A la ONU y otras organizaciones internacionales
empeñados en imponer el aborto, la
anticoncepción obligatoria y la ideología de género en África les ha
salido una muy molesta enemiga.
Obianuju Ekeocha se ha
manifestado siempre abiertamente ante los ataques a la vida
y la familia en África
por parte de estados y organizaciones internacionales
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Se trata de Obianuju
Ekechoa, microbióloga nigeriana, católica, residente en Inglaterra y una de
las voces más sólidas contra el neocolonialismo ideológico de la ONU. Esta
valiente africana es presidenta de Culture of Life Africa alcanzó resonancia
mundial en 2012 al viralizarse su carta
abierta a Melinda Gates, en la que le reprochaba su lluvia de
millones para imponer la cultura de la muerte en África.
Ahora denuncia
esta neocolonización aportando datos sobre el enorme negocio que hay detrás
y que utiliza a los africanos, un pueblo con enorme fe, como mera mercancía. Lo
hace en Christian Post:
Occidente está colonizando África con el aborto y el control demográfico
África está
siendo nuevamente colonizada hoy, aunque esta vez no con armas o el
establecimiento de fronteras arbitrarias, sino mediante los gobiernos
occidentales y las organizaciones humanitarias, la liberación sexual y el
aborto, afirma Obianuju Ekeocha.
Esta nueva
forma de colonización está arraigada en una mentalidad amo-esclavo, subraya
Ekeocha en su libro Target
Africa: Ideological Neo-colonialism in the Twenty-First Century,
publicado a principios de año y que documenta las nefarias fuentes de
financiación y los esquemas políticos existentes detrás de esta injusticia.
Mientras
África luchaba denodadamente desde el final de la colonización con todo tipo de
cuestiones socioeconómicas y disfunciones políticas, los ricos donantes de
Occidente han explotado estos problemas y han asumido un papel de salvadores y
libertadores, ofreciendo “soluciones” contrarias a los valores de la mayoría
de la población africana, explica en su libro.
Menos anticonceptivos y mejor sistema sanitario
Ferviente
defensora provida a nivel internacional, Ekeocha, nigeriana de nacimiento y
residente en el Reino Unido, empezó su investigación sobre este tema en 2012,
cuando Melinda Gates propuso recaudar cinco mil millones de dólares para
financiar los anticonceptivos en África. Ekeocha se sintió ultrajada y escribió
a Gates una carta en la que exponía que ella, como nigeriana católica, no
necesitaba ni quería lo que ella proponía. Lo que los africanos necesitan
son buenos sistemas sanitarios, programas de nutrición para los niños y
mejores oportunidades educativas, escribió.
“Si tienes
dinero, si eres quien lo controlas, por desgracia eres el que detenta el
poder en esta relación”, ha dicho Ekeocha en una entrevista al Christian
Post.
Este modo de
pensar deriva de una creencia alarmista según la cual, las características
demográficas africanas presagian un desastre dado el cambio climático y la
menor estabilidad en el suministro de alimentos. Algunos creen que la
respuesta a esta amenaza inminente es disminuir la población y, para
conseguirlo, se deben tomar medidas drásticas, una visión que tiene su
origen en el libro de Paul Ehrlich, The Population Bomb, publicado en 1968.
Y aunque las predicciones apocalípticas de Ehrlich nunca se materializaron, su
obra sigue respaldando el enfoque que se utiliza en relación a las naciones
pobres del mundo.
La guerra contra la mujer africana
Y las
soluciones que proporcionan estas entidades occidentales “se basan, en gran
medida, en una firme estrategia que conlleva reducir la fertilidad de la mujer,
que es el origen del crecimiento de la población en África”, afirma Ekeocha en
el capítulo del libro en el que aborda el tema del control demográfico.
“Así, las
naciones, organizaciones y fundaciones occidentales le hacen la guerra a los
cuerpos de las mujeres africanas”, continúa.
Aunque
consciente de que las naciones occidentales estaban dando más dinero para
preservativos y anticoncepción, no quería tomar en consideración las teorías
conspirativas y examinó cuidadosamente gran cantidad de datos y estadísticas
de los archivos de las Naciones Unidas, donde se puede seguir el rastro del
dinero muy de cerca.
Ekeocha
explica que el año clave en todo esto fue 1994, cuando en una
conferencia en El Cairo, se les dijo a los gobiernos occidentales que si daban
dinero a las naciones africanas se podía considerar como una ayuda incluso si
era para anticonceptivos. De 1993 a 2012 esta ayuda aumentó en un 1.930 por
ciento.
Un negocio suculento
“Cuando hice
todos los cálculos, seguí el rastro de todo el dinero y lo sumé, el total
dedicado a programas demográficos iba de unos seiscientos millones de dólares
al año a unos doce mil millones de dólares anuales”, ha dicho Ekeocha a CP.
Según Ekeocha,
esto significa que cualquiera que haya conseguido ese incremento de porcentaje
de ganancia, en ese espacio de tiempo, está haciendo negocio y tiene una
agenda de ruta.
Ekeocha
también revela cómo, mediante complejas maquinaciones, incluso pequeñas
organizaciones como Population Matters, que tiene su sede en el Reino Unido,
comercializa el sentimiento de fariseísmo de los donantes, a los que permite
sentirse virtuosos porque compran bonos medioambientales por la electricidad y
energía que consumen. Por cada niño nacido en África, la organización pide a
sus donantes dar una cierta suma de dinero basada en sus emisiones de CO2.
Como explica
en el capítulo 6, Modern-Day Colonial Masters (Los dueños de la colonización
actual), Population Matters lanzó una iniciativa online en 2009, justo unos
días después de la cumbre sobre el clima que tuvo lugar en Copenhagen,
Dinamarca. El sitio web se llamó PopOffsets y “permitía que personas y
organizaciones compensaran sus emisiones de carbono haciendo donaciones online
para la anticoncepción y la esterilización en Kenia, Tanzania, Etiopia y
otros países en vías de desarrollo, incluso si las emisiones de carbono per
capita en el Reino Unido son 135 veces más altas que en Etiopia”.
Acabar con la vida en África
“Parece que
Population Matters sugiera: ’Siempre que se evite que un pobre africano
nazca, sigue adelante, explota el medio mundial y vive de manera
autoindulgente’“, escribe.
Ekeocha ha
dicho a CP: “Eso me asustó, porque si un movimiento como ese, que aquí es un
grupo pequeño, puede gestionar millones de libras y dólares de todos sus
miembros… Y si alguien dice: ’Estoy intentando hacer la Tierra más verde,
por lo que por cada avión que coja, por cada coche que conduzca, por cada
taza de café que compre, por el uso de la electricidad haré una donación a este
grupo que, así, irá a África y realizará vasectomías a los hombres’”. Si
estos esfuerzos se multiplican el resultado sería la devastación de todo un
continente, dice Ekeocha; este enfoque es totalmente ineficaz y desatinado.
Esta
científica biomédica, especializada en hematología, fundó Culture of Life Africa
en 2013 para dar a conocer la conexión tóxica entre el aborto y las industrias
de planificación familiar y la ayuda extranjera. Desde entonces, Ekeocha ha
seguido ganando terreno. Es muy activa en Twitter, donde con mucha
frecuencia habla claramente sobre temas provida, y ha conseguido tener casi
43.000 seguidores.
En 2016,
cuando habló ante las Naciones Unidas en Nueva York, durante una sesión de la
Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, acerca de las mejores
prácticas para la atención sanitaria maternal en África, un vídeo con algunas
de sus observaciones se hizo viral. Una representante, danesa, se irritó porque
Ekeocha llamó a los esfuerzos humanitarios que promocionan el aborto una
“colonización”, y alegó que las mujeres africanas debían considerarlo un
desarrollo positivo y dejar que tomaran sus propias decisiones.
Una cultura próvida
Ekeocha
replicó que si intentaba traducir en el lenguaje Igbt lo que significa para un
mujer “elegir hacer lo que quiera con su cuerpo” y, también, que el
aborto es, de alguna manera, algo bueno, no podría hacerlo porque no hay modo
de transformar esa idea en una frase en su idioma tribal.
“Culturalmente,
la mayoría de las comunidades africanas creen, por tradición, por sus
estándares culturales, que el aborto es un ataque directo a la vida humana”,
afirmó en esa ocasión.
“Por lo tanto,
si alguien quiere convencer a una mujer africana que el aborto es algo bueno y
que puede ser algo bueno, primero tiene que decirle que lo que sus padres, sus
abuelos y sus antepasados le enseñaron es erróneo. Le tendrá que decir que
siempre se han equivocado en sus ideas, en su modo de pensar; esto es
colonización”.
Los países
africanos se han visto forzados a aceptar una ayuda económica que es
destructiva y adictiva, ha afirmado Ekeocha a CP. El capítulo final de Target
Africa explica a grandes rasgos cómo cree ella que el continente debe ser
descolonizado de determinadas influencias occidentales, y aborda también el
complejo de superioridad que tienen muchos grupos cuando ofrecen sus “regalos”.
“Estamos en una especie de impasse”, afirma
Ekeocha, observando que con frecuencia se dice a las naciones africanas
que son países “independientes”, aunque lo cierto es que si bien ya no están
bajo el dominio colonial como en el pasado, siguen estando supeditados a estos
grupos de donantes de Occidente.
Dios, la gran esperanza del pueblo africano
Su deseo es
que su libro proporcione una instantánea que diagnostique las proverbiales
heridas e infecciones de este sistema. Ekeocha afirma reiteradamente que los
grandes problemas del continente no se resolverán con menos gente, y los occidentales,
incluidos los cristianos, tienen mucho que aprender de los creyentes
africanos y su gente.
Explica que en
una región del mundo conocida por ser una de las más pobres del mundo, pobreza
que afecta a muchas sociedades africanas, los africanos saben, en lo más
profundo de su corazón, que Dios es su única esperanza.
“El no tener
gobiernos que interceden de vez en cuando, ni los programas de ayudas sociales
y demás que hay aquí en Europa y en América, es, de alguna manera, algo bueno,
porque significa que la gente sabe quién es realmente su Apoyo, su Protector
y que su sustento viene de Dios”, ha dicho a CP.
Los africanos no se avergüenzan de su fe
Cuando Ekeocha
se trasladó a vivir al Reino Unido pensó que se acostumbraría a vivir en
Occidente, pues había leído muchas novelas y visto muchas películas
occidentales, pero tuvo una sorpresa. Nos ha contado que antes de venir a
vivir a Europa nunca había conocido, en toda su vida, a más de cinco ateos.
“En África no
tenemos grandes comunidades ateas, porque la gente sabe que no puedes estar en un
lugar donde no tienes red de seguridad y no reconocer que Dios es tu red de
seguridad. Incluso los nigerianos ricos se aferran a Dios. Nos aferramos a Dios
porque en cualquier momento de tu vida, tu protección, tu sustento, incluso tu
respiración, vienen de Dios Todopoderoso”.
“Y los
africanos no se avergüenzan de aferrarse a esta fe de niños. Somos
desvergonzadamente dependientes de Él”.
(Traducción de
Elena Faccia Serrano)
Fuente:
ReL