El atentado
contra una iglesia metodista de Quetta golpea a los fieles en la «tierra de los
puros» que celebran el Año de la Eucaristía. Mientras el EI hace proselitismo
en Lahore, el gobierno permanece débil
La
fiesta del nacimiento de Jesús ha sido marcada por el dolor. La Navidad para
los cristianos de Paquistán tiene el sabor de la Cruz. Y solamente una mirada
de fe logra evitar la desesperación y ayuda a reconocer la mano de la
Providencia divina en la propia historia.
Un
ataque kamikaze, reivindicado por el Estado Islámico, fue perpetrado en la
iglesia cristiana metodista Bethel Memorial en Quetta, en la provincia de
Beluchistán; el saldo fue de 13 muertos y 56 heridos. Cuatro atentadores
irrumpieron en la iglesia, llena de fieles (más de 400) que se habían reunido
para la liturgia dominical.
Los terroristas llevaban chalecos llenos de
explosivos e iban armados hasta los dientes. Uno se hizo explotar, a otro lo
mataron los agentes de seguridad, los otros dos lograron escapar.
El
arzobispo Joseph Arshad, que acaba de ser nombrado guía de la comunidad de
Islamabad, indicó que «tales masacres están aumentando en Paquistán. Recemos a
Nuestro Señor Jesucristo para que pueda darnos la fuerza, la sabiduría, la
tolerancia y la paz. Que pueda Dios darle fuerza a las familias de las víctimas
para que soporten la pérdida de sus seres queridos».
El atentado se verificó mientras los católicos
están viviendo el Año de la Eucaristía que, dijo Arshad, «ayuda a cada
bautizado a afrontar difíciles desafíos y a vivir la fe con espíritu
eucarístico, es decir del don incondicional de sí, hasta el sacrificio de la
vida».
«Es
un ataque que hiere el corazón de la comunidad cristiana que se está preparando
para celebrar la Navidad. Es un ataque que pretende destruir la convivencia y
el trabajo de muchos que, en todos los niveles, se comprometen cada día en la
construcción de una nación mejor. La condena es firme y unánime, por parte de
todos los que, en cada comunidad religiosa, promueven la paz, la armonía social
y la pacífica convivencia.
El
terrorismo continúa atacando, pero confiamos en las fuerzas saludables del
país: las instituciones gubernamentales, la sociedad civil, los líderes
religiosos de buena voluntad», dijo a Vatican Insider el dominico James
Channan, director del “Domenican Peace Center”, en Lahore, comprometido en
promover el diálogo interreligioso. «Recordaremos a las víctimas en nuestro
encuentro interreligioso prenavideño del 21 de diciembre en nuestro Peace
Center. También en gobierno normalmente organiza encuentros para celebrar la
Navidad y felicitar a los líderes cristianos. Este año todas las celebraciones
estarán manchadas por esta violencia gratuita y que destruye: es urgente
proteger a las minorías para tutelar el pluralismo en el país», sentenció
Channan.
Precisamente
hace unos días el ministro católico para los Derechos Humanos y las minorías,
en Punjab, Khalil Tahir Sandhu, pidió a las instituciones de policía de todo el
país que garantizaran «la protección de todas las iglesias durante la misa de
Navidad y de Fin de año», para defender «a los fieles» y para que «la comunidad
cristiana pueda festejar felizmente este evento central para la fe». El
ministro lo hizo porque siguen grabados en la memoria de los fieles paquistaníes
(unos 4 millones de personas en una población de casi 200 habitantes) los
antecedentes más dolorosos: el ataque que llevaron a cabo dos kamikazes contra
una iglesia anglicana de Peshawar en septiembre de 2013 (hubo más de 100
muertos) y el atentado suicida contra dos igleisas de Lahore, una católica y
otra anglicana, en marzo de 2015. Sin olvidar la “masacre de Pascua”, cuando en
2016 una bomba explotó en un parque muy frecuentado por los cristianos, que se
encontraban celebrando públicamente la resurrección de Cristo, después de la
misa dominical.
«El
terrorismo se ensaña durante las festividades religiosas con el objetivo de
masacrar inocentes. Es terrible e inhumano», indicó a Vatican Insider Shafaat
Rasol, conocido predicador musulmán sufi, que guía el complejo islámico del
Markiz Bilal, en Lahore, que incluye una mezquita, una madrasa y un centro
cultural. «Es un acto execrable –subrayó–, que viola la vida humana y profana
el nombre de Dios. Estamos profundamente cerca de nuestros hermanos cristianos
hoy, en este momento de dolor.
Nos
uniremos en la solidaridad y en la oración. Estos hechos nos dan mucha más
fuerza y voluntad para trabajar por el diálogo interreligioso, para construir
en la sociedad una mentalidad y una cultura de paz, empezando por los jóvenes.
Nos sentimos todavía más llamados a promover los valores del profundo respeto
de la fe ajena, de la dignidad de cada hombre, de la acogida del otro. El
camino de la paz y de la convivencia está lleno de obstáculos y hay fuerzas que
lo acechan, pero precisamente por esta razón debemos resistir unidos,
musulmanes y cristianos, al lado de todos los hombres de buena voluntad».
La
Navidad es una fiesta muy importante para los cristianos de Paquistán. En todas
las grandes ciudades en las que hay asentamientos de mayoría cristiana (las
llamadas “colonias”), las comunidades de fieles decoran e iluminan las
iglesias, las casas y las calles. En las Iglesias cristianas (cinco son las
principales confesiones en el país) se organizan novenas de oración, representaciones
de la Navidad, conciertos de los tradicionales villancicos navideños,
encuentros interconfesionales. Sin olvidar los gestos de caridad que los
cristianos promueven especialmente, como la asistencia a los huérfanos y a las
viudas de cualquier religión.
Entre
otras cosas, por una curiosa coincidencia, en Paquistán, el 25 de diciembre, es
un día festivo, no tanto por la tradición cristiana (cuyas fiestas no con
civiles en el país) sino porque es el día del nacimiento de Mohammed Alí
Jinnah, el fundador de Paquistán.
Sin
embargo, en estas ocasiones, se refuerzan los servicios de vigilancia debido al
temor de los ataques terroristas. A partir de 2001, el gobierno impuso a las
iglesias dotarse (con los propios recursos) de muros y rejas, cámaras de
seguridad, entradas vigiladas, servicio de vigilancia y de seguridad
interiores. En las fiestas especiales como la Navidad o la Pascua, la policía
también despliega a sus agentes para reforzar la seguridad. Y las recientes
noticias de una campaña de propaganda y reclutamiento que ha lanzado el llamado
Estado Islámico en Lahore, con volantes por las calles, no hacen más que
confirmar la alarma, especialmente entre las minoráis religiosas.
PAOLO
AFFATATO
LAHORE
Fuente:
Vatican Insider