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2 de junio de 2015

LAS OBRAS MISIONALES PONTIFICIAS EN ASAMBLEA EN ROMA: ENTREVISTA A VITO DEL PRETE

La misión es anunciar el Evangelio, proponerlo, y tenemos el derecho – el deber como cristianos- de anunciarlo

Ayer comenzó en Roma la Asamblea General de las Obras Misionales Pontificias con la presencia de todos los directores nacionales del mundo, más de un centenar, y los responsables de mirar por la Iglesia misionera en la Santa Sede. Así estarán presentes el cardenal Fernando Filoni, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, y el presidente y los secretarios generales de las Obras Misionales Pontificias. 

El padre Vito del Prete es uno de estos secretarios, que más que generales son “internacionales”, el de la Pontificia Unión Misional. En esta entrevista para OMPRESS desgrana los objetivos que cree que debe lograr esta Asamblea para el futuro de la institución más importante de apoyo a las misiones en la Iglesia.

-¿Obras Misionales Pontificias? Misión, misionera, misionero… Son palabras de moda en la Iglesia…

Sí, pero es que no es posible llevar adelante ningún tipo de pastoral si no se tiene la missio ad gentes como punto de referencia continua. Es la finalidad de todo: el anuncio del Evangelio a quienes no lo conocen. Todo debe volver a la Iglesia misionera porque la Iglesia existe para la misión. Cada cristiano debe existir para la misión. Si esto no es así, la Iglesia se vuelve algo cerrado… id a todo el mundo…

-La misión… pero el Papa Francisco habla de evitar el proselitismo.

La misión es anunciar el Evangelio, proponerlo, y tenemos el derecho – el deber como cristianos- de anunciarlo. Además la conversión es algo muy profundo según la tradición cristiana, es algo total, no simplemente “un estoy de acuerdo o me sumo…”. Por eso, estoy convencido de que no hay proselitismo en la Iglesia misionera. Conozco prácticamente todas las misiones de la Iglesia. He visitado países de Asia, África, América… he hablado con religiosas, obispos, sacerdotes, laicos… y les he visto cómo viven su fe. Le puedo asegurar que nadie en la Iglesia de hoy obliga a una persona a convertirse en cristiano, en católico.

-El tema de la Asamblea de las Obras Misionales es “Cómo sostener la misión universal de hoy y de mañana”, ¿de qué se hablará?

Se profundizará en los desafíos que plantea la misión hoy y en un futuro próximo, porque las OMP se tienen que adecuar a este desarrollo. Por eso, se ha invitado como ponente al cardenal Orlando Quevedo, Arzobispo de Cotabato, Filipinas. Se trata de una persona que vive en frontera. Un país católico, y una región musulmana. Cotabato es una verdadera frontera, con mártires, gente secuestrada, ambiente difícil… En esta línea, las OMP deben renovarse, refundarse, encontrar su especificidad para estar con la misión hoy y mañana. En los últimos 50 años, ha cambiado toda la concepción de la misión y, en este nuevo contexto, las OMP deben restablecer una identidad propia, deben mantener su intuición profética.

-¿En qué sentido son proféticas?

Las Obras Misionales Pontificias parten de motivaciones profundas, de la misión como anuncio, de la liberación a través del Evangelio. No pueden ser sólo recaudación de fondos. Son muchos los que lo hacen y, en ocasiones, mucho mejor. En los países de misión, las Obras Misionales Pontificias tienen que dar la posibilidad a estas Iglesias, que son minoría en sus propias naciones, de participar en la misión. Tienen que crear en ellas la conciencia de que forman parte de una comunión solidaria, en la que todos aportan y todos reciben.


También deben sacar a las Iglesias de los países que “ayudan” de su individualidad, de su protagonismo particular, para llevarlas a la perspectiva universal. A una diócesis que quiere hacerlo todo por sí sola le costará garantizar esta universalidad. Creará lazos de dependencia, un neocolonialismo. Las OMP aseguran que actuemos como católicos, desde situaciones de igualdad. Esto justifica la labor de las OMP. Requiere una enorme espiritualidad, requiere comunión, poco espíritu de protagonismo y mucho espíritu de servicio. Porque si se quiere que la recaudación económica tenga éxito se debe motivar con la fe, no con estrategias. Es un problema de fe.

Fuente: OMPRESS/O.M.P.