"Para que los cónyuges que se han separado encuentren acogida y apoyo
en la comunidad cristiana", es la intención por la evangelización o intención
misionera que propone el Santo Padre para este mes de febrero.
Hace
unos días, el pasado 23 de enero, en el mensaje que el Papa Francisco hacía
público para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, centrada en la
familia, recordaba que, “cuando las familias están separadas entre ellas por
muros de piedra o por los muros no menos impenetrables del prejuicio y del
resentimiento, cuando parece que hay buenas razones para decir «ahora basta»; el
único modo para romper la espiral del mal, para testimoniar que el bien es
siempre posible, para educar a los hijos en la fraternidad, es en realidad
bendecir en lugar de maldecir, visitar en vez de rechazar, acoger en lugar de
combatir”.
Por
eso “la «buena noticia» de la familia”, les decía a los miembros del Consejo
Pontificio para la Familia, “es una parte muy importante de la evangelización,
que los cristianos pueden comunicar a todos, con el testimonio de la vida; y ya
lo hacen, esto es evidente en las sociedades secularizadas: las familias
verdaderamente cristianas se reconocen por la fidelidad, por la paciencia, por
la apertura a la vida, por el respeto a los ancianos... El secreto de todo esto
es la presencia de Jesús en la familia.
Propongamos por lo tanto a todos, con
respeto y valentía, la belleza del matrimonio y de la familia iluminados por el
Evangelio. Y por esto nos acercamos con atención y afecto a las familias en
dificultades, a las que están obligadas a dejar su tierra, que están partidas,
que no tienen casa o trabajo, o por muchos motivos están sufriendo; a los
cónyuges en crisis y a los ya separados. A todos queremos estarles cerca con el
anuncio de este Evangelio de la familia, de esta belleza de la
familia”.
Fuente: OMPRESS