El periodista francés Laurence Desjoyaux ha publicado una biografía del arzobispo de Bangui (República Centroafricana), el cardenal Dieudonné Nzapalainga titulada 'Vengo a traeros la paz'.
Dieudonne Nzapalainga, cardenal arzobispo de Bangui |
El
cardenal Dieudonné nació en Bangassou, ciudad en la son obispos los combonianos
españoles Juan José Aguirre y Jesús Ruiz Molina.
Los "tres santos"
constructores de la paz
En
2013, cuando acababa de ser nombrado arzobispo de Bangui, las facciones armadas se repartieron los barrios de la
capital. Para trabajar por la reconciliación y evitar más violencia,
los tres principales líderes religiosos lanzaron su Plataforma Interreligiosa
por la Paz: el cardenal
Dieudonné, el imán Omar Kobine Layama y el pastor protestante Nicolas Gbangou.
Recorrieron todo el país y hablaron con líderes y jefes pidiendo paz. Muchos
les llaman hoy los “tres santos de Bangui”.
En
2015 el Papa Francisco visitó Bangui para apoyar estas iniciativas y desde allí
abrió el Año de la Misericordia el 30 de noviembre. Esa visibilidad daba más
potencia a la capacidad pacificadora de los tres líderes. En noviembre de 2016 Francisco lo creaba cardenal.
En
2016, el cardenal y el imán Kobine recibieron el Premio Mundo Negro a la Fraternidad 2016 por su trabajo
como constructores de la paz, que concede la prestigiosa revista de los
misioneros combonianos.
La
revista Ação Missionária de
los religiosos espiritanos -congregación a la que pertenece Nzapalainga- recoge
escenas duras de estos años. En 2017 los rebeldes atacaron Bangassou. El obispo Aguirre acogió en la
catedral a las familias musulmanas que estaban siendo perseguidas y amenazadas
de muerte. El cardenal pone este episodio como un ejemplo de trabajo
interreligioso por la paz.
“Católicos,
musulmanes y protestantes, caminamos
juntos y todos hablamos de paz al pueblo”, dice el cardenal al periodista
francés.
A
veces ha acudido con sus manos vacías a grupos de rebeldes armados. Su madre le telefonea y le pide
que no vaya a esos encuentros arriesgados. “Madre, soy obispo, esta es mi
misión. No me pidas que no corra riesgos, no agraves mis problemas.
Más bien, reza. ¡Si muero, sé por qué dejé esta vida!”, responde él en esos
casos.
“Soy
pobre, vengo de un país pobre. No tengo chófer, nadie me abre y cierra puertas.
No dejo que la vanidad se haga cargo. Si hubiera aceptado su oferta, el gobierno
me habría dado un coche y un guardaespaldas. Lo rechacé. Me quedo cerca de la
gente. A mi casa vienen
ministros y gente pobre. Recibo a todos. Y salgo a conocerlos a todos, sin
pensar nunca si es arriesgado o no. No le tengo miedo al desafío de
salir a las periferias. Me gusta estar ahí. Como dice el Papa Francisco, somos
la Iglesia que sale hacia los demás”, añade.
Fuente: ReL