El acuerdo con la supervisión de Rusia supone una profunda crisis social y política y graves consecuencias para el futuro de los cristianos de la región
Foto referencial. Crédito: Unsplash / Viktoria Spokojna |
El 9 de
noviembre se firmó un tratado de paz para poner fin al conflicto militar sobre
la región Nagorno Karabaj o Artsaj (nombre armenio). El cese del
conflicto bélico está acompañado de la cesión de territorios por parte de
Armenia a Azerbaiyán y como parte del acuerdo, las fuerzas de paz rusas
permanecerán en el territorio por cinco años, prorrogables a cinco años más.
Grigorian
explicó que el acuerdo resulta primero en una “crisis humanitaria brutal”, pues
todos los armenios que habitan “los territorios que Nagorno Karabaj tiene que
ceder a Azerbaiyán”, “están abandonando sus casas” y están llegando a Armenia
en condición de “refugiados” y “necesitados de todo tipo de ayuda”.
En Armenia
“hay una crisis interna” y está “al borde de una guerra civil” por el
confrontamiento que hay entre el Ejecutivo y la oposición. Además, “hay una
crisis sanitaria brutal por los miles de heridos por los combates en Nagorno
Karabaj” y ahora por la crisis de la pandemia del COVID-19, que además causa
una “crisis económica que es muy grave” para un país “que no tenía ya una
situación económica muy buena”.
Grigorian dijo
que esta crisis va a tener “consecuencias lamentables” en el futuro del
cristianismo en Armenia. Explicó que la fe cristiana “es una seña de identidad
muy importante para el pueblo”, pero es “uno de los motivos de este odio étnico
que estamos sufriendo por parte de la población azerí musulmana”.
Explicó que
incluso antes de que se “haga efectiva esa cesión”, están ocurriendo “actos de
vandalismo” como la “destrucción de iglesias y cementerios”, que son
“monumentos históricos que tienen miles de años” en el país. “Se está salvando
lo que se puede”, dijo.
Por ello, los
cristianos, que son la mayoría en la región de Karabaj, están abandonando sus
hogares y con ello, “miles de iglesias y monasterios” están quedando
abandonados.
Finalmente,
Grigorian pidió a la comunidad internacional que ayude a Armenia. Dijo que la
única vía para salvar a los armenios étnicos y lograr que tengan una “paz real
y verdadera” es que todos los países reconozcan su derecho a la
autodeterminación y la independencia del territorio de Artsaj, como dijo Alfred
Maurice de Zayas, alto funcionario de la ONU, experto en derecho internacional
y derechos humanos.
“Creo que
ahora tenemos que empezar corrigiendo errores previos y conseguir la
estabilización de este territorio. Necesitamos el apoyo de la comunidad internacional
y España como miembro de la Unión Europea juega un papel fundamental”,
concluyó.
Fuente: ACI
Prensa