"En
tierra de misión, la gracia de Dios se desborda completamente"
Los jóvenes madrileños parten o han partido ya a países de los cinco continentes |
Este pasado domingo 30 de junio la
parroquia del Sagrado Corazón de Jesús de Madrid acogió una solemne Eucaristía
de envío de los jóvenes madrileños que durante este verano tendrán
experiencias de misión compartiendo tiempo y tareas con los misioneros. La
misa fue presidida por el director nacional de Obras Misionales Pontificias
(OMP) y delegado de Misiones de la diócesis, José María Calderón.
"Son 17 instituciones que
representan a más de 500 jóvenes madrileños que partirán a los cinco
continentes", destaca el subdelegado de Misiones, Manuel Cuervo.
"No son misioneros", subraya, "pero tampoco son voluntarios
ni cooperantes". Son jóvenes "que van a compartir la vida con los
misioneros, a ver el día a día de la misión de la Iglesia y a aportar su
juventud, su ilusión y la alegría".
Se
van desde aquí dispuestos a darlo todo
Según recoge el Arzobispado de Madrid,
Cuervo explica que es un servicio apasionante, que encuentra en Dios y en los
últimos la respuesta a una llamada misionera. "Se van desde aquí
dispuestos a darlo todo. Pero, sobre todo, a recibirlo", insiste,
consciente de que la experiencia, aunque será de corta duración, dejará en
ellos la semilla de un poso inolvidable.
Para muchos
será su primera vez; otros serán ya veteranos. "Pero, para todos -afirma
Cuervo- es una oportunidad de conocer la primera línea de la evangelización
de la Iglesia y poder llevar a Cristo allí donde no es conocido". Van
a llevar el amor de Dios, descubrirán "a tantas y tantas personas con
necesidades materiales, enfermos, sumidos en soledad…". Es, en definitiva,
"una celebración sencilla" en la que vivimos "la importancia de
la misión para la Iglesia de Madrid".
"Los
misioneros son instrumentos de Dios"
Uno de los veteranos que estuvo
presente en la celebración y, por ende, en la misión, es Pablo de Mergelina.
Este madrileño de 21 años, pertenece al grupo de jóvenes de la Delegación de
Misiones de Madrid. "El año pasado tuve la gracia de irme, por primera
vez, de experiencia de misión. Fuimos a Etiopia, y yo iba con el objetivo de
descubrir o conocer, con más profundidad, qué es la misión y cuál es la
vocación misionera".
Un propósito que, sin duda alguna,
consiguió alcanzar nada más poner un pie en tierras etíopes: "He de
reconocer que iba con un poco de miedo y de inseguridad, porque no me veía
capaz de hacer todas las cosas que hacen los misioneros". No se veía
capaz, insiste, "de estar al lado de la pobreza, de la enfermedad o del
terrible sufrimiento que padecen en tierras de misión".
"En
tierra de misión, la gracia de Dios se desborda completamente"
Sin embargo, el corazón de Mergelina
cambió cuando el orfanato en el que estuvo, custodiado por cinco misioneras,
rompió, de principio a fin, todos sus planes. "Allí había 140 niños; la
mitad eran enfermos de sida, mientras que la otra mitad tenían enfermedades
mentales muy graves". Una tarea dura, confiesa, donde aprendió mucho más
de lo que se podía imaginar. "Lo que Dios me enseñó y allí descubrí
durante aquellas semanas es que los misioneros son los instrumentos de Dios
para llevar su amor a todo el mundo", agrega.
En tierra de misión, "la gracia de
Dios se desborda completamente". Tanto le desbordó y le enseñó que este
año, Pablo va a repetir, con la misma sonrisa y el mismo corazón que entonces,
y también a Etiopía: "Voy para seguir discerniendo si la vocación
misionera es la llamada que me hace Dios en particular".
Fuente:
ReL