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12 de febrero de 2018

THÉRÈSE, LA «MÁRTIR DE LA LIBERTAD» DEL CONGO, PODRÁ SER ENTERRADA POR FIN

Las autoridades han denegado a la familia el poder recoger su cadáver durante casi tres semanas

Thérèse Kapangala
La aspirante a religiosa fue una de las víctimas mortales de la represión policial contra las manifestaciones del 21 de enero, y se ha convertido en un icono de la lucha por la democracia en el país.

Se llamaba Thérèse Kapangala, tenía 24 años, y ya ha sido bautizada por algunos medios de la República Democrática del Congo como «mártir de la libertad». Murió el 21 de enero, al recibir una bala de la policía en la parroquia de San Francisco de Sales de Kitembo, el noreste de Kinshasa. El funeral por ella y el entierro se celebrarán este viernes, en el mismo templo. 

Thérèse, aspirante a la vida religiosa, no es la única víctima mortal entre los manifestantes. Al menos otras seis personas murieron a manos de la policía el 21 de enero, además de ser detenidos una docena de sacerdotes y religiosos.

Pero esta joven, cuyo rostro ha empezado a verse en algunas camisetas, se ha convertido en un una especie de símbolo de la lucha de la Iglesia del país por la democracia. Por eso su funeral y entierro han despertado una gran expectación.

El entierro se ha hecho esperar tanto porque la familia de Thérèse no pudo recuperar su cuerpo hasta este jueves. «Una vez registré su cuerpo en la morgue central de Kinshasa, ya no pudimos acceder a él –declaró el padre Joseph Musubao, tío de Thérèse, a La Croix Africa–. Nos han enviado de una autoridad administrativa, sanitaria o judicial a otra para lograr la autorización para recoger el cadáver y embalsamarlo».

«Ningún departamento quería asumir la responsabilidad», añadió. Finalmente, después de presentar una protesta formal, un fiscal militar pidió al único forense del país que examinara el cuerpo».

Los familiares, escondidos

No ha sido la única prueba para su familia. El padre de Thérèse, Steve Kapaganla, vive en la clandestinidad desde la muerte de su hija, escondidos por miedo a más represiones. Se da la paradoja de que Steve es mayor de la misma policía que, según los testigos, acabó con la vida de la joven. «Su vida está en peligro y, al mismo tiempo, su cargo le obliga a callar», explica su cuñado, el padre Musubao.

Él mismo también ha tenido que pasar unos días escondido. Después de que un coche siguiera al suyo durante varios kilómetros, y de que se detectaran movimientos sospechosos en los alrededores del seminario de Kinshasa, donde es formador, sus superiores lo enviaron fuera.

En cuanto a la madre y resto de hermanos de Thérèse, «no podemos hablar mucho y nunca salimos solos, porque en el barrio hay policías de paisano espiándonos», denunció hace una semana su hermano, Stanislas.

Misa por el resto de víctimas en la catedral

También este viernes se celebra, en la catedral de Nuestra Señora del Congo, de Kinshasa, una Misa por el resto de las víctimas de las manifestaciones del 21 de enero. Así lo ha anunciado el Comité Laico de Coordinación (CLC), la entidad que ha estado detrás de las convocatorias.

Después de mediar para alcanzar el acuerdo de San Silvestre el 31 de diciembre de 2016, la Iglesia cambió su estrategia al darse cuenta de que Kabila solo quería ganar tiempo. Desde ese momento, en la primavera pasada, empezó a pedir a los laicos que asumieran su responsabilidad para luchar por la democracia. Así, empezaron a convocarse manifestaciones que han sido reprimidas cada vez con más dureza por la policía.

La última muestra del apoyo que esta entidad ha recibido en todo momento de la jerarquía eclesiástica en el país es que presidirá la Eucaristía el cardenal Laurent Monsengwo, arzobispo de la capital.

Se teme que la Misa se desarrolle en un clima de tensión, pues varios miembros de esta organización están en búsqueda por la policía. En los últimos días, los agentes han registrado varias comunidades religiosas buscándolos.

María Martínez López

Fuente: Alfa y Omega