El amor de los misioneros frente al odio de las “maras”
“Misioneros
por el mundo” nos llevará el próximo domingo 4 de marzo a San Pedro Sula, una
ciudad llena de contradicciones, donde –como dice el obispo español de la
diócesis‒, una violencia atroz se
ha desarrollado en una población acogedora y cariñosa.
El
problema de las llamadas “maras” (bandas armadas y violentas) pone a prueba el trabajo del
centenar de misioneros, que permanece en el país pese a todas las
dificultades. El programa de TRECE ‒que se emite a las 13 horas, después
de la misa ‒nos presentará
a cinco de ellos: dos sacerdotes diocesanos de la OCSHA, dos laicos y un
obispo.
Matías
Gómez Franco es un sacerdote diocesano de la diócesis de Cartagena,
perteneciente a la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (OCSHA). A
25 kilómetros de San Pedro Sula, en el pueblo de San Manuel, atiende la
parroquia homónima. Al Hogar diocesano San Rafael, acuden unos 200 niños de
familias desestructuradas, a los que se protege de la amenaza de las maras.
La
Parroquia cuenta también con un dispensario en el que se cuida la salud de
muchas personas sin recursos. El padre Matías cuenta con la ayuda inestimable
de Rosita. Rosa Zamora Conesa, una viuda que descubrió la vocación misionera y
sintió la inspiración del Espíritu Santo para acudir a ayudar a su paisano.
En
San Pedro Sula se encuentra desde hace 33 años el misionero laico de origen
gaditano Antonio Sánchez García. Llegó a Honduras por una experiencia
de dos meses para ayudar a los padres paúles. Allí conoció a su esposa y hoy,
casado y padre de cuatro hijos, sigue ayudando a los padres paúles en la
pastoral social. Antonio ha perdido a varios amigos por la violencia de las
maras y se ha “acostumbrado” a vivir en un entorno de violencia marcado por las
desigualdades, donde el dolor provocado por los violentos no ha vencido la
esperanza y la fe de la mayoría de la población.
En Tegucigalpa hay
otro sacerdote de la OCSHA, diocesano de Guadix, el misionero Patricio
Larrosa Martos. Su actividad por los pobres no puede medirse en números,
pero estos impresionan: un Centro de capacitación para jóvenes; 12 casas para
chicas sin recursos que quieren seguir estudiando; 17 guarderías para niños; un
comedor en la Escuelita San Juan Bautista donde comen cada día 160 niños;
apartamentos para ancianos pobres, etc. Como dice el misionero, en realidad no
es él quien lo ha hecho, sino el Señor.
Finalmente,
veremos al obispo de San Pedro Sula, Ángel Garachana Pérez, un misionero
burgalés que llegó por primera vez a Honduras en 1972. Hoy, está al frente de
una diócesis de 4000 km2 con 2 millones de habitantes. Cuando llegó a la
diócesis había sólo un sacerdote hondureño, hoy cuenta ya con 34 sacerdotes
diocesanos
Fuente:
OMP