El crecimiento de la fe en China no muestra signos de detenerse, y el futuro de la Iglesia podría cambiar notablemente si la tendencia actual se mantiene estable
Un panorama
de luces y sombras para la fe cristiana en China fue descrito por la agencia
informativa UCA News como balance de la situación de libertad religiosa en 2014.
Las numerosas demoliciones de cruces y símbolos religiosos y otros hechos de
represión hacen que este año haya sido el de mayor persecución a los creyentes
en la última generación pero el crecimiento de la fe hace creer que el futuro
del cristianismo en el país será muy diferente.
Un año de dificultades
Las noticias reportadas por Gaudium
Press a lo largo del año coinciden con el análisis del informativo asiático. La
escena de maquinarias y trabajadores ingresando a los terrenos de los lugares de
culto para remover las cruces y otras imágenes prominentes en los templos en
China fue una de las más recurrentes en materia de libertad religiosa en 2014.
En algunas oportunidades los
funcionarios enfrentaron la reacción de las comunidades de creyentes y debieron
ingresar por la fuerza o de manera engañosa o sorpresiva bajo la oscuridad de la
noche.
En algunos casos particulares, como el del Vía Crucis de Longgang, en la
provincia de Wenzhou, la batalla en contra de las imágenes llevo a las
autoridades a levantar muros en torno a estatuas de gran tamaño que no podían
retirar de su lugar.
Las celebraciones de Navidad fueron prohibidas en centros educativos de esa
misma provincia y persiste la reclusión del Obispo
titular de Baoding, Mons. James Su Zhimin y del Obispo de Shanghai, Mons Thadeus
Ma Daqin. Todo este panorama fue denunciado por
el Cardenal Joseph Zen, Obispo emérito de Hong Kong, cuya diócesis enfrenta el riesgo de una
reforma política que retiraría la independencia administrativa de la región y,
con ella, la excepcional libertad religiosa que disfruta.
Según UCA News, estas políticas de represión podrían corresponder a la
interpretación del "imperio de la ley" promovido por el presidente del país, Xi
Jinping, desde su llegada en marzo de 2013. Tras oleadas de despidos de
funcionarios, las autoridades han aplicado con rigor normativas desfavorables a
los creyentes que ya habían conseguido marcar su influencia en la sociedad, lo
que podría significar un intento de satisfacer a la autoridad central de
Beijing, sin que existan aún pruebas de que las campañas en contra de cristianos
estén vinculadas de manera oficial a la presidencia.
Signos de esperanza
A pesar de estas situaciones, el crecimiento de la fe en China no muestra
signos de detenerse, y el futuro de la Iglesia podría
cambiar notablemente si la tendencia actual se mantiene estable. A pesar de que se registraron más de
426 demoliciones de cruces en Zhejiang, también se registra una tasa de
construcción de unos mil lugares de culto en el país cada año, lo cual permite
pensar que a pesar de la campaña existen en el territorio varios cientos de
templos más que al inicio del año.
El crecimiento de la fe en China es más pronunciado que en otros países y
esto se convierte en un importante signo de esperanza para el análisis de UCA
News: "El año anterior puede haber sido un año terrible para la cristiandad en
China, probablemente el peor en una generación", concluyó el informativo. "Pero
el futuro a largo plazo parece todo lo contrario, lo quiera o no el presidente
Xi".
Fuente: gaudiumpress.org,