Los
cristianos de Mosul celebraron este 24 de diciembre su primera Misa de Navidad
luego de que la ciudad fuera reconquistada por el ejército iraquí y fueran
expulsados los terroristas del Estado Islámico (ISIS)
Mons. Louis Sako celebra la Misa de Navidad en Mosul |
La
Eucaristía fue presidida por el Patriarca caldeo, Mons. Louis Raphael Sako,
junto al Obispo auxiliar caldeo, Mons. Shlemon Warduni y el Arzobispo siro
católico de Mosul, Mons. Petros Mouche. También estuvo presente el Arzobispo
siro ortodoxo, Nicodemus Daoud Sharaf.
El
lugar elegido fue la iglesia de San Pablo, aún en escombros y a cuya limpieza
ayudaron jóvenes musulmanes; un gesto que fue agradecido por Mons. Sako en su
homilía.
En
la Misa estuvieron presentes las primeras sesenta familias cristianas que
regresaron a la ciudad y que esperan que pronto se animen a hacer lo mismo el
resto de cristianos que aún viven exiliados.
También
asistieron autoridades iraquíes, líderes tribales, jefes militares y fieles
musulmanes.
En
su homilía, Mons. Sako señaló que luego de la liberación del ISIS, ahora Irak
enfrenta el desafío de la unidad, superando cualquier tentación de separatismo
o de revancha. “Estamos aquí reunidos para rezar por la paz y la estabilidad en
esta antigua ciudad, en nuestro país y en el mundo entero”.
“Desde
aquí apelamos a todos los musulmanes a hacer sentir su voz, para extinguir las
tinieblas del extremismo, de la discriminación y del conflicto, para promover
la paz, la tolerancia, el amor, la fraternidad y la dignidad”, afirmó.
“Es
lo que estos jóvenes musulmanes han hecho al restituirnos esta iglesia;
invitamos a los jóvenes cristianos, yazidíes y los pertenecientes a las demás
minorías a unirse a ellos. Y esta solidaridad nos haga esperar que los
dispersos puedan retornar a Mosul y vivir en paz”, expresó.
En
junio de 2014 el ISIS capturó Mosul y la nombró capital de su califato. Cientos
de miles de cristianos fueron expulsados y otros fueron ejecutados por no
renunciar a su fe. Los pocos que quedaron debían pagar el impuesto de sumisión.
Los
cristianos de Mosul, junto a los de Qaraqosh y de otras villas de la Llanura
del Nínive se instalaron como refugiados en Erbil, la capital del Kurdistán
iraquí.
Luego
de poco más de tres años, la ciudad fue finalmente reconquistada por el
ejército iraquí, junto a las tropas kurdas y con el apoyo aéreo de la coalición
internacional liderada por Estados Unidos.
Fuente:
ACI