dijo
el Papa san Juan Pablo II: la fe se fortalece dándola. Estoy seguro que de esto
tenéis una viva experiencia. También estoy seguro que al dar la fe os dais a
vosotros mismos de forma radical. Escribiendo a los cristianos de Tesalónica,
san Pablo decía que no sólo les había entregado el Evangelio sino su propia
persona, porque el cristiano es también parte de ese Evangelio que predica.
Ciertamente, no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo y Cristo
crucificado, pero en la predicación, el apóstol se entrega a sí mismo, como
hizo Cristo, y en esa entrega hace creíble el Evangelio. Os animo a vivir así,
de forma que el Evangelio sea vuestra propia recompensa, vuestra paga.
Por último, quisiera desearos una Navidad en la que la experiencia
del amor de Dios que nos entrega a su propio Hijo os llene de gozo y esperanza,
y sea un acicate para seguir al Señor por el mismo camino que él escogió: dar
la vida por los hombres. No os faltará nunca la fuerza de Dios ni su compañía,
tantas veces discreta, imperceptible si queréis, pero presencia que nos hace
caminar, como sucedió a los discípulos de Emaús, con alguien que enciende
nuestros corazones y nos permite descubrirlo en los signos sacramentales. Os
deseo una Navidad llena del gozo del Evangelio, del que nos ha hablado el Papa
Francisco. Y contad con mi oración y afecto por todos y cada uno de vosotros,
hijos de esta Iglesia de Segovia. Os abrazo en el Señor.
+ César Franco Martínez
Obispo de Segovia.