El Papa Francisco ha enviado una carta a los obispos de Nigeria
asegurando su cercanía a todos los que en ese país, ante las amenazas del
extremismo como el de los terroristas musulmanes de Boko Haram, que persigue y
mata a cristianos en ese territorio.
La carta, publicada hoy, está fechada el 2 de marzo. A continuación
y gracias al Vatican Information Service, el texto íntegro de la misiva
Nigeria, conocida como el
"gigante de África", con más de 160 millones de habitantes, está
llamada a desempeñar un papel importante no sólo en ese continente, sino en
todo el mundo. En los últimos años ha experimentado su economía ha
experimentado un fuerte y se presenta en la escena internacional como un
mercado de gran interés tanto por sus recursos naturales como por su potencial
comercial. Oficialmente se considera ya la mayor economía africana. También se
ha distinguido como interlocutor socio político por sus esfuerzos en la
solución de las crisis del continente.
Al mismo tiempo, vuestra
nación se enfrenta a serias dificultades, incluidas formas nuevas y violentas
de extremismo y fundamentalismo étnico, social y religioso. Tantos nigerianos
han sido asesinados, heridos y mutilados, secuestrados y privados de todo: de
sus seres queridos, de sus tierras, de sus medios de vida, de su
dignidad, de sus derechos. Muchos no han podido regresar a sus hogares. Los
creyentes, tanto cristianos como musulmanes, se han visto unidos en un trágico
final a manos de personas que dicen ser religiosas, pero que abusan de la
religión para convertirla en una ideología que se doblegue a sus intereses de
opresión y muerte.
Quiero asegurarles que estoy
cerca de vosotros y de los que sufren. Rezo todos los días por vosotros y os
repito, para que os sirven de ayuda y estímulo, las palabras consoladoras del
Señor Jesús, que siempre deben resonar en nuestros corazones: "La paz os
dejo, mi paz os doy".
La paz -como bien saben- no
es sólo la ausencia de conflictos o el resultado de un determinado compromiso
político, o fatalismo resignado. La paz, para nosotros, es un don que viene de
lo más alto, es Jesucristo mismo, Príncipe de la Paz, que de ambos pueblos hizo
uno. Y sólo el que lleva la paz de Cristo en el corazón, como horizonte y
estilo de vida, puede convertirse en artífice de la paz.
Al mismo tiempo, la paz es un
compromiso diario, valiente y auténtico para fomentar la reconciliación,
promover la experiencia de compartir, construir puentes de diálogo, servir a
los más vulnerables y a los excluidos. En una palabra, la paz es la
construcción de una "cultura del encuentro"
Por eso quiero expresaros
aquí un sincero agradecimiento, porque en medio de tantas pruebas y
tribulaciones, la Iglesia en Nigeria no cesa de dar testimonio de la acogida,
la misericordia y el perdón. ¿Cómo no recordar a los sacerdotes, religiosos y
religiosas, misioneros y catequistas que, a pesar de los sacrificios
indecibles, no han abandonado su rebaño, sino que han permanecido a su
servicio, anunciadores buenos y fieles del Evangelio? A ellos, en particular,
quiero expresar mi cercanía y decirles: ¡No os canséis de hacer el bien!
Demos gracias por ellos al
Señor, como por las muchas personas de todos los ámbitos sociales, culturales y
religiosos que, con gran determinación, se comprometen concretamente contra
todas las formas de violencia y en favor de un futuro más seguro y más justo
para todos. Nos ofrecen un testimonio conmovedor que, como recordaba el Papa Benedicto XVI al final del Sínodo para África, demuestra "el poder
del Espíritu Santo que transforma los corazones de las víctimas y de sus
verdugos para restablecer la fraternidad''.
Queridos hermanos en el
Episcopado: ¡Con perseverancia y sin desánimo prosigan por el camino de la paz!
¡Acompañen a las víctimas! ¡Socorran a los pobres! ¡Eduquen a los jóvenes!
¡Háganse promotores de una sociedad más justa y solidaria!
De corazón os imparto la
Bendición Apostólica pidiendo que la compartáis con los sacerdotes, religiosos,
misioneros, catequistas, laicos y especialmente con los miembros sufrientes del
Cuerpo de Cristo.
¡Que la Resurrección del
Señor sea portadora de conversión, de reconciliación y de paz para todos los
pueblos de Nigeria! Os encomiendo a María, Reina de África. Recen por mí
también.
Fuente: ACI