Ayuda
a la Iglesia Necesitada presenta su informe Libertad Religiosa en el mundo
2016-2018
Foto: AFP Photo/Sajjad Hussain |
Seis de cada
diez personas viven en países donde no se respeta la libertad religiosa. Esta
es una de las principales conclusiones del Informe 2016-2018, presentado este
jueves en Madrid por la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN
en sus siglas en inglés).
El estudio
abarca el mundo entero (196 países) y recoge las vulneraciones de este derecho
independientemente de la religión de la víctima, si bien el análisis se centra
en la población cristiana.
327 millones de
cristianos, según ACN, viven en lugares donde se persigue a las personas de
esta confesión, y otros 178 millones, en países donde son discriminados, por lo
general por parte del Estado. En conjunto, esto supone que uno de cada cinco
cristianos ven conculcado su derecho a la libertad religiosa, ya sea por la
acción de grupos terroristas o fundamentalistas, como de estados que imponen
una determinada religión (musulmana, budista o hinduista) o simplemente
persiguen cualquier forma de expresión religiosa no estrictamente controlada
por el poder político (China y Corea del Norte).
La persecución
se recrudece en China e India
En términos
absolutos, el barómetro de la libertad religiosa ha retrocedido en los últimos
dos años. Ello se debe a que la persecución se ha agravado en los principales
países depredadores, dentro del grupo de las 38 naciones donde se considera que
existe «persecución religiosa». Se destaca en especial el empeoramiento de la
situación en China y en la India, mientras que «en Corea del Norte, Arabia
Saudí, Yemen y Eritrea –dice el informe– la situación ya era tan mala que
apenas podría empeorar».
Con respecto al
grupo de 17 países donde existe «discriminación», llama la atención la
inclusión este año de Kirguistán y, sobre todo, de Rusia, donde la nueva
legislación antiterrorista se ha utilizado para restringir la actividad de toda
confesión religiosa distinta a la ortodoxia.
El Daesh
retrocede…
En el aspecto
positivo, destaca la pérdida de poder territorial del Daesh y la mejoría de la
situación en Irak y en Siria, lo que ha permitido que más refugiados de los
previstos estén regresando. También se caen del grupo de países donde existe
persecución Tanzania y Kenia, gracias al retroceso de Al Shabab, la franquicia
africana del Daesh.
…pero los
terroristas regresan a sus países de origen
Como
contrapunto, se advierte del peligro que supone el regreso de los combatientes
yihadistas a sus casas, incluida a Europa. Solo en 2017, según el Soufan
Center, habían regresado al Reino Unido 427 británicos. A ellos se unen los
jóvenes radicalizados a través de Internet, candidatos a perpetrar lo que el
informe de ACN denomina «terrorismo de vecindario». «La amenaza ha sido más
generalizada de lo que hacen suponer las apariencias habida cuenta de los
planes de los militantes extremistas truncados con éxito por la policía y los
cuerpos de seguridad», asegura el documento.
La reacción en
Europa se ha producido en forma de un aumento de la islamofobia y de una
«cultura de la desconfianza y recelo» que «amenaza con dividir las sociedades
conforme a la adscripción religiosa».
El diálogo
interreligioso como antídoto
Buena parte de
esa persecución religiosa tiene, en origen, causas muy distintas a la religión,
instrumentalizada al servicio de otros intereses políticos o económicos. De ahí
que la labor de los líderes religiosos puede ser decisiva para evitar «un baño
de sangre». Lo dice en el prólogo del informe el cardenal arzobispo de Bangui,
Diedunné Nzapalainga, promotor de una alianza en la República Centroafricana
entre católicos, evangélicos y musulmanes.
La
instrumentalización de la religión –constata– «es muy eficaz porque los
sentimientos religiosos apelan a lo más profundo de nosotros y la religión
tiene, indudablemente, la capacidad de suscitar emociones apasionadas». Por eso
el diálogo interreligioso «es, sin lugar a dudas, la última defensa contra la
implosión final de nuestro país». Porque «o conseguimos restaurar la paz o
desaparecemos».
En esa búsqueda
de la paz en la República Centroafricana un español desempeña un papel central.
Se trata de Juan José Aguirre, arzobispo de Bangassou. Su imagen como escudo
humano para evitar que fueran masacrados cientos de musulmanes por parte de
milicianos cristianos en la catedral dio la vuelta al mundo. ACN ha
decidido conceder a su diócesis el Premio a la Libertad Religiosa.
Ricardo
Benjumea
Fuente: Alfa y
Omega