Durante la presentación en el Pontificio Instituto Juan Pablo
II la colección de libros «Famiglia, Lavori in corso» de la Editorial
Cantagalli, el cardenal Robert Sarah mantuvo un coloquio con los asistentes,
respondiendo a sus preguntas. En relación al pasado sínodo, el prelado aseguró
que las divisiones que se vieron en octubre «son todas occidentales. En África
estamos firmes, porque en nuestro continente hay mucha gente que por la fe ha
perdido la vida».
«Como dijo Ratzinger», indicó, «un derecho que no se basa sobre la
moral se convierte en injusticia. Por eso es necesario tener presente
el contexto de la secularización en que vivimos. El alejamiento de sectores
enteros de la sociedad moderna del cristianismo ha ido de la mano con la
ignorancia y el rechazo de su doctrina e identidad cultural».
Sobre la descripción del Papa Francisco de la Iglesia como un hospital de
campaña, comentó:
«Dice una cosa profunda: debemos anunciar la belleza del cristianismo porque el hombre está gravemente herido. En un hospital de campaña, procuras cerrar las heridas lo antes posible, para que las personas no mueran. Después en un segundo momento pensarás al factor estético. El hombre tiene necesidad de amor, y es esta nuestra tarea, llevarlo al único objetivo que da sentido a nuestra existencia».
Pensamiento dominante e imagen falsa de la Iglesia
Para el cardenal, «la Iglesia debe vigilar para contraponerse a la pérdida de
los valores cristianos. Los medios de comunicación social contribuyen a
denigrar la posición de la Iglesia, a mostrarla bajo una falsa luz, o
en el mejor de los casos a permanecer en silencio. El pensamiento
dominante busca sin descanso presentar la idea de una Iglesia retrasada y
medieval, que habría rechazado adaptarse a la evolución del mundo,
hostil a los descubrimientos científicos».
La clave de lo debatido en el Sínodo
En el pasado sínodo, aseguró el purpurado, «fue claro que el
verdadero punto esencial no era y no es sólo la cuestión de los divorciados
vueltos a casar», sino más bien «si la doctrina de la Iglesia
se deba considerar un ideal inalcanzable, irrealizable y necesitada por
tanto de una adaptación que la rebaje para ser propuesta a la sociedad
contemporánea. Si las cosas están así, se impone necesariamente una
clarificación: si el Evangelio es una buena noticia para el hombre o una carga
inútil que ya no se puede proponer».
Y añadió:
«La misión de la Iglesia es anunciar la doctrina cristiana y la verdad del amor conyugal, llevando al hombre a su verdadera realización».
No se pueden usar las palabras que usa el mundo
El cardenal Sarah advirtió que está claro «que es muy equivocado que
la Iglesia se permita usar las palabras que usan en las Naciones Unidas. Tenemos
un vocabulario para expresar lo que creemos. Si la Eucaristía es sólo
una comida, podemos dar la comunión también a los divorciados que contradicen la
alianza. El hecho es que somos imprecisos al usar palabras cristianas
como ‘misericordia’. Sin explicar de qué se trata, engañamos a la
gente. La misericordia cierra los ojos para no ver el pecado, el Señor
está dispuesto a perdonar pero si volvemos, si nos arrepentimos de nuestros
pecados. Pienso que debemos medir las palabras que usamos, porque la gente cree
que habrá un cambio, una revolución, y debemos probar que no hay una
revolución, no puede haberla, porque la doctrina no pertenece a alguno,
pertenece a Cristo, a la Iglesia».
Profanan voluntariamente el Cuerpo de Cristo
Cristo ha sido y es misericordioso, pero no se puede interpretar su
palabra sobre el matrimonio y el adulterio de modo diverso, pues «es un
pecado, y el pecador, sin arrepentimiento, no puede acercarse al cuerpo de
Cristo. Si algunos países lo hacen ya, insultan a Cristo, es una
profanación de su cuerpo. Con más culpables porque lo hacen de manera
pensada, querida».
Y sobre el papel de los obispos, dijo que «si nosotros reencontramos
nuestra fe, si nosotros encontramos una doctrina firme, estoy seguro de que el
pueblo de Dios nos seguirá, aunque sea con dificultad».
Y aañdió:
«Yo pienso que es más valiente estar con Cristo en la cruz, ser fiel a su palabra: no es fácil vivir el Evangelio. Es fácil ir a las periferias… ¿pero con quién vamos? Si no llevamos a Cristo, ¡no llevamos nada! Pienso que el coraje más fuerte es permanecer cristianos, como hacen tantos cristianos que mueren en Pakistán, Medio Oriente, África. No quiere decir que no debemos salir para llevar el Evangelio. Pero la valentía para nosotros hoy es ir contracorriente, porque el mundo ya no soporta el Evangelio».
Martirio
El cardenal advirtó que el martirio «no es sólo
físico»….«debemos ser cada vez más claros para expresar nuestra fe con
respeto, con valentía, como han hecho quienes nos precedieron». Y lamentó que
hoy «se tiene la impresión de que la gente habla según sopla el
viento. Debemos seguir a Cristo, su Evangelio».
Papa y Curia
El cardenal denunció que «muchas veces también los periodistas oponen
al Papa con la Curia, lo que es falso. Pero ahora ya la gente piensa
que nos hemos opuesto, y piensan que el Santo Padre ha dicho que está a
favor de la comunión a los divorciados, y en cambio esta es sólo una
interpretación de sus palabras».
Y concluyó preguntando:
Fuente: InfoCatólica«La crisis de fe es el núcleo de la dificultad de la Iglesia. ¿Hemos encontrado de verdad a Cristo? ¿Ha cambiado Cristo nuestra vida? Y luego, está la crisis sacerdotal. Los sacerdotes son ipse Christus, y esto es verdad. ¿Pero somos conscientes de ser Christus?»