Hoy, 6 de marzo, la iglesia española
celebra Día de Hispanoamérica organizada por la Comisión Episcopal de Misiones
de la CEE
Los misioneros de la OCSHA, Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana nos
han contado la intensidad con la que el Año de la Misericordia se está viviendo
en la Misión. Ellos son portadores de la Misericordia de Dios en los rincones
más recónditos de la tierra.
La apertura de la Puerta
Santa en Roma fue el pistoletazo de salida del Año de la Misericordia. Este
gesto ha sido reproducido por todas las diócesis del mundo, también en
Hispanoamérica. Monseñor José Vicente Conejero, misionero español
y obispo de Formosa (Argentina) cuenta cómo han tenido que abrir cinco
puertas más para facilitar la llegada de peregrinos desde todos los lugares, ya
que las distancias son enormes: la diócesis tiene 72.060 kilómetros, y hay
pueblos a 600 km de la sede diocesana. Rafael Cob, obispo de Puyo
(Ecuador) organizó una peregrinación hasta la catedral y abrió
solemnemente la puerta. En el recorrido por las calles de la ciudad se
representaron algunas escenificaciones sobre la misericordia.
Javier Moradillo, misionero en Cuba, afirma que ante el desconocimiento eclesial general, se han distribuido impresos con la explicación de las obras de misericordia corporales y espirituales. Diego Fernández Erramusbea, movido por el deseo de dar de comer al hambriento, ha dedicado un terreno de la parroquia para hacer una piscifactoría en la Selva Amazónica de Perú.
Un aspecto clave de este
Año es intensificar el sacramento de la penitencia. “Los sacerdotes están
dispuestos a salir al encuentro de las ovejas, de todas sin excepción, yendo
por los ríos, quebradas, caminos, acompañados del intenso calor, como de las
lluvias torrenciales que nos puedan alcanzar”, explica monseñor José Luis
Astigarraga, obispo del vicariato apostólico de Yurimaguas (Perú).
Los horarios de confesiones se han ampliado, también en las cárceles. “Hoy
mismo se están celebrando confesiones en el Centro Penitenciario Regional, pues
había una lista de 300 presos que se inscribieron para confesarse”, explica Emilio
González Escalada, desde la diócesis de Sao Mateo (Brasil). Este
misionero tuvo un encuentro de Adoración en la cárcel, y pasó con el Santísimo
por las celdas. “Todos querían tocar el Santísimo y pedían misericordia”.
Luis Miguel Modino, desde el amazonas
brasileño, trabaja con 23 pueblos indígenas diferentes, que hablan 18 lenguas.
“Siento la llamada a realizar una tarea que permita expresarnos juntos en una
lengua que es común a todos, ese idioma se llama Misericordia”.