El próximo 25 de enero se celebra la Jornada de Infancia Misionera, una institución de la Iglesia Universal que promueve la ayuda recíproca entre los niños del mundo. Gracias a la generosidad de los niños españoles, Obras Misionales Pontificias (OMP) envió el año pasado 2.001.192,15? para financiar proyectos de formación y desarrollo integral de la infancia en el mundo. Con este dinero se ayudó a 218.975 niños de 40 países, con proyectos de salud, educación y evangelización.
Los
niños ayudan a los niños. Este es la idea fuerza que ha movido a Infancia
Misionera desde que su creación en el siglo XIX. En esta iniciativa, los más
pequeños son absolutos protagonistas: son los agentes de solidaridad y los
beneficiarios de las ayudas. Infancia Misionera educa a los niños en la vida
misionera, y les da una visión universalista de la Humanidad.
Cada
año, Infancia Misionera-una de las Obras de OMP-, emprende nuevas iniciativas
para conseguirlo. En esta edición, que se celebra bajo el lema "Yo soy uno de
ellos", Infancia Misionera España ha convocado un concurso de cuentos para niños
de 6 a 12 años. El próximo martes 13 de enero, un jurado experto presidido por
José Luis Olaizola Serrá, premio Planeta 1983, elegirá el mejor relato de entre
los 65 finalistas diocesanos. El fallo se hará público al día siguiente, en la
rueda de prensa de presentación de la Jornada.
Esta
iniciativa, junto con otras similares que se realizan durante todo el año en
todo el mundo, hacen posible que los niños se sientan miembros de una misma
familia, y ofrezcan sus donativos para ayudar a sus semejantes en todo el mundo.
En total, los niños del mundo aportaron 15.665.532,98? al Fondo Universal de
Solidaridad de Infancia Misionera. De esta "hucha común" se financiaron 2.868
proyectos educativos, pastorales y de salud. Los niños españoles aportaron a
este fondo 2.001.192,15?, que ha hecho posible ayudar a más de 200.000 pequeños
en 40 países del mundo.
La
Obra Pontificia de Infancia Misionera nació en Francia en 1843, por iniciativa
del obispo francés monseñor Forbin-Janson, que invitó a los niños de su diócesis
a colaborar con los niños de China. En 1922, el Papa Pío XI asumió esta
iniciativa como suya, y dio a esta Obra el carácter de "Pontificia". La Obra
Pontificia de Infancia Misionera se instauró en España en 1852, con el apoyo de
la Reina Isabel II. La primera niña registrada fue su hija mayor, la Princesa de
Asturias. Es pionera en la defensa de la Infancia. Se adelantó 80 años a
laPrimera Declaración de los Derechos del Niño -la Declaración de Ginebra- y más
de 100 años al nacimiento del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia
(UNICEF).