Más de 130.000 jóvenes del
mundo ya tienen su plaza para Panamá. Acudirán procedentes de los cinco
continentes para la próxima Jornada Mundial de la Juventud, prevista del 22 al
27 de enero de 2019. No pocos son españoles
Mientras Centroamérica quiere mostrar su mejor cara al mundo con motivo
de la visita apostólica del Papa Francisco, la crisis política que azota a
Nicaragua se ha vuelto un problema grave.
Pero eso no desanima a los
asistentes, cuyo número en inscripciones aumenta día con día. El arzobispo de
la capital panameña, José Domingo Ulloa, es optimista: «Los jóvenes encontrarán
un pueblo sencillo y acogedor».
«Hemos hablado
con el Papa últimamente, él irá con mucha ilusión. Sabemos que es una jornada
mundial pero la gran mayoría de los participantes serán jóvenes
latinoamericanos y esa es una de las razones por las cuales el Santo Padre
escogió Centroamérica: porque se trata de la gran oportunidad para que miles de
jóvenes de las periferias geográficas y existenciales puedan tener un encuentro
con él. Esto le ilusiona», cuenta el arzobispo de Panamá en entrevista
con Alfa y Omega.
La organización
general de la JMJ ya ha entrado en su etapa final. Tras meses y meses de un
proceso de planificación detallado, es tiempo de ejecutar los proyectos y prepararse
para recibir una oleada de personas. Solo desde Latinoamérica se espera la
llegada de 150.000 jóvenes. La mayoría de ellos ya se han inscrito a través de
Internet (en panama2019.pa),
pero otros tantos se sumarán en las próximas semanas.
«Podemos
rebasar esa cifra pero queremos ser prudentes. Lo importante es que sabemos que
existirá una representación numerosa de cada uno de estos países que, en las
otras jornadas, enviaron apenas a grupos de 100 o 200 personas y ahora, para
Panamá, incluso triplicarán el número», prosigue José Domingo Ulloa.
Familias para
todos
Explica que el
proceso de inscripciones se ha dividido en varias fases. La primera de ellas,
correspondiente al deseo de asistir, congregó unas 210.000
adhesiones. Pero no todos los inscritos finalmente confirmarán su presencia. En
la segunda fase, unos 40.000 no ratificaron su decisión. En cambio unos 130.000
ya rellenaron los formularios, con los datos de sus documentos y pagaron la
cuota respectiva. El resto, otros 40.000, aún deben decidirse. Teóricamente
tendrán tiempo hasta 15 días antes del inicio de la JMJ, pero ya no podrán
obtener un descuento en la cuota de inscripción.
Según explica
el arzobispo, la cuota básica de inscripción va de los 200 a los 250 dólares,
de acuerdo con los servicios incluidos. El paquete más costoso incluye los
pases de asistencia a los actos públicos de la jornada con el Papa, un seguro,
la comida, el transporte y el alojamiento.
Ulloa afirma que
las diócesis que se inscriben a tiempo podrán ser ubicadas en alojamientos sin
ningún problema. «Nuestra meta es que la gran mayoría de los jóvenes puedan
tener la experiencia de familias de acogida, ya tenemos más de 110.000 espacios
que están esperando con ansiedad a los jóvenes para compartir con ellos,
enriquecerse de lo que el joven va a traerle, pero también que el joven pueda
enriquecerse de la experiencia de fe y de país que le quieren ofrecer las
familias panameñas», dijo.
La meta
–sostiene– es llegar a 200.000 plazas con la disponibilidad de las familias, y
también prever otros ambientes porque existen grupos que prefieren quedarse en
gimnasios o en colegios. Esto es algo que ya se ha considerado, pero se han
preparado siempre «a más» para que todo joven asistente a «esta gran fiesta»
pueda tener un lugar donde ser acogido, donde reciba «todo el cariño» que le
quieren expresar. En esta última etapa, el principal pensamiento de todos los
organizadores es cómo poder tratar de la mejor manera posible al peregrino que
va a venir al encuentro mundial.
Una JMJ de toda
la región…
Un problema
preocupante tiene que ver con la inestabilidad política y social que, desde
hace meses, está afectando a Nicaragua, en la frontera con Costa Rica y que se
ubica, justo, en el camino desde Guatemala, Honduras y El Salvador hacia
Panamá. Desde hace meses se había previsto que muchos fieles viajasen por
tierra incluso desde el sur de México para sumarse a las actividades de la
jornada panameña.
Incluso se
había considerado que durante la llamada prejornada, los días que
anteceden propiamente a las actividades en Panamá y con el Papa, los miles de
participantes se distribuyesen no solo en las diócesis de ese país, como es
costumbre, sino que pudiesen contar con actividades en los países limítrofes.
De hecho, un gesto que convenció a Francisco de asignar a ese país la JMJ fue
la solicitud que le hicieron en bloque todas las conferencias episcopales de la
zona, presentando la ocasión como una jornada de respiro centroamericano.
Pero desde
aquella solicitud enviada más de cuatro años atrás, han pasado demasiadas
cosas. La crisis en Nicaragua, que ha involucrado en primera persona a la
Iglesia católica y a los jóvenes (la primera como institución mediadora entre
las partes, y los segundos como principales artífices de una manifestación
pública que no se aplaca, pese al paso de los meses), ha obligado a los obispos
de ese país a desistir de la idea de recibir en sus diócesis a los peregrinos
de la JMJ. No solo por cuestión de seguridad, sino –también– por incapacidad
logística.
… con plan B
El arzobispo
afirma que aún existe la esperanza que los autobuses puedan atravesar el país,
a pesar de la inestabilidad, pero –al mismo tiempo– se han previsto algunas
otras alternativas como vuelos chárter, para establecer puentes aéreos y que
varias compañías ya están ofreciendo. El contacto institucional está teniendo
lugar –explica– entre gobiernos, a través del Secretariado Centroamericano
(SICA), un organismo multilateral regional. Allí se ha discutido no solo la situación
nicaragüense sino, también, un pedido especial para facilitar un paso más ágil
en todas las fronteras de los diferentes países que se deben atravesar para
llegar a Panamá. Así, con el aval de las parroquias, las archidiócesis y el
Estado panameño, se pueda facilitar a los peregrinos un paso más fácil
sorteando la burocracia propia de toda frontera.
Monseñor Ullosa
también revela que los cuerpos de seguridad panameños han entrado en contacto
con sus contrapartes en la región para asegurar la seguridad de los peregrinos
y garantizar que los autobuses que atraviesen los países en peregrinación
puedan contar con cierta protección en cada uno de sus límites. Esto, insiste,
es parte de un plan del Gobierno de Panamá en contacto con las cancillerías de
la región.
En clave
de Laudato si
Con espíritu
entusiasta, el arzobispo invita a los jóvenes de todo el mundo a vivir la
experiencia de una Jornada Mundial de la Juventud que tendrá una característica
«única»: «Cada jornada es inédita, quiere ser el reflejo del caminar de la
Iglesia. En esta ocasión van a encontrar una Iglesia centroamericana, porque no
es solo un país el organizador, es toda una región con una enorme diversidad.
Encontrarán cosas muy sencillas, un pueblo muy acogedor y abierto, con una
capacidad de manifestar sencillamente su fe, pero también hallarán una Iglesia
que se ha puesto al día», considera.
Anticipa que,
entre otras cosas, un sello característico de la próxima JMJ estará relacionado
con la posibilidad de los jóvenes de descubrir una Iglesia que vibra con «el
regalo» que el Papa Francisco ha dado a la humanidad: la encíclica Laudato
si. «Queremos que quienes participen de la jornada puedan ser también
promotores del cuidado de la casa común, hemos estado preparándonos para ello
de cara a las catequesis que se darán a lo largo de esos días», destaca.
Y, sobre la
pregunta que todos se hacen, se mostró misterioso. Hace semanas, los obispos de
El Salvador invitaron con insistencia al Papa Francisco a que extienda su
visita apostólica por Centroamérica e incluya en el itinerario a su país, como
un gesto de cercanía al pueblo del flamante santo Óscar Arnulfo Romero,
arzobispo de San Salvador que fue acribillado mientras celebraba misa el 24 de
marzo de 1980, a mano de un francotirador enviado por los escuadrones que
sembraban la muerte en medio de un brutal conflicto interno. Al respecto, Ulloa
precisa, sonriendo: «Eso sí que no lo sabemos, hay que preguntarle a quien
lleva su agenda. Lo importante es que el Papa llegará y se encontrará con esos
miles de jóvenes, una manifestación de esta gran fiesta».
Andrés Beltramo
Álvarez
Ciudad del
Vaticano
Fuente: Alfa y
Omega