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23 de mayo de 2015

MONSEÑOR ÓSCAR ROMERO, PRÓXIMO BEATO: “AUNQUE SEA CON UNA PEQUEÑA COSA PODEMOS AYUDAR A LAS MISIONES”

Monseñor Romero Beato
Hoy será beatificado Monseñor Óscar Arnulfo Romero Galdámez, Arzobispo de San Salvador, que murió asesinado el 24 de marzo de 1980 mientras celebraba misa en la Capilla del Hospital La Divina Providencia, en San Salvador. Sus restos se encuentran en la Cripta de Catedral Metropolitana de San Salvador.

La beatificación de Monseñor Romero es muy importante para la Iglesia tanto de América Latina como universal, porque fue un pastor que supo -junto con otros obispos- poner a la Iglesia al servicio de la justicia y de la reconciliación de su país.

El proceso ha sido largo y laborioso por las múltiples implicaciones de todo tipo que tiene. De hecho, en su homilía en San Salvador en 1983 -poco después de su martirio-, San Juan Pablo II pidió que la memoria del “celoso y venerado” Prelado salvadoreño fuera respetada y no manipulada por intereses ideológicos. Finalmente el 3 de febrero, el Papa Francisco, en audiencia privada con el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, aprobó que se promulgue el decreto que reconocía el martirio del Arzobispo salvadoreño.

Lo que ciertamente queda de manifiesto es la importancia de la figura de monseñor Romero: fue “un pastor con olor a oveja”, por usar la expresión del papa Francisco.  Se tomó muy en serio la atención personal a los fieles y a los sacerdotes

Beato Monseñor Oscar Romero se interesó por las misiones y la Jornada Mundial de las MisionesDesde su tiempo de sacerdote y párroco, las puertas de su casa estaban siempre abiertas a todos, sobre todo, a los más necesitados y pobres; ya como obispo, acogía en el obispado a las personas que acudían pidiendo refugio por ser víctimas de la violencia generalizada y haber tenido que abandonar sus hogares. Su lema fue “Sentir con la Iglesia”, y esa fue su principal preocupación: construir una Iglesia fiel al Evangelio y al Magisterio de la Iglesia. 

Su preocupación sincera por los más necesitados, le supuso el menosprecio, la incomprensión, la persecución, hasta culminar con el martirio.

Lo que es poco conocido es que monseñor Oscar Romero fue Director nacional de las OMP en El Salvador desde 1974 a 1978. Romero en su homilía del 16 de octubre de 1977, por ejemplo, habló de la  dimensión misionera de la Iglesia: “Hermanos, ayudar a las misiones es ayudar a aquellos hombres y mujeres, sacerdotes y laicos, que trabajan en aquellas tierras donde todavía Cristo no es conocido” y cuestionaba: “¿Cómo anda tu espíritu misionero? Toda tu vida tiene que ser misionera”, en el marco de la celebración del Octubre misionero, haciendo ver como la jornada misionera mundial debe ser un momento de reflexión para el propio caminar de vida como cristianos  y motivando a ayudar a todos los misioneros en el mundo entero que entregan su vida para  llevar la buena nueva  de la salvación a todos los hombres. 

Con otro pequeño ejemplo podemos ver su espíritu misionero claramente: “No vamos a enriquecer a las misiones con nuestros centavitos; pero sí les vamos a demostrar, que en El Salvador se comprende la misión y que aunque sea con una pequeña cosa podemos ayudar a las misiones” (16 de octubre 1977).


Por eso la beatificación de monseñor Romero es también un gran acontecimiento para la misión y los misioneros, porque el beato Óscar Romero, va a interceder para que la evangelización universal de la Iglesia esté impregnada de su amor a los más pobres y su ejemplo nos impulsa a todos a hacer vida el evangelio en que creemos.


Juan Martinez,
 OMP España