El Hogar
Familia de Adaba (Etiopía) se mantiene gracias a la ayuda de Infancia Misionera
Los chicos del Hogar
Familia de Adaba, delante de su casa.
Foto: Giuseppe Ghirelli
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Los chicos que viven en él anuncian el Evangelio cada semana a niños
musulmanes y ortodoxos. Y hasta consiguen recaudar unos 60 euros al año para
otros niños.
El objetivo de la obra de la Infancia Misionera,
cuya fiesta grande se celebra hoy, es que los niños de todo el mundo ayuden a
otros niños y les anuncien el Evangelio. Y un ejemplo perfecto de ello son los
niños del Hogar Familia que la Iglesia tiene en Adaba (Etiopía).
El misionero
italiano Giuseppe Ghirelli, que es el responsable de esa misión, nos cuenta que
«en ese hogar viven once niños, de entre 8 y 16 años. Los cuida una mujer
viuda, que es como una madre para ellos. Estos niños no tienen padres, o si los
tienen no pueden hacerse cargo de ellos».
El Hogar
Familia es uno de los 2.694 proyectos que el año pasado recibieron apoyo
económico de Infancia Misionera; es decir, de niños de todo el mundo que hacen
pequeños sacrificios u organizan actividades para poder enviar algo de dinero.
Como muchos poquitos hacen una montaña, el año pasado en todo el mundo se
recaudaron 16 millones de euros. Y casi uno de cada cinco de esos euros salió
de España.
Los niños huérfanos de Adaba van al colegio de la
misión, que está al lado de su casa y tiene 600 alumnos. «Allí no hay clase de
Religión, porque en la zona los católicos son minoría. De hecho, nunca había
habido misioneros hasta 2001. Hay sobre todo musulmanes y cristianos
ortodoxos».
Pero los niños
del Hogar Familia, que son todos católicos, participan en un grupo de Infancia
Misionera con otros chicos del colegio. «Yo me reúno con ellos una vez a la
semana por la tarde, después de clase –cuenta el padre Giuseppe–. Les explico
el Evangelio y les enseño alguna imagen de la vida de Jesús».
Con los niños
musulmanes
Hace tres años, mientras el misionero italiano
pensaba con los niños qué podían hacer para ser ellos mismos misioneros, se les
ocurrió repetir con otros chicos de su edad lo que ellos vivían en el grupo.
Así que un jueves se fueron con el padre Giuseppe a la Misa que celebra en
Herero, un pueblo cercano. Un grupito de niños del pueblo, al ver que en la
iglesia había gente de su edad, se acercó.
«Después de la
Misa, los chicos del Hogar Familia les dijeron que formaran pequeños grupos y
les contaron la historia de Jesús. Luego jugaron con ellos, se hicieron amigos
y se divirtieron mucho».
Desde entonces, lo repiten cada semana. «Ahora ya
ni siquiera los acompaño –dice el misionero–. Como hay algún chico más mayor
van ellos solos». En esa aldea hay muy pocos católicos, pero esos pequeños
misioneros hablan también con los niños cristianos ortodoxos y musulmanes.
«Cuentan la vida de Jesús y las parábolas que enseñaba, y los musulmanes no
tienen problema con eso».
Pero esta no
es la única actividad misionera de los chicos. Ellos mismos, que viven gracias
a la ayuda de Infancia Misionera, también se esfuerzan para conseguir algo de
dinero que pueda ser útil en otra parte del mundo. En concreto, unos 60 euros
cada año.
Puede parecer
poco, pero es fruto de su esfuerzo, porque ellos no tienen padres que les den
paga ni nada parecido. «Los consiguen sobre todo haciendo mercadillos –explica
el padre Giuseppe–. Hicimos uno el día 7 de enero, que es cuando se celebra aquí
la Navidad. Vendieron algunas cositas, como lápices y bolígrafos, que les traje
de Italia en mi último viaje.
También
algunas verduras que me ayudan a cultivar en un huertito dentro del terreno de
la misión. El otro día, por ejemplo, vendieron un saco entero de zanahorias».
Fuente: OMP