• INFANCIA MISIONERA 2022


    ¡Comienza a preparar la jornada!
  • CONCURSO INFANCIA MISIONERA 2022


    Tú eres luz para el mundo
  • MEMORIA DE ACTIVIDADES 2020


    ¡Así fue 2020 en Obras Misionales Pontificias!
  • AYUDA A LAS MISIONES


    Colabora con los misioneros españoles

27 de noviembre de 2014

LA MEDALLA MILAGROSA Y LA REINA DE LAS MISIONES

Hoy, 27 de noviembre, se celebra la fiesta de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, conmemorando la aparición de la SantísimaVirgen santa Catalina Labouré, en ese mismo día de 1830, en la capilla de la Rue du Bac de París. Lo que no es tan conocido es que fue en un momento previo de esa misma aparición cuando la Virgen se hizo ver como Reina del Universo, del modo en quenosotros la representamos en nuestras imágenes bajo la advocación de Reina de las Misiones.


Así lo relata santa Catalina Labouré: “Vi a la Santísima Virgen [...]. Sus pies se apoyaban sobre la mitad de un globo blanco, o al menos no me pareció sino la mitad; tenía también bajo sus pies una serpiente de color verdoso con manchas amarillentas. Con sus manos sostenía un globo de oro, con una pequeña cruz encima, que representaba al mundo; sus manos estaban a la altura del pecho, de manera elegante; sus ojos miraban hacia el Cielo”. Luego, el globo rematado en cruz desapareció de las manos de nuestra Señora, que cambió su postura y actitud y mandó a la santa hacer acuñar la que hoy conocemos como Medalla Milagrosa. En la posterior aparición del 8 de diciembre de ese mismo año, la Virgen sostenía igualmente ese globo de oro, ofreciéndolo a Dios.

La imagen de la también llamada “Virgen del Globo” fue popularizada más tarde, ya en el siglo XX, por la Sagrada Congregación de Propaganda Fide, hoy Congregación para la Evangelización de los Pueblos, bajo el título de Reina de las Misiones (muy querido, por cierto, por el papa san Juan XXIII). “Este globo que ves en mis manos representa al mundo entero, y también a Francia y a cada alma en particular”, había escuchado santa Catalina, que explicó después: “Nuestra dulce Reina se me apareció teniendo el orbe terráqueo en sus benditas manos, caldeándolo con su amor, oprimiéndolo contra su Corazón misericordioso, con inefable ternura”. Sabemos que así sigue siendo, y por eso le decimos con confianza: Reina de las Misiones, ruega por nosotros.

Publicado por Rafael Santos Barba. Director de la revista Illuminare