Y aquí María también juega un papel especial como “reina de la paz”. No se esconde a la Virgen, más bien al contrario. La imagen del Pilar está no sólo en la capilla, sino también en el patio y otras dependencias
En
la imagen la madre Marta habla con una
de
las profesoras musulmanas
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En pleno centro de la ciudad vieja de Jerusalén,
concretamente en el barrio cristiano, uno de los cuatro de la ciudad, se
encuentra el colegio Nuestra Señora del Pilar, popularmente conocido en la ciudad como el
“colegio español”, lo que queda patente con la bandera de España que ondea
en el tejado que pudimos ver al llegar a la escuela enclavada en el corazón de
la Ciudad Santa.
El centro es dirigido por la religiosa española Marta
Gallo Marín, de las Misioneras Hijas del Calvario y allí estudian algo más
de 200 niñas, la gran mayoría de familias muy pobres. Hay cristianas y
musulmanas. Estudian juntas, juegan juntas, crecen juntas y forjan amistades
para toda la vida venciendo diferencias religiosas y culturales y los
prejuicios entre comunidades.
De consulado español a colegio católico
Y así ha sido desde que el colegio naciera en 1923, un poco gracias a la casualidad. En el mismo edificio en el que se encuentra ahora el colegio católico estaba el Consulado español hasta que el cónsul decidió trasladar la delegación fuera de las murallas.
Sabiendo que las religiosas de esta congregación querían
instalarse en Jerusalén les ofreció este edificio en la ciudad vieja con una
sola condición, que abrieran un colegio para los hijos de las familias
más pobres del barrio cristiano. Así lo hicieron y así siguen casi un siglo
después.
Alumnas cristianas y musulmanas, juntas
Cuando se fundó, el colegio no tenía un nombre y era conocido como el colegio español. Poco a poco se fue haciendo más conocido. Cada vez más personas y grupos pasaban por él para rezar en la capilla. “Unos aragoneses vinieron con una imagen del Pilar y se la ofrecieron a las hermanas para que se quedara aquí. Es la que está ahora en la capilla y las hermanas pensaron que como era el colegio español y la Virgen del Pilar había venido a visitarnos, podría llamarse colegio Nuestra Señora del Pilar”, explica a Cari Filii la hermana Marta.
Desde entonces miles de niñas han pasado por este
colegio. Las musulmanas representan actualmente dos tercios de las
alumnas. Entre las cristianas hay católicas, ortodoxas, armenias, coptas… Estudian
juntas y entre ellas no hay ninguna diferencia, solamente se separan para las
clases de religión en la que las cristianas van a un aula y las musulmanas a
otra.
La amistad se extiende a las familias
La hermana Marta, directora del colegio, explica que “una de las cosas que más trabajamos aparte de la instrucción es que se hagan amistades buenas y estables entre las niñas entre sí, también entre cristianas y musulmanas”.
La paz no es una utopía en este colegio. Empieza con
la transformación de cada persona. Y es lo que hacen en el colegio del Pilar.
“Para nosotras todas son iguales aunque tengan distintas costumbres en sus
casas, van todas iguales y no se distinguen quien es quien. Tenemos reuniones
periódicas con los padres. Se juntan madres cristianas y musulmanas.
Las relaciones que se crean entre ellas son de amistad. Por ello, nuestro
trabajo se extiende con las familias”, agrega.
El papel de la Virgen en el colegio
Y aquí María también juega un papel especial como “reina de la paz”. No se esconde a la Virgen, más bien al contrario. La imagen del Pilar está no sólo en la capilla, sino también en el patio y otras dependencias.
Explica la hermana Marta que a las niñas no sólo se
les explica quién es la Virgen sino que todas juntas, cristianas y musulmanas, durante
el mes de mayo “hacemos en el patio las flores de María y hasta ahora nunca
nadie nos ha dicho nada. Algunas de las niñas, unas y otras, rezan el Ave
María con todo el entusiasmo”.
María también es querida por las niñas musulmanas
Además, recuerda que “una madre musulmana que fue alumna del colegio y ahora tiene a sus hijas aquí me dijo: ‘yo todavía rezo cada día aquella oración de cuando hacíamos las flores en el colegio’”.
La directora afirma que no se hacen distinciones a la
hora de hablar de María a las niñas. “Los musulmanes quieren a la
Virgen. Y en Religión y otras clases se les habla de la Virgen, siempre
respetando su religión y procurando respeto mutuo”, agrega.
Pero también para la hermana Marta, que a sus 73 años
lleva ya 16 en Jerusalén, la Virgen representa un elemento esencial en su
vocación. “La Virgen es mi compañera en todo momento –asegura- y camino con
ella por las calles. Es la pura realidad, es el todo, es una inspiración sobre
cómo vivió aquello que le cayó del cielo, todo inesperado, tener un hijo como
lo tuvo, la Pasión, Muerte y Resurrección, cosas muy bonitas y muy duras. El
cómo lo vivió es una inspiración para toda mujer, y también para todas nuestras
niñas que están aquí”.
De la teoría a la práctica
Como consecuencia de esta máxima, este colegio es un lugar de paz donde las amistades entre las niñas se mantienen durante toda la vida, sin importar el credo que profesen. Y la directora recuerda un caso reciente que muestra el espíritu que se vive en este pequeño colegio situado en el corazón de Jerusalén.
La historia la protagonizan una niña cristiana y otra
musulmana, “amigas del alma”. Cada año un sacerdote italiano invita a 15
alumnas a su parroquia en el norte de Italia durante dos semanas con la ayuda
del alcalde. En el grado 11 la directora eligió a una de ellas para ir a
Italia. En el 12 le tocaba a la otra amiga pero no fue seleccionada porque se
había quedado sola únicamente con su padre enfermo terminal por un cáncer. La
otra chica fue a la directora para pedir que su amiga se fuera aquellos 15
días ofreciéndose ella misma a cuidar del padre enfermo de su
compañera.
“Fomentamos la paz todo lo que podemos. Ayudamos
a las niñas a no responder mal con mal”, añade, sabiendo que siempre la
“paz es un don de Dios”. Aun así el colegio de Nuestra Señora del Pilar se ha
convertido ya en una columna de esta paz tan ansiada en la Tierra Santa en la
que Cristo nació, vivió y murió hace más de 2000 años.
Agradecimientos a la Oficina de Turismo de Israel y al colegio Nuestra Señora del Pilar de
Jerusalén.
Javier Lozano (Jerusalén) / Cari Filii
Fuente:
ReL