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CURSO
DE VERANO. CÁTEDRA DE MISIONOLOGIA DE LA UNIVERSIDAD SAN DÁMASO. (Segovia, 2 al 7 de julio de 2013)
¿Qué puede unir a personas que vienen de Bilbao, Huelva,
Tarragona, Toledo, Madrid, Sevilla, Segovia, Valencia, México, Ciudad Real,
Guadalajara….? Podríamos pensar que nos une un grupo musical, un deportista o
incluso un actor famoso. Pues no es nada de eso.
En este mundo que nos ha tocado vivir, las personas se
“mueven” por modas, más o menos, pasajeras. A los que hemos tenido la suerte de
participar en el I Curso de Verano de Misionología de la Universidad de San
Dámaso, nos ha movido el Espíritu Santo, y nos hemos encontrado con el
protagonista de nuestras vidas: JESÚS. Lo escribo con mayúsculas porque Él está
presente en todos los momentos de nuestra vida. [Leer más...]
ÁLBUM FOTOGRÁFICO DEL CURSO DE VERANO
ÁLBUM FOTOGRÁFICO DEL CURSO DE VERANO
Los días se han ido sucediendo entre clases
magistralmente dirigidas por José María Calderón, Juan Carlos Carvajal, Mª
Jesús Hernando y Juan F. Martínez. Personalmente soy capaz de poner nombre a
las diferentes formas de misionar, hemos buceado en vocaciones misioneras del
Antiguo Testamento (Abrahán, Isaac, Jacob, Jeremías, Oseas, entre otros) y
hemos comprendido lo que Cristo (como hijo y enviado de Dios) quiere que
hagamos todos los cristianos: dejar que el Espíritu Santo, que vive en el
mundo, transmita, a través de nosotros, la Palabra y la Buena Nueva de la
Resurrección.
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Otro de los momentos compartidos por los “misioneros” del
curso ha sido la oración diaria, en forma de laudes, celebraciones
eucarísticas, vísperas, rosarios o como oración personal.
Es de agradecer, porque somos humanos, el sostén de
nuestros cuerpos. Al igual que nuestra espiritualidad no puede caminar sin
acercarnos a la eucaristía, nuestro cuerpo no puede caminar sin el motor de la
comida. ¡Cómo hemos disfrutado del buen hacer culinario de las Hermanas
Religiosas de Mª Inmacualda, que nos han acogido en la residencia del mismo
nombre, muy cerquita del acueducto. Nos han mimado con postres, dulces y
gazpachos, carnes y pescados, hechos con amor. Y ¡qué decir de sus madalenas…!
Teníamos, junto a ellas, un refugio frente a los rigores del calor, que ha
asolado las calles de la ciudad de Segovia en estos días.
Estas altas temperaturas las vivimos el día de
“cultivamos” las historias y leyendas de la ciudad, con un paseo por las
principales calles del casco antiguo. Entre fotos y risas, fuimos descubriendo
la arquitectura románica de sus iglesias, el esgrafiado de sus fachadas, los
ecos de la lucha comunera en La Alhóndiga, los pasos reales en el Alcázar, el
frescor del paseo del Eresma y el silencioso ruido del agua transportada por el
acueducto.
Pero como dijo Antonio Machado, paseante de Segovia:
“todo pasa y todo queda…” Al terminar el curso nos llevamos una amistad
sincera, un compartir experiencias misioneras, una fe afianzada en el amor de
Dios, pero sobre todo, y personalmente hablando, me llevo la creencia que Dios
habla a través de mis gestos y palabras, y que tengo que dejar que el Espíritu
actúe a través de mí; ser canal para que los demás vean al Jesús del amor en
pleno S. XXI.
Mª Mar Martín Pérez