El nuevo
arzobispo de Daca (Bangladés) dará prioridad en su programa pastoral a impulsar
a las familias y los laicos para ser «testigos de Cristo» en muchos ámbitos
donde sacerdotes y religiosos no llegan
Mons. D'Cruze, con niños en Khulna (Bangladésh). Foto: ACN Canadá |
Hay que prestar una atención adecuada a las familias, explicaba D’Cruze en
una entrevista a Fides, para que sea «testigo de Cristo,
protagonista de la misión de la Iglesia». Y también porque, algún día, los
niños que sean educados «en un entorno donde existe la fe cristiana» se
convertirán en «los líderes de la Iglesia y de la sociedad.
La familia es la principal prioridad del nuevo arzobispo de Daca dentro de
su programa con relación a los laicos. Pero no la única, pues su plan pastoral
tiene en cuenta además que «los laicos pueden llegar a otras personas más
fácilmente que los religiosos, porque viven inmersos en las estructuras del
mundo» y «tienen una gran oportunidad de ser testigos de Cristo» en ellas.
«Cada bautizado también tiene la responsabilidad de anunciar el mensaje de amor
de Cristo».
El
diálogo interreligioso, «una herramienta poderosa»
Monseñor D’Cruze sustituirá en la capital bangladesí al cardenal Patrick
D’Rozario, cuya renuncia por razones de edad (tiene 77 años) fue aceptada por
el Papa en septiembre. Su sucesor recuerda que el cardenal «mantenía una
relación de estima y fraternidad con los laicos a los que implicaba en las
actividades pastorales. Yo mantendré ese espíritu empoderándolo en las
actividades y apostolado de la diócesis».
Nacido en el subdistrito de Nawabgonj (Daca) en 1956, Bejoy Nicephorus
D’Cruze ingresó en los Oblatos de María Inmaculada y fue ordenado sacerdote en
1987. Fue superior de la delegación de los OMI en Bangladesh y profesor del
seminario más grande que Daca. Fue ordenado obispo de la diócesis de Khulna en
2005 y luego nombrado obispo de Sylhet en 2011.
Ahora estará al frente de una diócesis de 24 millones de habitantes, de los
cuales solo 75.000 son católicos. El 89 % de los habitantes de Bangladés son
musulmanes, y el 10 % hindúes. Por ello, el prelado quiere hacer llegar las
actividades ecuménicas e interreligiosas «a todos a nivel parroquial. Son una
herramienta poderosa para establecer relaciones fraternas con personas de otras
religiones». Él mismo es testigo de ello como presidente de la Comisión
Episcopal para la Unidad de los Cristianos y el Diálogo Interreligioso de la
Conferencia Episcopal de Bangladés.
Las
periferias de una megalópolis
En su agenda tendrá asimismo un espacio importante la atención a los
migrantes internos, que llegan a la capital desde todo el país, en su mayoría
personas «pobres y vulnerables» que al llegar a «esta megalópolis necesitan
cuidados materiales y espirituales». Otra periferia existencial a la que desea
prestar atención es la pastoral carcelaria, que suele estar relegada al
olvido.
En el ámbito social, la Iglesia en Daca gestiona siete clínicas y
dispensarios, otros tantas residencias para ancianos y personas con
discapacidad, diez albergues para niños y jóvenes y tres orfanatos.
En general, concluye el nuevo arzobispo, «mi tarea es acompañar y guiar el
camino de la santidad del pueblo de Dios en Daca. La llamada a la santidad es
una llamada universal. Hoy en día, muchas personas no pueden asistir a la Santa
Misa debido a una vida frenética. La vida de fe y la relación con Dios son los
cimientos».
Fuente: Alfa y Omega